Natividad Sanabria, junto a sus ocho hijos el día de su cumpleaños. M. G. Marbán

La abuela de Villabrágima celebra sus 107 años: «Quiero vivir uno más»

«Son muchos años y no puedo con ellos, pero estoy contenta porque estoy bien», señaló este martes Natividad Sanabria

Miércoles, 8 de mayo 2024, 14:07

«Me gustaría vivir un año más, si llega, pero si no estaré conforme con lo que sea». Son las palabras de la veterana vecina de Villabrágima Natividad Sanabria, que este martes vivió un día muy especial al cumplir los 107 años de su ... longeva vida. Fue una feliz jornada en la casa de su hija María Jesús, con la que vive desde hace años. El teléfono no dejó de sonar. El timbre de la puerta avisaba una y otra vez de una nueva visita. Todo el mundo quería felicitar a Natividad, quien hablaba con unos y con otros, sin que se borrase de su boca una constante sonrisa, recibiendo las muestras de cariño con mucho afecto «porque hay besos que llegan al alma».

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Con una envidiable elocuencia y memoria que la hace poder recitar numerosas canciones, rezos y poemas, aseguró que «son muchos años y no puedo con ellos, pero estoy contenta porque estoy bien, gracias a Dios, muy bien atendida». Al Niño Jesús que tiene en su habitación, al que besa todas las noches antes de acostarse, le pidió que «me mantenga mientras se pueda, y si no, hágase su voluntad». Natividad sabe que la oye bien, por eso también le recordó que «somos muchos», para pedirle «que no te quedes con alguien de la familia». Además, muy atenta a las noticias diarias expresó la necesidad de que «se viva en santa paz y concordia, que no haya guerras».

En el día de su cumpleaños, se acordó de toda su gran familia, pero también de su marido, Patricio, porque «si levantara la cabeza, diría qué haces ahí, y yo tantos años que llevo enterrado», pues falleció hace 24 años. En la víspera de sus 107 años, como vio hacer a su madre, Rafaela, y ella realizó a sus abuelos, Acacio y Raimunda, y después a sus hijos, nietos y bisnietos por sus cumpleaños, en la que ya es una tradición familiar, la pusieron por la cabeza un rosario diciéndola «aquí te pongo este rosario bendecido por Santa Teresa para que mañana por la mañana me pongas buena bandeja».

De este último año, Natividad se queda con los nacimientos de su primera tataranieta, Sienna, que nació en Londres, y de Samuel, el 35 de sus bisnietos, pero también el que su bisnieto Fernando le regalara hace unos días una cinta de la carrera a caballo al ser quinto de las fiestas de la Santa Cruz, más teniendo en cuenta que «hacía años que no teníamos un quinto en casa».

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En un día tan especial, no faltaron a la celebración sus ocho hijos, Esperanza, Rafaela, Begoña, Natividad, Miguel Ángel, Conchi, Ignacio y María Jesús, que no dejaron de encomiar a su madre, como «una mujer buenísima», según expresó María Jesús, quien apuntó que después de tantos años de vivir juntas «jamás hemos reñido». Su hijo Ignacio, que trabajó en El Norte de Castilla, al igual que su hermano Miguel Ángel, aseguró que «no es normal que a sus 107 años tenga la cabeza que tiene, porque se puede hablar con ella de todo, menos de deportes». Por su parte, Nati aseguró que «es un gran privilegio». También se acercaron algunos otros familiares cercanos, como su nieta Patricia, quien explicó que «escucharla transmite paz y serenidad», y recordó que «nunca la falta parroquia, como ella dice, porque siempre nos juntamos un montoncico a su alrededor y eso la hace muy feliz». Sara, otra nieta, expresó que son «107 años de vida, de amor y de vivencias», a la vez que afirmó la suerte que ha tenido en la vida de disfrutar tanto de su abuela.

Al final del día, Natividad, después de tantas visitas, llamadas de teléfono y felicitaciones, al ver trastocado su ordenado día a día con mañana de misas y noticias; tardes para rallar el pan y noches para cenar la ensalada y después beberse el aderezo, dijo a su hija María Jesús con una gracia innata que «ya no sé si voy o vengo». Ahora ya espera que llegue este sábado para que la familia se reúna en el Hotel Vittoria Colonna de Medina de Rioseco para celebrar una multitudinaria comida, con más de 80 personas, algunas llegadas de lejos, como sus nietos Laura, desde Barcelona, y Marcos, desde Palma de Mayorca. Sin duda, será otro día de grandes emociones.

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