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Reciclar es sinónimo de responsabilidad social y de respeto al medioambiente. A estas alturas, a la hora de reciclar, ya casi todos lo tenemos claro. El contenedor amarillo, para envases y latas. El azul, para papel y cartón. El iglú verde, para el vidrio; ... y el de la tapa naranja, para el aceite usado. También está el denominado 'quinto contenedor', el marrón, destinado a la materia orgánica, que supone el 40% de los residuos totales producidos. Las instituciones se están poniendo las pilas a la hora de concienciar, para disminuir la cantidad de deshechos en los vertederos e incrementar los materiales reutilizables.
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Con estas mimbres, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, ha puesto en marcha un proyecto piloto de compostaje comunitario. En total son 31 los municipios elegidos en la región para participar en esta iniciativa, que busca la obtención de abono doméstico a partir de la basura orgánica. Siete son los pueblos de la provincia que ya lo tienen implantado: Castrodeza, San Pelayo, Villanubla, Zaratán, Torrecilla de la Orden, Viana de Cega y Boecillo. A todas estas plantas se les hará un seguimiento y evaluación. La finalidad es superar los objetivos de reciclaje fijados por la UE para el 2020.
En Castrodeza la iniciativa ha calado bien entre los vecinos. El ayuntamiento, liderado por José Antonio González Gerbolés está fomentando el autocompostaje. Han instalado tres compostadores de 800 litros y un arcón para almacenamiento de material estructurante. «La Junta nos eligió, nos facilitó el material y nosotros nos comprometimos a llevarlo a cabo. En un pueblo como este, que en invierno no hay más de 80 vecinos y muchos son mayores, está costando, pero poco la gente se va concienciando. Ya somos ocho familias las que venimos a depositar nuestros restos de comida. Creemos que este verano conseguiremos nuestra primera cosecha», dice el alcalde, que tiene claro dónde emplearlo. «En el pueblo tenemos unos 350 rosales, así que nos faltará abono», puntualiza.
González Gerbolés es, además, presidente de la Mancomunidad Torozos, que se encarga de recoger residuos sólidos urbanos en 17 municipios. «El pasado año organizamos 30 talleres con más de 500 niños para inculcarles valores de reciclaje. Educando a los pequeños, estamos educando a la sociedad del mañana. Somos los primeros y seremos referente para otros municipios, por eso, debemos hacerlo bien».
Beneficios para los vecinos solidarios
El edil castrodezano anticipa subidas en las tasas de basura para los que no separen los residuos. «Los pueblos que no seleccionen tendrán subidas cercanas al 63%, en cambio, las tarifas se mantendrán para aquellos municipios capaces de seleccionar correctamente. Cada persona genera 270 kilos de residuos sólidos al año. Podríamos ahorrar hasta un 50% si fuéramos capaces de separar correctamente. Con el compostaje, aparte de eliminar muchas toneladas de basura, conseguimos un estupendo abono natural. Pero no vale con lo que lo hagamos unos pocos, tenemos que hacerlo todos», señala.
Alba Rodríguez es una de las vecinas que utiliza regularmente la planta. «Con nuestros residuos podemos obtener un mantillo muy beneficioso para las plantas. La Junta nos entregó un pequeño contenedor para nuestro domicilio. Yo lo traigo 1 ó 2 veces por semana. El proceso es sencillo. En casa separamos los desechos vegetales y animales, y los echamos al compostador. Los microorganismos se encargan de hacer todo», informa.
La encargada de controlar el proceso en Castrodeza es Cristina Valles, la alguacil, controla la humedad y vigila que la temperatura no supere los 40º. También abastece el punto de compostaje de hojas secas, serrín, paja y restos de poda. «Si no se hace bien, puede pudrirse. Hay que intercalar capas de desechos domésticos con materiales orgánicos secos de jardín. También lo ventilo periódicamente. Este invierno he guardado las hojas que han caído de los árboles para aprovecharlas y cuando corte el césped, también lo guardaré. Tendremos que esperar varios meses para poder utilizar el abono en los jardines municipales», cuenta esta trabajadora.
Los vecinos de San Pelayo también se lo han tomado muy en serio. Tienen quince familias inscritas, aunque algunas no viven allí de forma regular. Manuel Calvo es uno de los usuarios habituales de este proyecto piloto. «Llevamos toda la vida haciendo reciclaje selectivo. Ahora el de la materia orgánica es un cubo más que tenemos en la cocina junto al de los plásticos, el de papel y el del vidrio. No es costoso hacerlo. Sólo hay que ponerle intención. Tal vez si todos nos aplicamos podemos conseguir que el camión de recogida de orgánicos, en lugar de pasar dos veces a la semana, tenga que venir solo una. Dentro de unos meses, el compost lo repartiremos entre los inscritos y lo utilizaremos en nuestros huertos y jardines», explica este vecino sampelayino.
En Viana de Cega, la experiencia también está siendo positiva. La pasada semana, el viceconsejero de Infraestructuras y Emergencias, José Luis Sanz, el delegado territorial de la Junta en Valladolid, Augusto Cobos, y el director general de Calidad y Sostenibilidad Ambiental, Rubén Rodríguez, visitaron la planta. «Lo tenemos muy bien acondicionado, junto al punto limpio y tenemos una persona pendiente de que todo se haga correctamente. Actualmente hay quince familias que colaboran con sus desechos. También los niños del colegio aportan su material orgánico. Es una forma de concienciarles desde pequeños», explicó el alcalde, Alberto Collantes.
En Torrecilla de la Orden, además del ayuntamiento, en la difusión del proyecto se ha implicado la Asociación Cultural de Mujeres. Por medio de carteles y grupos de WhatsApp, han logrado convencer a catorce familias para hacer compost. «Hicimos una reunión y todo el mundo respondió muy bien. Tenemos la planta en una parcela municipal y nos encargamos de que no falte material para el proceso. Va a costar concienciar a todos, pero al final, si queremos parar el cambio climático, tendremos que implicarnos», señaló Pedro Paredes, primer edil de este pueblo de 252 empadronados.
Zaratán también se muestra decidido con el compostaje y han lanzado la campaña 'Abónate y recicla'. Ya tienen varias familias comprometidas, «aunque no tantas como quisiéramos», puntualiza José Luis Rubio, concejala de Medio ambiente de la localidad. «Es difícil, más cuando es algo que conlleva un trabajo a la hora de separar. Estamos insistiendo mucho, porque es un proceso muy sencillo, pero cuesta convencer. Cuando venga la subida de tasas se involucrarán más».
En Boecillo lo ven como un proyecto de futuro. Ya son doce las familias que lo utilizan. «Hemos instalado los compostadores en el centro urbano, junto al colegio, para dar mayor facilidad a los vecinos. Para nosotros es importante haber sido elegidos para el proyecto piloto y tenemos la confianza de que esto se pueda trasladar al resto de municipios. La concienciación es un proceso lento en el tiempo, pero lo importante es ir avanzando», remarcó Raúl Gómez, alcalde.
En Villanubla, en cambio, no han tenido tanto éxito. La planta de compostaje está situada en el Polígono Industrial San Cosme, junto al punto limpio y, de momento, no hay ninguna familia apuntada, según informa el concejal de medioambiente Gonzalo Sánchez. «Desde el ayuntamiento queremos poner en marcha otra campaña de sensibilización. Esto es por el bien de todos, y cuanto antes nos acostumbremos, mejor», remarcó.
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