Adiós a Jesús Loya, el profesor que adoraba Íscar

Pocos sabían de su enfermedad, diagnosticada en diciembre, hasta que su acelerado avance le obligó a coger la baja el pasado mes de enero. Había ido retrasando el final de su vida laboral porque, decía, no quería aburrirse solo en casa. Tampoco esperar a que su esposa, María Lourdes, se jubilara y empezar a hacer todo aquello que siempre se habían dejado para disfrutarlas juntos.

Este 1 de marzo, la comarca de Íscar despertó con la triste noticia del fallecimiento, el día anterior, a los 66 años, de Jesús Loya Alfonso, profesor de Biología y Geología que ejerció durante 16 años la docencia en el IES Santo Tomás de Aquino de Íscar, donde también fue director. Era un excelente docente, buen inspector educativo y sobre todo gran amigo de la localidad vallisoletana, de la que presumía.

Llegó al municipio en 1990, y hasta hace menos de dos meses se seguía preocupando de los otros dos centros educativos iscarienses: el colegio de Educación Infantil de primer ciclo y el colegio de Educación Infantil y Primaria Alvar Fáñez.

Su implicación con el centro, tras varios años haciéndose cargo de la secretaría, le llevó a asumir la dirección en 1996, apenas un año después de la fusión en un único centro de los antiguos institutos de Bachillerato y Formación Profesional, sustituyendo en el cargo a Rogelio Bausela Muriel. De ahí que a él le correspondiera la complicada tarea de dirigir el paso hacia el actual centro de Educación Secundaria, con todo lo que conllevó: el incremento de alumnado y profesorado y la adaptación para la implantación efectiva de la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo de España (LOGSE).

Dirección que llevó con ejemplaridad hasta su marcha en octubre de 2006, apenas iniciado el curso, al pasar a formar parte de la plantilla de inspectores educativos en la Dirección Provincial de Educación. De su paso por el instituto iscariense, Loya siempre recordaba con agrado las sucesivas ampliaciones del espacio y la mejora de instalaciones, así como la conmemoración del vigésimo quinto aniversario de su puesta en marcha o el incremento de las actividades educativas y de carácter socio-cultural en las que participaron invitados ilustres como los escritores José Jiménez Lozano, Gustavo Martín Garzo, Antonio Colinas y Ramón García o políticos como Pío Cabanillas.

Pero también rememoraba los quebraderos de cabeza que supuso la masiva llegada de alumnos extranjeros y su integración educativa en los primeros años del siglo XXI, y esos momentos duros que siempre decía no deseaba a nadie ni como docente ni como padre: el fallecimiento de tres alumnos, uno en un desgraciado accidente en el patio, otro por enfermedad y el tercero de muerte súbita.

Las muestras de condolencia por el fallecimiento de Jesús Loya Alfonso se hacían patentes a través de las redes sociales desde diferentes ámbitos. «Fuiste profesor, secretario, director durante muchos años y finalmente inspector de este instituto. Toda la comunidad educativa llora enormemente tu pérdida. Siempre en nuestros corazones», lamentaban desde el Santo Tomás de Aquino. «El alcalde, junto con la corporación municipal, manifiesta su sentimiento de pesar, junto con todos los vecinos de Íscar, por tan lamentable pérdida», rezaba el mensaje del Ayuntamiento de Íscar. Por último, el colegio destacaba que «sin duda, vamos a echar mucho de menos a una persona tan cercana, entrañable, profesional y trabajadora».

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