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La iglesia de Roturas reabre sus puertas para celebrar los 100 años de ClaudianaDespués de un tiempo cerrada al culto -solo abre en agosto-, la iglesia parroquial de la pequeña localidad de Roturas, San Esteban Protomártir, ha reabierto sus puertas este domingo 7 de julio para celebrar una misa muy especial, una eucaristía para celebrar el cumpleaños de ... Claudiana Sanz, una vecina que cumple 100 años. A su finalización el Ayuntamiento, en nombre de los vecinos, le ha regalado un ramo de flores y una placa.
Junto a su familia, Claudiana, ha asistido a misa, un regalo por su devoción, ya que tal y como explica su hija Raquel, «siempre que podía iba todos los días por la tarde a la iglesia». Además de ser una mujer devota, también es una persona lectora, y, especialmente, muy familiar, de muy buen carácter.
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Respecto a su edad, de cómo la nueva centenaria asume el siglo que completa, Raquel señala que «ni ella ni yo nos damos cuenta de que tiene 100 años, yo la trato como si tuviera 70. Se lo toma bien lo de cumplir cien años, además nunca se enfada por nada, nos reímos mucho juntas».
Claudiana tiene una hija, Raquel, tres nietos y seis bisnietos, y desde que se jubiló vive en Valladolid. Cuando enviudó se fue con su hija -que también reside en la capital vallisoletana-, quien la cuida, sin perder nunca el arraigo con el pueblo, al que regresan habitualmente y donde pasan temporadas, como en verano. Además, uno de los nietos conserva la labranza familiar, aquella en la que también empeñó no pocos esfuerzos Claudiana junto a su esposo, además de encargarse del cuidado de su hija y de la casa. Más tarde también echó una mano a Raquel cuidando a sus nietos en la ciudad. El trabajo «no le faltó a la mujer, la verdad. Hacía todo de la casa y también iba a las eras a trabajar», señala Raquel. Una gran mujer, trabajadora y dedicada a su familia.
Después de la misa la familia de Claudiana ha invitado a los vecinos a un pincho en el bar de Roturas, y, después, la celebración ha sido ya familiar, con mucha alegría y emociones, como anota Raquel, quien, un día antes del cumpleaños, adelantaba que por la emoción que conlleva esta celebración «voy a pasar un día fatal porque soy muy llorona», de hecho, hablando con mucho cariño de su madre detallando algunos recuerdos, se la saltan las lágrimas de emoción y cariño.
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