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A Ana Alonso Sandoval no le da pereza hacer maletas, coger aviones, hacer transbordos y cruzar océanos para regresar cada verano a su pueblo natal, Torrelobatón. Esta joven matrona, vive en Brisbane, en la costa Este de Australia, en las antípodas de España, con su ... marido Dave, que es irlandés y sus hijos Conor y Mateo, de 6 y 1 año. Ella es capaz de recorrer el mundo entero con sus hijos para disfrutar unas semanas de la vida en el pueblo y abrazar a sus padres, Jesús y Feli, a su hermana Mariola, que también ha llegado a Torrelobatón desde Portugal, y a todos sus amigos.
Las suyas son unas vacaciones preparadas con muchos meses de antelación, reservando días de permiso laboral, valorando vuelos y diferentes escalas. «Este año tendremos 6 semanas de vacaciones. Salimos de Australia el 13 de julio. El primer vuelo duró 14 horas e hicimos escala en Dubái. Esperamos unas horas en el aeropuerto y cogimos el siguiente vuelo con destino a Irlanda, donde pasamos unos días con los otros abuelos», cuenta Ana. A Torrelobatón llegaron el pasado 22 de julio y permanecerán hasta el 24 de agosto. «Yo vengo todos los años con los niños y mi marido cada dos años. Los vuelos son muy caros, de hecho, me costaría mucho menos ir a Tailandia o Indonesia, por ejemplo. El trayecto es muy largo y hacerlo sola con dos niños pequeños, cargada con las sillitas del coche y las de paseo y todo el equipaje no es fácil. Pero todo esfuerzo merece la pena. Todo depende de la actitud con la que te lo tomes», apostilla.
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En Torrelobatón, Conor y Mateo están totalmente integrados. Les encanta ir por la mañana al campamento, por la tarde a la piscina y por la noche, jugar en la plaza con otros niños. De hecho, tras la entrevista, fueron corriendo a participar en una carrera de relevos con sandías. No se pierden ninguna actividad. «Siempre me ha gustado venir, pero sobre todo, desde que tengo a los niños. Me parece muy importante que conecten con sus raíces, que aprendan el idioma, que tengan amigos y que conozcan la cultura, porque si no, cuando sean mayores, no querrán venir. Quiero que se sientan españoles y que disfruten del pueblo tanto como lo hice yo de pequeña. A mí me encantaba ir a la piscina, a coger moras y vivir las fiestas, por eso intento que ellos también disfruten de todos esos placeres», subraya.
Los abuelos torreños, Feli y Jesús son felices viendo divertirse a sus nietos en el pueblo. «Nos encanta que vengan a vernos y nosotros también vamos allí siempre que podemos. La gente es muy amable. A pesar de que no hablamos el idioma, nos hacemos entender», cuentan. Ana trabaja como matrona en un hospital y no tiene problema para juntar todas sus vacaciones en esta fecha. Más, teniendo en cuenta de que en Australia ahora es invierno y, por tanto, temporada baja. «Allí son muy flexibles a la hora de juntar vacaciones. Y si no tienes días suficientes, te permiten coger días de permiso sin sueldo. Hay mucha flexibilidad», informa.
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