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La enésima lección que nos dan los mayores. Y se ha repetido en todas las residencias de Castilla y León (54) a las que ayer llegaron las primeras vacunas contra el coronavirus y que fueron recibidas por sus residentes como el mejor regalo anticipado ... de los Reyes Magos.
Abuelos como Amelia Bahillo que, a sus 102 años, enfiló el pasillo del centro de mayores El Villar (Laguna de Duero) como si se encaminara hacia el árbol de Navidad para ver qué le habían dejado debajo. «Mi ilusión es la ilusión de todos. Espero que esto sirva para todos los que han sufrido tanto», explica después de cruzar, entre aplausos de trabajadores y otros residentes, el largo pasillo hasta el salón de vacunas.
A las 9 en punto de la mañana, cuando un par de taxis trajeron a los equipos de vacunación de la Gerencia de Servicios Sociales, Amelia ya estaba preparada, camisa corta, fular al cuello, para encabezar el particular paseíllo de la esperanza que estos días sentirán en las residencias.
La eligieron por ser la veterana de los 80 mayores alojados en el centro. Simboliza la resiliencia de toda una generación. Lleva más de un siglo luchando con una vida que no se lo ha puesto fácil desde que viniera al mundo en Arconada (Palencia) en 1918.
Cuenta retazos de su larga existencia mientras los viales van pasando de las neveras a las agujas y los sanitarios repasan las listas y el orden. Lleva tres años en Laguna de Duero y está agradecida. «Les quiero a todos y todos me quieren mucho». Recrea con buena memoria algunos pasajes de su vida. «La Guerra Civil fue terrible. La pasé en Oviedo y me tocó vivir cosas muy duras. Pero esto del 'bozalito' (así llama a la mascarilla) me parece aún peor», afirma tajante.
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También recuerda lo pronto que se quedó viuda (su marido era militar) con apenas 26 años y dos hijos. Ahora echa de menos a sus nietos vallisoletanos que «venían a verme siempre que podían», hasta que llegaron las restricciones. Espera que el gozoso pinchazo sea el preludio de un tiempo mejor para todos. «Solo quiero llegar a los 103», se despide sin dejar de sonreír.
Después de recibir el pinchazo, Amelia y el resto de sus compañeros permanecen sentados en una sala durante un largo rato para prevenir cualquier reacción alérgica. Algunos se sujetan el brazo utilizado, otro dormitan ajenos al ajetreo de los pasillos.
Mariola Asenjo es la trabajadora más veterana de la residencia. Lleva 26 años en Laguna e incluso tiene a su madre entre los residentes. Sus compañeros han decidido que se siente junto a Amelia y sea la segunda en vacunarse. «Aquí hemos estado fenomenal y solo hemos tenido un brote. Pero hemos aprendido a vivir de otra forma. Bajará la presión pero las precauciones no deben dejar de tomarse», explica de un tirón mientras se arremanga.
Los 40 trabajadores, que también recibieron sus primeros viales, están orgullosos de haber logrado mantener la covid-19 lejos salvo «un brote detectado el 26 de octubre y que duró un mes. Ahora está todo limpio», resume el gerente, David Baena.
Vacunas en Castilla y León
No era la primera visita de las jeringuillas al centro ya que el martes se realizaron 60 extracciones a los que iban a ser vacunados para incluirlos en un estudio que coordina el servicio de Medicina Preventiva del Clínico de Valladolid para analizar los posibles efectos de las vacunas.
El ambiente de esta residencia era equiparable al de las otras seis de Valladolid capital (Ballesol, Obregón, Esperanza, La Arbolada, Los Ángeles, La Merced) y al de El Fontán (Nava del Rey), residencia que la Gerencia de Servicios Sociales seleccionó como 'foto oficial' de esta 'caravana' de buenas noticias.
Allí la primera fue Juana Ribón, una mujer de 79 años que mostró su deseo de que «se supere pronto la pandemia porque se han vivido días muy tristes». Juana invitó a todos a «seguir tirando», porque ya «solo nos queda ir para arriba».
También se respiraba la emoción colectiva en el centro Los Ángeles (Avenida de Gijón). Al igual que en el resto, sus mayores no tenían dudas y dieron un consentimiento mayoritario a su vacunación. Concepción Adeva fue la primera en descubrir su hombro para dar paso a las dosis que recibieron 29 de sus 33 residentes y 14 trabajadores.
Solo faltaron los alérgicos o los que presentaban algún problema de salud que hiciera necesario posponer la vacuna por precaución.
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Ramón Morales Ballesteros
«Esperamos que sea el comienzo de algo mejor. Desde luego, ha sido una mañana muy placentera. Estaban todos con una gran sonrisa», resumió el sentir colectivo la gerente de Los Ángeles, Raquel Villegas. Para que nada empañara este día, «ninguna de las personas vacunadas ha presentado ningún problema ni síntoma adverso», se alegró.
Todas estas personas forman parte de esta primera remesa de viales de vacunación. Irán seguidos de una segunda toma dentro de dos semanas. En los casos en los que ha habido que posponerla, «será necesaria una tercera visita», explicaron desde los equipos de vacunación desplegados. Todos formados por jóvenes profesionales en los que se percibían la emoción compartida de un día que pretende ser el antes y el después de este implacable y doloroso 2020.
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En Valladolid se van a beneficiar 634 personas, entre los 384 residentes y los 250 trabajadores. Fueron los afortunados de una de las 3.900 dosis que han llegado a la provincia en la primera remesa.
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