Valladolid

Berceruelo, el pueblo donde hay un parque para cada vecino

«Tenemos un plano del pueblo con todas las zonas verdes numeradas, así nunca nos olvidamos de ninguna a la hora de plantar, podar, regar o cambiar las plantas de temporada. En invierno lo plantamos todo con pensamientos y en verano con begonias. El entorno de la iglesia antigua lo tenemos precioso. Está plagado de coníferas. La mejor época para verlo es en junio. En julio y agosto son los meses los peores meses porque está todo más seco», explica Casares, quien presume de que todos los parques se riegan de forma sostenible.

«El agua viene directamente del manantial La Reguera, que está a dos kilómetros del casco urbano. En el 2010 recibimos una subvención de la Junta de Castilla y León, con la que acometimos una mejora integral de las infraestructuras urbanas. Con ella rehicimos el abrevadero para el ganado e instalamos un grupo de presión para abastecer de agua todas las zonas verdes. Está programado para que todas se rieguen a diario. Así aprovechamos toda el agua», añade.

El responsable de que estas zonas verdes estén siempre bellas es Carlos Alonso, el alguacil del pueblo, quien pasa la mayor parte de su jornada dedicado a la poda, al riego y al mantenimiento de cada rincón, asegurándose de que nunca haya hojas ni flores marchitas que afeen el entorno. En verano es ayudado por otra persona que está contratada a media jornada a través del Plan de Empleo de Diputación. «El césped es lo que más tiempo lleva. Todos los días hay que estar pendiente para cortarlo y perfilarlo. Es un trabajo duro, pero que los vecinos lo aprecian mucho», dice este alguacil, que siempre tiene las tijeras preparadas para cortar las hojas secas o la maleza que crece entre las plantas.

El gran pulmón del pueblo es el parque del Caño, en el que hay bancos, mesas y máquinas biosaludables. Allí pasan largas horas muchos de los vecinos charlando. «Están encantados de tener un entorno tan bonito. Mucha gente de fuera y de los pueblos de alrededor también nos alaban lo cuidado que tenemos el pueblo.

También muchos alcaldes de la comarca me han felicitado por lo bonito y limpio que está todo. Algunos de ellos han copiado algunas ideas para llevarlas a sus respectivos municipios. Para mí lo primordial es que los vecinos vivan a gusto y felices y tener unos buenos jardines ayuda mucho a conseguirlo», asegura.

Incluso el cementerio del pueblo es un lugar verde e impecable. Allí, cada lápida está adornada con un durillo y un crisantemo que florece durante la festividad de Todos los Santos, aportando color y vida a un lugar tradicionalmente asociado con la tristeza. «Cuando entré al ayuntamiento en el 2007 muchas de las zonas ajardinadas estaban creadas, pero estaban llenas de cardos y maleza. Ahora, en cambio están llenas de flores, plantas aromáticas y árboles», presume Casares, quien no ha dudado en instalar también columpios, a pesar de que el vecino más joven tenga 32 años.

Berceruelo es, además muy diverso en términos de flora. Almendros, olivos, abetos, castaños, morales, higueras, cipreses, encinas… y así hasta más de 50 árboles de diferentes especies se pueden encontrar en su casco urbano. Esto también le convierte en todo un ejemplo de cuidado y sostenibilidad medioambiental.