Los asaltantes llevaron secuestrado al matrimonio durante 42 kilómetros desde Villagarcía hasta su casa de Tordesillas

A medida que se van conociendo más datos sobre la retención ilegal y el robo a Francisco G., todo apunta a que el grupo criminal tenía mucha y muy precisa información sobre los hábitos y costumbres de la familia que solo personas muy próximas podían conocer, y este es el punto de partida de los investigadores. Fuentes del caso señalan que el industrial, propietario de Macontor, empresa dedicada a la fabricación y venta de materiales de hormigón, tuvo que ser sometido a una vigilancia previa muy precisa, pues los asaltantes sabían que el matrimonio, ese domingo, iba a ir a Villafrechós a visitar a la madre de la mujer, una anciana nonagenaria. Colocaron el falso control en la carretera que une Rioseco con Villardefrades, en un tramo que discurre por el término municipal de Villagarcía de Campos, antes de llegar al cruce con la autovía A-6 (Benavente-Tordesillas). Otro aspecto que incide en la hipótesis de que los delincuentes son «profesionales» es que en lugar de entrar por los accesos principales de Tordesillas lo hicieron por el polígono de Villavieja, desde donde llegaron al domicilio del industrial.

Una vez en la vivienda, donde se encontraba la hija del matrimonio (que no se creyó que eran guardias civiles y tuvo tiempo de ocultar un móvil en el interior del pijama), los asaltantes se dividieron; unos se llevaron a las dos mujeres a una habitación, mientras que golpeaban al padre y le amenazaban con matarlas si no les daba el código de apertura de la caja fuerte. Fueron arrastrando al hombre por todas las dependencias de la vivienda buscando objetos de valor y no dejaron de golpearle incluso después de haber conseguido que les desvelara la combinación de la caja. Un castigo «desmesurado», según fuentes del caso, que por su dureza parecía casi una venganza «personal», otra de las hipótesis que se está investigando. Se desconoce el valor del botín que consiguieron llevarse consigo.

Al parecer, las insistentes llamadas telefónicas de la madre de la esposa del industrial, preocupada porque no sabía nada de ellos desde que se marcharon de su pueblo, pusieron en alerta a los delincuentes. El elevado volumen del tono del teléfono fijo, conectado en varios puntos de la casa, pudo ser confundido con una alarma conectada con la policía por los delincuentes, que huyeron.

«Este asalto ha sido muy grave pero no tiene que ver con la oleada de robos y que se producen a plena luz del día», ha manifestado este martes el alcalde de Tordesillas, Miguel Ángel Oliveira, tras mantener un encuentro con el subdelegado del Gobierno, Emilio Álvarez, a propósito de la retención ilegal y robo al industrial Francisco G., administrador único de su empresa desde 2001 especializada en prefabricados de hormigón y piedra artificial y que da trabajo a más de una treintena de empleados.

El munícipe desvincula el suceso, que investiga la Guardia Civil, del incremento de delitos contra el patrimonio que están socavando la seguridad ciudadana en el municipio desde el pasado verano. Es tanto el hartazgo, que a raíz del secuestro del industrial, que recibió una paliza mientras su mujer e hija eran maniatadas y amordazadas en su propia casa, ciudadanos anónimos convocaron por redes una concentración para las doce de la mañana a la que se sumaron testimonialmente un puñado de vecinos.

Ayer era día de mercado en Tordesillas y el asalto sufrido por el empresario era el comentario en todos los mentideros. El pasado viernes también intentaron robar en otra vivienda de la localidad, aunque los gritos de la dueña de la casa consiguieron ahuyentar a los desconocidos, que ya habían entrado en su propiedad.

El alcalde reconoció este martes que desde el verano y, de manera especial, desde Navidad, se han intensificado los robos a personas que sacan dinero en los cajeros y en domicilios del municipio, tanto en zonas céntricas como residenciales, a pesar de que se cuenta con el cuartel de la Guardia Civil y la Policía Municipal «en turno de mañana y tarde durante toda la semana». Tal es así que el Ayuntamiento sacó un bando que se divulgó por las redes sociales en el que se alertaba a la población y se le daban consejos para tratar de prevenir estos robos. Tan solo en un mes, señalaba el regidor, se han denunciado una docena de robos en viviendas. Son incursiones rápidas, en las que los ladrones «arramplan» con los objetos de valor que pillan en tan solo unos minutos y se marchan. Ha ocurrido no solo en chalés y viviendas unifamiliares, sino también en pisos, «incluso en la Plaza Mayor, a 70 metros de la Policía Local». En función de la especialidad, por ejemplo, si se trata del 'abrazo cariñoso', suelen operar en grupos de dos o tres mujeres, de nacionalidad extranjera, que quitan las joyas y objetos de valor a personas de edad a las que se acercan con cualquier excusa. Cuatro vecinas han presentado denuncias en este sentido. Otros ladrones asaltan a personas mayores, aprovechando que en los días de mercado van de toda la comarca a sacar dinero de los cajeros. Y no respetan nada, apostilla Oliveira. Incluso le robaron al cura 1.000 euros.

Ante esta situación de alarma social, el alcalde ha anunciado que ya se ha solicitado con cargo a los planes provinciales de la Diputación de Valladolid la instalación de varias cámaras de seguridad en los accesos principales de la localidad, que podrían estar en funcionamiento a finales de abril, Además, la plantilla actual de la Policía Municipal, de ocho agentes, se reforzará con otros cinco policías, que se incorporarán el próximo mes de julio.