Becilla de Valderaduey: el pueblo que celebra San Isidro y San Isidrín

Junto al puente y la calzada de época romana y sus bellas iglesias de Santa María de la Asunción y San Miguel, como parte importante de su patrimonio cultural, Becilla de Valderaduey ha conservado sus tradiciones, como las fiestas de San Isidro el 15 de mayo, como patrón del pueblo, pero también, dos días después, la de San Isidrín, con la procesión de una talla más pequeña del santo, que la habrían adquirido los agricultores hace años para su sede, desde donde partía para la iglesia antes de la procesión.

El domingo después del 3 de mayo (festividad de la Santa Cruz), se sigue venerando al Cristo de las Aguas en su procesión, a pesar de que ya no se lleve a cabo en la víspera la hoguera con invitación a todo el pueblo a refresco por parte del mayordomo de la cofradía. Este popular Cristo también sale en procesión el Viernes Santo.

El pueblo ha visto cómo el 8 de septiembre se perdía la fiesta de la Virgen de los Pastores con su procesión, al desaparecer la cofradía que durante siglos mantuvieron los numerosos pastores que tuvo la localidad. La Virgen de los Pastores también salía a la calle en la fiesta de San Marcos, y el Domingo de Resurrección, portada por las mujeres, participaba en su procesión con el momento del encuentro, en el que se la quitaba su vestido negro.

También se ha perdido la fiesta de San Antón, con la rifa del marrano. Aunque el rito la matanza ya no se hace en la calle como una fiesta vecinal, todavía se sigue realizando en muchos domicilios.

En 2019, se recuperó la cofradía de San Roque, con misa y procesión, como voto de villa de la localidad en recuerdo de cuando el santo libró a los vecinos de la peste. También hubo en la localidad cofradía de las Hijas de María, a la que pertenecían las mujeres hasta que se casaban, procesionando una Inmaculada cada mes de mayo.

Becilla de Valderaduey recuerda con orgullo su pasado romano, que hace 15 años quiso poner en valor con la celebración del Día de Roma, en el que cada año, como inicio de las fiestas de San Roque, no falta el desfile con numerosos vecinos y visitantes que visten sus mejores galas romanas y una cena multitudinaria.

Los vecinos también recuerdan el Domingo Gordo, llamado en el pueblo Tortillero, por la costumbre de ir a comer tortilla de chorizo, flan de huevo o leche frita al molino, a la fábrica, a la huerta san Martín, al pozo Gonzalín o a la fuente de la Pita. También se recuerda con cariño cuando los quintos celebraban su día el 31 de diciembre con hoguera y baile. Asimismo, en la memoria quedan momentos agradables vividos en los bares de La Perla, Miño, El Caserío, La Yenca y la Bodeguilla.

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