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Los vecinos de Urones, Roales, Quintanilla del Molar y La Unión pasarán este lunes a la fase 1 al pertenecer a la zona sanitaria de Valderas. Gabriel Villamil
Coronavirus en Valladolid: Una demora en el salto por un «puñado» de kilómetros

Una demora en el salto por un «puñado» de kilómetros

Roales, Urones, La Unión de Campos y Quintanilla del Molar, próximos a Mayorga, pasarán a la fase 1 una semana después al pertenecer a la zona de salud de Valderas, en León

Eva Esteban

Valladolid

Sábado, 16 de mayo 2020, 07:22

El pasado 11 de mayo se quedaron a las puertas. Con la miel en los labios. El plan de desescalada diseñado por la Junta de Castilla y León quiso que así fuera. Apenas seis kilómetros separan a Urones de Castroponce (110 habitantes) de localidades como Becilla de Valderaduey o Castrobol. Pertenecen a la misma provincia, Valladolid. Están enclavados en la misma comarca, Tierra de Campos. Pero en estos municipios la realidad es bien distinta. También el ritmo con el que escalan etapas hacia la nueva normalidad. El primero continúa en la fase 0 y no alcanzará la primera hasta el lunes. Los segundos dieron el salto una semana antes.

El motivo radica en la apuesta del Gobierno autonómico porque el alivio en las medidas de restricción se lleve a cabo por zonas básicas de salud y no por unidad territorial. Así, mientras Mayorga y las localidades de su área sanitaria pasaron el lunes 11 a la fase 1, mientras sus iglesias vuelven a acoger a fieles y sus bares sirven de nuevo copas de vino después de dos meses, los 560 vecinos de Urones, La Unión de Campos, Roales de Campos y Quintanilla del Molar no pueden decir lo mismo, ya que forman parte del área de Valderas, en León. Todo ello pese a no registrar casos –tan solo hay un positivo en Roales, controlado y aislado en su domicilio– y estar, como ocurre en Urones o La Unión, a una distancia de 15 y 19 kilómetros, respectivamente, de Mayorga, el pueblo cabecera.

Una situación que los vecinos de Urones no «entienden». No se explican cómo, estando «tan cerca» y perteneciendo a la misma provincia, no tienen los «mismos derechos». Les separa, además, la misma distancia del municipio leonés que del vallisoletano: 15 kilómetros. «Tenemos que pertenecer a Mayorga, que somos de Valladolid. ¿Por qué ellos sí y nosotros no? Si somos iguales y estamos prácticamente al lado, solo nos separa un puñado de kilómetros», se cuestiona Melecio Fernández –77 años, boina gris, camisa azul claro y jersey del mismo color, zapatillas de cuadros de estar por casa– mientras agita su garrota de un lado a otro como muestra de rechazo. «Con toda la ilusión siempre hemos querido pertenecer a Mayorga, pero es algo que ya viene de hace muchos años y lo aceptamos así», le responde su «quinto» –como se refieren el uno al otro al haber nacido en el mismo año–, Narciso Rodríguez.

Son las once de la mañana y sus paseos matutinos se han cruzado en la calle San Salvador. Pese a no tener que cumplir las franjas horarias para salir a andar al tratarse de un pueblo de menos de 5.000 habitantes, los vecinos de Urones de Castroponce llevan «a rajatabla» este horario, como si de un gran núcleo urbano se tratase. «Aquí la gente pasea de diez a doce y luego a las seis otro rato. Si vienes a las cinco de la tarde o a la una no ves a prácticamente nadie», advierte Fernández.

