![Cinco generaciones se encuentran en Villabrágima](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/09/06/generaciones2.jpg)
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El pasado 7 de mayo, la abuela de Villabrágima, Natividad Sanabria, cumplía 106 años. Dos semanas después, en el mismo mes, a más de 1.600 kilómetros, nacía en Londres su primera tataranieta, Sienna. Era una especie de maravilloso regalo que hubiera llegado con demora. Esta semana pasada, Natividad pudo conocer a Sienna en un histórico y singular momento familiar en el que se juntaron cinco generaciones.
Natividad, junto a su hija Rafaela, su nieto Julio y su bisnieta Sonia (tatarabuela, bisabuela, abuelo y madre de la recién nacida), se reunieron junto a la pequeña Sienna (hija, nieta, bisnieta y tataranieta), en Villabrágima, en la casa de Chus, otra de las hijas de la veterana abuela chivarra, donde vive desde hace años. Además, estuvieron presentes otros familiares cercanos, en un momento que se ha hecho esperar, ya que la pequeña vive en Londres. Por eso, sus padres, Michael y Sonia, manifestaron que «contábamos los días para venir de vacaciones a España y así presentar a Sienna a toda los seres queridos». Porque a Natividad, con una salud y sentido común envidiables, no le valía solo estrenar el difícil título de tatarabuela. «Deseaba sobre todo conocer a Sienna en persona, así que ahora ya lo tengo todo», reconoció emocionada, a la vez que aseguró que fueron muchas las veces que pensó que «si Dios quiere, que me deje vivir para conocer a la niña».
Tras tener a su tataranieta entre los brazos, manifestó estar «contentísima», destacando que «es una preciosidad de niña». Además, con un uso brillante de cada palabra, expresó que cómo iba a pensar ella que su tataranieta iba a nacer en otro país, tan lejos, más si se tiene en cuenta que ella no ha salido de España y que solo se subió a un avión para viajar a Canarias, donde trabajaba uno de sus hermanos. Sienna encabeza la lista de tataranietos de Natividad, en una numerosa familia en la que en agosto nacía Samuel, el 35 de sus bisnietos (con menos edad que la tataranieta), a los que hay que sumar sus 26 nietos y sus ocho hijos, Esperanza, Rafaela, Begoña, Natividad, Miguel Ángel, Conchi, Ignacio y María Jesús. Ahora, con sus 106 años, expresa que reconoce que «ya no puedo tener mucha más vida», por eso, cada día, por la mañana, a un Niño Jesús que tiene en su habitación, le da los buenos días y las gracias «por llegar hasta mi edad». No es de extrañar que apunte que «como he vivido todo lo que tengo que vivir, le pido a la vida poco mal y buena muerte», a la vez que su mayor deseo es que su familia, «el mayor orgullo de mi vida», siga tan unida como hasta ahora. Por eso, siempre quiere saber todo el acontecer familiar, de ahí que, cuando hace poco se enteró de que uno de sus yernos había tenido una difícil operación quirúrgica y no le dijeron nada para que no pensara en ello y no se preocupara, se enfadó mucho, diciendo que «a mí me contáis todo, que ya sabré yo lo que tengo que pensar».
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Por la tarde del día que conoció a su tataranieta, la veterana abuela de Villabrágima retomó su quehacer cotidiano de rallar pan, durante el que muchas veces «mi hija me pone unos chisme en la cabeza para oír la radio, aunque se oyen cosas raras que casi no se tendrían que oír».
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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