Íscar y Pedrajas llegan con hastío al ecuador del confinamiento

El séptimo día de confinamiento amaneció con los habitantes de la villa tratando de normalizar tan singular sábado de verano, dentro de la anormalidad que supone la limitación de movimientos y las patrullas por las calles y los accesos a los cascos urbanos de agentes de agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad. Los vecinos no solo se quejaban de lo agobiantes que es llevar la mascarilla con las elevadas temperaturas, sino también expresaban un sentimiento de indignación. Muchos se mostraban asombrados por cómo el confinamiento de 14 días inicialmente solicitado por la Junta para la localidad burgalesa de Aranda de Duero fue reducido por orden judicial a 7 días. «Alguien tendrá que explicar de forma seria y muy convincente el porqué de tal decisión, que supone un agravio comparativo sin precedentes», señalaba un vecino de Pedrajas de San Esteban sin ocultar su enfado. «¿Es que son más ellos que nosotros o se han invertido ahora las reglas de la logica?», se preguntaba.

Era sin duda el comentario más generalizado en la calle, como en los comercios y bares de ambos municipios, con la vista puesta en la «comparativa» de los datos facilitados por las autoridades sanitarias el día anterior, y a la espera de los que se faciliten el lunes, una vez contabilizados por posibles casos que puedan detectarse durante el fin de semana. Los confinados vallisoletanos destacan que solo hubo en su zona de salud un incremento de tres casos positivos, una zona que además abarca otros seis municipios de las provincias de Valladolid y Segovia. En concreto, en Íscar son dos nuevos contagios y uno en Pedrajas, con lo que cifra total se sitúa en 89, «de los cuales un elevado porcentaje corresponde a personas asintomáticas, su sintomatología se considera leve y por tanto no requieren de hospitalización, únicamente el aislamiento en sus domicilios».

Hay un sinnúmero de establecimientos comerciales a medio abrir y siguen así algunos establecimientos hosteleros que optaron por un cierre temporal coincidiendo con los días de 'no-fiestas', al no estar seguros de poder cumplir todas las medidas de seguridad marcadas ante una posible masiva afluencia de público.

En la anormal jornada sabatina, los servicios municipales y también de alguna empresa de la zona que se ha ofrecido desinteresadamente, continuaban empleándose en baldear calles, plazas y accesos a edificios públicos con líquido desinfectante, mientras los vecinos manifestaban de forma generalizada su estado de aburrimiento.

Y es que a la privación de movimiento para poder salir de sus respectivos términos municipales, «que ya de por sí es una putada y muy grande, porque por no poder, ni al río podemos ir», como señalaba un vecino de Pedrajas a la puerta de un supermercado, se une la imposibilidad de poder hacer algo que no sea estar sentado en la terraza de un bar, pasear, andar en bicicleta o pasar el rato al fresco en el patio de casa, «aquellos que tengan la suerte de residir en una vivienda unifamiliar de planta baja», indicaba una vecina de Íscar a la salida de la farmacia. Porque están cerradas todas las instalaciones culturales, deportivas y zonas de recreo, «y para colmo de males están suspendidas las pocas actividades de ocio que se habían programado desde el Ayuntamiento».

Desde los Ayuntamientos se repiten los mensajes de tranquilidad, recuperación del optimismo y llamadas a la responsabilidad. Los alcaldes, Luis María Martin y Alfonso Romo, aplauden a sus convecinos y les piden que aguanten por el bien común. Ambos mantuvieron por la mañana una reunión telemática con el presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, quien agradeció el esfuerzo a iscariense y pedrajeros. Los regidores pidieron ayuda de la institución para que, tras el fin de las limitaciones, la imagen de ambos municipios no se vea dañada.