Apoteosis de Isabel Aaiún en la plaza de Coso de Peñafiel

Con el público entregado y completamente dispuesto para disfrutar desde la aparición de la intérprete sobre el escenario hasta el final, el concierto se prolongó durante noventa minutos en los que se sucedió un repertorio de canciones que no dio tregua al público, el cual, prácticamente, llenó la plaza del Coso, un espacio que no resulta fácil completar, ya que son muchos metros cuadrados de plaza.

El concierto de Isabel Aaiún en PeñafielVer 23 fotos

Un público intergeneracional, de un amplio espectro de edades, destacando la importante asistencia de niños, especialmente de niñas, algunas de las cuales, enfervorecidas fans de la segoviana, se apostaron en primera línea -bajo el escenario- y cantaron todas y cada uno de los temas que sonaron anoche en el Corro, como también se conoce en el pueblo a la plaza del Coso. Otras siguieron el concierto a hombros de sus progenitores y también se los pasaron estupendamente. Algunas con carteles preparados para la ocasión, como en el que se leía: «Súbenos al escenario, somos potras salvajes».

A mitad del show de Aaiún se incorporó a este el coautor del exitazo Potra Salvaje, Pablo Mora -cantante de Lagarto Amarillo-, aunque hubo que esperar hasta final del concierto, hasta los bises, para escuchar la canción que ha situado a la intérprete en el panorama musical nacional.

Con la interpretación de Potra Salvaje la segoviana se despidió de Peñafiel, no sin antes agradecer a los asistentes su entrega y el cariño que le brindaron. La cantante correspondió el afecto recibido firmando discos tras su actuación.

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El concierto de esta noche posiblemente sea el comienzo de una larga amistad entre la artista y la cuna de la Ribera del Duero, ya que, sobre el escenario, durante la entrega de un regalo a la segoviana, se adelantó la intención de contar con la artista en alguna nueva ocasión. Fue el alcalde de la localidad -Roberto Díez- el encargado de entregar el citado regalo, un muy especial, como es un cuadro pintado por la pintora Mer Fidalgo, artista que centra su obra en el mundo taurino. En el carboncillo de Hidalgo regalado a Aaiún aparece la cantante segoviana con su caballo, y, de fondo, la plaza -y el castillo peñafielense- en la que acababa de actuar, una espacio que es todo un símbolo de Peñafiel.