Pese a considerar «injusto» pasar de fase siete días después, los escasos vecinos que en esta mañana lluviosa se dejan ver por las calles del municipio están de acuerdo:como en León, en ningún sitio. Todos, además, coinciden en las razones que justifican su posicionamiento:las comunicaciones son «mejores». «Se va mejor a Valderas que a Mayorga; la carretera es mejor, mientras que para ir al segundo hay que ir por caminos», desvela Narciso Rodríguez. «La verdad es que estamos bien como hasta ahora, no tenemos queja, aunque no quita que me parezca mal que no se nos permita entrar al mismo tiempo en las fases pese a estar en otra zona de salud porque la situación es la misma», reitera Fernández.

Otro vecino, Amado Fernández, de 83 años, cree que el trayecto a la localidad leonesa es «más cómodo». Cuando leyó en la prensa que los pueblos del entorno podrían ir a misa y al bar, lo primero que se le pasó por la cabeza fue que él «también tenía ese derecho». «Nos ha jodido Valderas, pero se lo perdonamos porque nos tratan bien», bromea. «Yo dije que también pasaba, que para hacerme análisis tengo que ir a Mayorga, por lo que nos tocaba algo de ese reparto. Y yo, con lo católico que soy y me quitan la misa, y lo que me gusta tomarme un vino en el bar... Pues estoy deseando volver», continúa.

«Es algo inviable»

Allí, en el Velfer, el único bar del pueblo, se juntaba a echar la partida con Basilio Castañeda, de 84 años. La atención que presta a su huerto –cuenta que se pasa allí «la mayor parte del día»– le desconectó del mundo exterior a Urones. Prueba de ello, explica, es que desconocía que Mayorga había ascendido de fase. «Anda, pues primera noticia, me alegro mucho por ellos. Hay los mismos kilómetros pero qué le vamos a hacer, la copa de vino tendrá que esperar», comenta con una media sonrisa este anciano, al tiempo que acciona la pata de cabra de su bicicleta para finalizar su paseo.

Ansían retomar parte de la rutina que la covid-19 les arrebató, pero aunque el lunes pasen de fase, el único establecimiento de hostelería no levantará la persiana. El motivo, tal y como asevera su propietaria, es por la escasez de clientes y el mal tiempo. «Dependemos de gente mayor, apenas vive nadie aquí. Además son clientes de barra, no creo que se hicieran a la terraza, y hace malo;es algo inviable se mire por donde se mire», señala Angelines Fernández. No obstante, anticipa que se está planteando abrir «para el 25 o así» aunque no le salga rentable. «A ver si nos animamos, pero tenemos que mentalizar a la gente de que no pueden echar la partida y no pueden tocar todo. Ya no va a ser igual», agrega la gerente.

A 21 kilómetros, en Zamora, en Roales de Campos (enclave vallisoletano, junto con Quintanilla del Molar, situado entre las provincias de Zamora y León y bañado por el río Cea), José Manuel Moreno defiende el hecho de que la localidad pertenezca a la área sanitaria de Valderas y no a la de Mayorga. «No queremos cambiar de provincia, estamos bien en Valladolid, pero sanitariamente nos cae mejor Valderas», subraya. A sus vecinos les «da igual» el hecho de haber permanecido una semana más en la fase 0, pues lo único que piden ya lo tienen:salir a pasear. «Misa solo hay por encargo, y al bar, con el tiempo que hace, no creo que vaya mucha gente», indica el regidor. «Se echa de menos tomarse allí un café, pero por lo demás estamos bien así», añade otro vecino, Pedro Fernández. Muy cerca, en la calle contigua, Delfina Martínez, de 79 años, está inmersa en su caminata diaria. Ella también muestra su indiferencia con ascender o no de etapa. «Mientras no me toquen el paseo, que es lo único que me afecta, lo demás me da lo mismo».

En estos pueblos, las opiniones son dispares. Sin embargo, la médica que les atiende, Carmen Delgado, lo tiene claro: «Yo prefiero que nos hayamos quedado una semana más en la fase 0». «Es una zona limpia, pero ves el folclore que hay en las grandes ciudades y la que se puede volver a preparar y hay que tener mucho cuidado», concluye.

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