Las hermanas Fernández ganan la primera batalla por la marca Pesquera
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La hija pequeña, heredera universal del bodeguero Alejandro Fernández, apelará la sentencia emitida por un juzgado de Madridbodegas ·
La hija pequeña, heredera universal del bodeguero Alejandro Fernández, apelará la sentencia emitida por un juzgado de MadridEl grupo Fernández Rivera (antes, Pesquera), comandado por las tres hijas del impulsor de la Denominación de Origen Ribera del Duero, ha ganado la primera batalla por el uso de las marcas creadas por Alejandro Fernández que el veterano bodeguero quiso recuperar en ... pleno estallido de la guerra familiar por el control del imperio vitivinícola en 2018.
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El Juzgado de lo Mercantil 13 de Madrid acaba de resolver el pleito sobre las marcas del grupo fundado por Alejandro Fernández en la década de los años setenta del pasado siglo y otorga a la exesposa del fallecido bodeguero y a las tres hermanas que tienen el control de las sociedades el uso de varias marcas, entre ellas, Tinto Pesquera, la joya del imperio bodeguero, conocida en todo el mundo. Según sostiene la sentencia, el histórico empresario -que fue quien planteó la demanda contra la mercantil Alejandro Fernández Tinto Pesquera SL para recuperar sus marcas en exclusiva a raíz de la guerra familiar por el control de las empresas-, aportó a las sociedades del grupo vitivinícola «todo» para la gestión y en ese «todo» están incluidas las propias marcas. Unas marcas que, según la valoración de expertos consultados, valen en conjunto 130 millones de euros. En concreto, las marcas que Alejandro Fernández consideraba «infringidas» por la sociedad, de las trece de su creación, son Tinto Pesquera, Un Vino de Alejandro Fernández, Tinto Pesquera Millenium, Vínculo, Janus, Alejandro Fernández Grupo Pesquera y La Rendeja.
Sin embargo, la parte demandada argumentó que el negocio Tinto Pesquera pertenecía a la sociedad conyugal, quienes en 1990 aportaron todo el negocio vitivinícola a la sociedad Alejandro Fernández Tinto Pesquera, con su activo y pasivo, incluyendo las marcas objeto del litigio, por lo que el demandante no estaría legitimado al pertenecer las marcas en pro indiviso a los excónyuges. Defiende que las marcas son de la sociedad al haber sido cedidas en el acto fundacional y que por ello «no hubo mala fe» al registrarlas a su nombre. Además argumenta el uso de las mismas para los vinos tintos en el mercado desde los años noventa del pasado siglo «de forma pública y pacífica» y que es la sociedad la que ha pagado las tasas por su renovación y los gastos de publicidad. Que si firmaron los contratos de licencia en 2006 fue por «un tema formal» porque se lo exigía el consejo regulador para optar a la denominación de origen Ribera del Duero «para lo cual se precisaba que las marcas estuvieran registradas y, en este caso, lo estaban, pero a nombre de Alejandro Fernández, a nivel formal».
El bodeguero Alejandro Fernández luchó por mantener el derecho sobre sus marcas hasta el último momento en los tribunales, aunque en paralelo intentó llegar a un acuerdo con sus hijas mayores, que finalmente no cuajó. La demanda que planteó en 2019 y cuyo trámite procesal se paralizó por ese motivo, se retomó con una audiencia previa el 12 de mayo de 2021. Pocos días después de celebrarse, el 22 de mayo, se produjo el repentino fallecimiento de Alejandro Fernández en Santander, a dónde había acudido con su hija Eva a presentar unos nuevos vinos creados al margen de la sociedad. Entonces el procedimiento volvió a suspenderse hasta que se resolviera el problema sucesorio en relación a la titularidad de las marcas. El bodeguero dejó en su testamento como heredera universal de sus bienes a su hija pequeña y a sus cinco nietas, la legítima. Son ellas las que continuaron con la demanda por las marcas y el juicio se celebró el 13 de octubre de 2022.
Pero Alejandro Fernández negó haber aportado la titularidad de las marcas a la sociedad, sino que firmó un contrato de licencia de uso con ellas. También negó que las marcas pertenecieran a la sociedad de gananciales, pues solo él figuraba como único titular de las marcas en la Oficina Española de Patentes y Marcas.
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La jueza ha desestimado la demanda contra la mercantil y condena en costas a la parte demandante y declara que la mercantil Alejandro Fernández Tinto Pesquera es propietaria de los registros de las marcas nacionales e internacionales, por lo que ordena la inscripción de las mismas dentro y fuera del territorio español, a nombre del grupo empresarial. Considera que, en este caso, «no estamos hablando de un licenciatario que quiere aprovecharse del prestigio de la marca y que la registra a su nombre, en contra de la buena fe y a espaldas del licenciante, sino de una sociedad familiar que actuó en todo momento bajo la creencia de que esas marcas eran suyas aunque constaran inscritas formalmente a nombre de Alejandro Fernández. Eran todo uno». La inscripción de las marcas y su adaptación al momento vigente «era completamente conocida, tolerada y aceptada por el actor a lo largo de los años y el firmó personalmente varias de las autorizaciones». Considera, además, que la sociedad demandada «es la legítima propietaria de las marcas» desde que fueron transmitidas por Alejandro Fernández a la sociedad con todo el negocio Tinto Pesquera en 1990, «por mucho que el fundador figure como titulr de las mismas en la oficina de patentes». Así que Eva Fernández, que ha seguido con la demanda en nombre de su padre fallecido, no podrá usar las marcas Tinto Pesquera y Janus
En los hechos probados, la sentencia describe la boyante evolución del negocio ribereño que desembocó en la guerra abierta en el clan familiar por el control de la sociedad que estalló en 2018, «cuando se quebró la paz familiar y societaria», a raíz de que el matrimonio decidió poner fin a 40 años de convivencia. La sentencia de divorcio se dictó el 30 de enero de 2020 y todavía se están dirimiendo en los juzgados el inventario de bienes y propiedades, además de la impugnación del testamento. Esta crisis matrimonial, señala la juzgadora, generó «dos bloques claramente enfrentados», el del veterano bodeguero y su hija menor, y el mayoritario en participaciones, de la esposa y las tres hijas mayores, que «acordó modificar el régimen del órgano de administración pasando los administradores y socios fundadores de ser solidarios a mancomunados, hecho que no fue aceptado por Alejandro Fernández, lo que provocó que la junta general de socios aprobara por mayoría su destitución y la revocación de sus poderes».
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Tras ser apartado de la gestión y llevanza del negocio, el bodeguero decidió resolver los contratos de licencia de uso de las marcas que otorgó en su día a favor de la sociedad para poder seguir elaborando y comercializando el vino Tinto Pesquera con su hija Eva, con otras bodegas, con el argumento de que «había tenido conocimiento de que la sociedad demandada había registrado de mala fe y a su nombre, tanto ante la Oficina de Patentes y Marcas como ante la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, las mismas marcas de las que él era titular en España. »A partir de ese momento«, concluye la jueza, «se inicia un duro enfrentamiento judicial entre las partres por la titularidad, el uso y la explotación de las marcas Tinto Pesquera en la vía civil, mercantil y penal».
La heredera universal de los bienes del histórico bodeguero, Eva Fernández, ya ha anunciado que va a recurrir la sentencia, una apelación ante la Audiencia Provincial de Madrid que puede tardar en resolverse, al menos, un año.
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