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«Pinta muy mal y cuanto más se alarga esto en el tiempo es peor, aunque seguimos confiando en que salte alguna prueba de una vez que permita encontrar a mi hija», deseaba este miércoles Miguel, el padre de Esther López de la Rosa, después ... de ser informado de que la inspección ocular del chalé del único detenido por su presunta implicación en la desaparición de su hija había concluido después de cuatro días en los que decenas de agentes han puesto literalmente «patas arriba» del domicilio de Ramón García, de 48 años, en busca de algún indicio que pueda situar, al menos, a la mujer en la vivienda en la madrugada del 13 de enero, cuando se perdió su rastro después de que un amigo, según todos los indicios, la dejara cerca de allí.
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Alejandro Rodríguez
Los agentes, en efecto, dieron por concluida a primera hora de la tarde la minuciosa inspección ocular del domicilio del arrestado, que fue trasladado de vuelta a los calabozos de la Benemérita, en la avenida de Soria, a las 14:30 horas. Los últimos especialistas de la Policía Científica salieron media hora después. «La inspección allí se da por finalizada», confirmaron posteriormente fuentes de la investigación antes de apuntar que en las próximas horas serán determinantes los resultados de las muestras biológicas, y del resto de indicios recogidos en el domicilio, para intentar determinar si Esther López estuvo, o no, en la vivienda en la madrugada en la que desapareció. Para ello cuentan con muestras de ADN de la madre de la mujer, que fueron recogidas conforme al protocolo habitual desde el día mismo en el que denunciaron su ausencia (el 17), con el fin de contrastarlas con las halladas –no necesariamente de ella– en el chalé. Los análisis y comparativas serán realizados en las próximas horas en los laboratorios centrales de criminalísticas de la Guardia Civil en Madrid.
El otro foco de atención se centra en paralelo en el coche de Ramón G. –y no C. como inicialmente se informó–, un BMW con el que se movía habitualmente y que también están siendo inspeccionado al milímetro por los agentes en busca de los mismos indicios que en su domicilio. Las pesquisas, en este sentido, continúan así centradas sobre el arrestado, aunque continúan abiertas otras «líneas de investigación» cuando resta un día, hasta las 9:00 horas de este viernes, para que Ramón García pase de nuevo a disposición de la titular del Juzgado de Instrucción número 5, ante la que ya se negó a declarar el martes, cuando la jueza acordó ampliar en 72 horas –fue arrestado el sábado– su detención a la espera de que los agentes concluyan definitivamente el vasto operativo habilitado en torno a él. Y todo apunta a que apurarán hasta el último el citado límite legal.
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La búsqueda física de Esther López de la Rosa, entre tanto, continúa centrada en el entorno del Duero, en un tramo situado a seiscientos metros del chalé del detenido y ochocientos del lugar cercano a la carretera de Soria, entre la entrada a la bodega Vizar y el restaurante La Maña, donde un amigo de la mujer de 35 años declaró que la dejó en la madrugada del 13 de enero a petición suya y en la que se esfumó la señal de su teléfono móvil, en torno a las dos de la mañana, precisamente en el entorno de esa carretera y de la vivienda registrada –sin que los medios técnicos permitan precisar el punto exacto–.
La abogada de Ramón G., el detenido por su presunta relación con la desaparición de Esther López, acudió ayer al chalé de su cliente acompañada de un allegado para recoger el perro del arrestado. Fue una visita fugaz para llevarse al can en la que la letrada aseguró que continúa sin saber «nada de nada» sobre las pesquisas y añadió que «lo único que le he recomendado es que coma y que este fuerte para plantear una buena defensa». Ramón G., conocido en el pueblo como El Manitas –un apodo vinculado a un hermano ajeno a esta investigación–, mantiene su huelga de hambre para protestar por su detención.
«Hemos movilizado todos los medios disponibles y continuaremos en su búsqueda sin descanso», apuntaban fuentes de la Guardia Civil después de que el coronel y jefe de la Comandancia, Miguel Recio, acudiera este miércoles al punto en el que acababan de incorporarse dos nuevos guías caninos, llegados desde Madrid, para inspeccionar las riberas del Duero en el entorno de la pesquera –detrás del chalé registrado– con sendos canes adiestrados en la búsqueda de personas e indicios biológicos bajo el agua hasta una profundidad de «cincuenta metros». Se trata de dos perras, Osa (un pastor belga malinois) y Arsa (un labrador), capaces de señalar un rastro desde la superficie de la lámina del río. La segunda, sobre todo, cuenta con un amplio historial y hace justo un año señaló el punto exacto, a siete metros de profundidad bajo la nieve, en el que se encontraba el cuerpo de uno de los dos operarios que murieron por un alud en el puerto de San Isidro.
Esta unidad especializada, que este jueves realizará una batida ya desde las barcas por el río con «más efectivos», visita así por segunda vez Valladolid, donde sus guías caninos ya participaron en la búsqueda de un joven de 19 años que murió ahogado en el entorno de Las Moreras en 2013.
El olfato de Osa y Arsa se sumará así a los rastreos del río, en un tramo de más de cuatro kilómetros, aguas arriba y abajo de la pesquera, realizados por batidas a pie, buzos e, incluso, drones con cámaras térmicas y de infrarrojos. «Ojalá alguien encuentre algo», confía el padre de Esther.
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