Descubren que un importante pintor del siglo XVII nació en un pueblo de Valladolid

José Luis Cueto ha podido descubrir el lugar de nacimiento del pintor Diego Polo tras localizar su partida de bautismo en los libros parroquiales de Becilla de Valderaduey, el 29 de diciembre de 1604, en el Archivo General Diocesano de Valladolid. Se ponía fin a las tesis esbozadas hasta el momento en las que los tratadistas Lázaro Díaz del Valle en el siglo XVII y Antonio Palomino en el XVIII habían situado su nacimiento en territorios de Castilla la Vieja, llevándole a un origen burgalés desde Juan Agustín Ceán Bermúdez en su Diccionario histórico de 1800, ratificado por autores posteriores.

Tras realizar un estudio comparado de diversas fuentes hasta ahora inéditas, el investigador del Museo del Prado encontró en 'Noticia histórica de todos los Señores' individuos, que han compuesto la Venerable e Ilustre Congregación del Apóstol San Pedro, del archivero de la orden Juan Agustín López Morón (1766-1839), la referencia a uno de los hijos del pintor, Antonio Juan Polo, que se inició desde muy joven en la carrera eclesiástica y solicitó su ingreso en la citada congregación1668, del que señala que era hijo de «Diego Polo, natural de Villalón en Castilla la Vieja». Este nuevo dato venía a poner en cuestión la tesis burgalesa, a la vez que dirigía el nacimiento de Polo al término de Villalón como importante núcleo comercial de la Tierra de Campos. Dato que iba a refrendar y precisar con el hallazgo de su expediente matrimonial en el Archivo Histórico Diocesano de Madrid. En este documento, datado en1638 y firmado de su puño y letra, Diego Polo se presenta como pintor residente en Madrid y natural de Becilla de Valderaduey, que entonces pertenecería a la jurisdicción eclesiástica del Obispado de León. En la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel (mudéjar, del siglo XVII) de Becilla, será bautizado el 29 de diciembre de 1604 el futuro pintor, que con el tiempo será conocido como Diego Polo el Menor. Hijo de Juan Polo y María Merino, que procedían de familias con un fuerte arraigo en el pueblo, era el mediano de tres hermanos, junto a Francisco y Juan.

Polo el Menor, para diferenciarse de su tío, también pintor, Diego Polo el Mayor, se trasladó a Madrid hacia 1626, con 22 años, donde entró en el taller del pintor Antonio de Lanchares, puesto que en 1630 se encontraba trabajando con él con la categoría de oficial, tal y como consta en el testamento del maestro, redactado el 7 de marzo de ese año. Tras su muerte, el artista de Becilla completó su formación en El Escorial «con el estudio de las pinturas de la colección real allí conservadas, especialmente las del periodo tardío de Tiziano, cuya impronta marcará por completo la evolución posterior de su estilo». Después de su etapa escurialense, José Luis Cueto ha documentado al pintor el 24 de marzo de 1638 en Madrid, cuando inicia los trámites para la celebración de su boda junto a la madrileña Melchora de los Reyes, con la que tuvo tres hijos, Diego, Manuela y Antonio Juan.

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Completada su formación, el artista fue llamado en 1641 para participar en la Serie Regia de la Alcoba de su majestad en el Alcázar. Una importante dimensión cortesana que también quedó patente a través de prestigiosos encargos que recibió para iglesias estrechamente vinculadas con la corte, como la Anunciación que pintó para la cúpula mayor de la Almudena, de la que informa Palomino. En el artículo, el técnico del Museo del Prado informa de otras noticias de la vida y trayectoria artística de Diego Polo, de su viuda e hijos, recordando las palabra de Díaz del Valle de que su muerte prematura truncó el que habría sido «uno de los más afamados pintores de nuestra España», como de su viuda y sus hijos.

El Museo del Prado posee de Diego Polo el menor los óleos sobre lienzo, todos ellos del segundo cuarto del siglo XVII, de 'San Roque', 'San Pablo en el desierto', 'San Jerónimo penitente' y 'Venus descubre a Adonis muerto', y 'La recogida del maná', este último pintado para el escribano de la villa de Madrid Alonso Portero y del que las fuentes antiguas citan elogios del mismísimo Velázquez y en el que «sin duda se hace más explícita su asimilación del colorismo veneciano», según apunta la ficha de la web de la pinacoteca.