Palencia

Benita, la centenaria de Venta de Baños amante del taichí, la brisca y los bikinis

No faltaron canciones como 'Ojitos verdes' o 'Que viva España' en la celebración, gracias a la Rondalla de Dueñas. Al igual que no faltó nadie de los suyos, hijos, nietos y biznietos reservaron el día, lo subrayaron en rojo en el calendario y acudieron desde Asturias, País Vasco o Francia. Benita Gómez García cumple este martes 100 años, se convierte en centenaria, por eso el domingo su familia organizó una fiesta sin igual para que soplase tres velas, de las tres cifras que suman todas sus primaveras.

Adelantada a su tiempo, se compró su primer bikini, «para que le diera el sol por todos los lados» en Benidorm en 1980, donde ha ido cada verano a la playa con asiduidad con sus hijos y se ha bañado diariamente en el mar. Esta rutina vacacional la ha mantenido hasta sus 98 años, igual que ha practicado Taichí y Chi Kung (una disciplina milenaria, que busca el equilibrio del sistema energético del ser humano) hasta los 95. «Siempre se ha involucrado en todo. Es muy activa, positiva, y le ha gustado ir con gente más joven», señala su hija Mariángeles, conocida como Candelitas, desde que comenzó el colegio y su profesora Anita le preguntó cuál de estos dos nombres le gustaba más.

Madre de tres hijos, Rosi, Candelitas y Carlos, el pequeño nació cuando ella tenía 44 años y «se volvió aún más joven cuando lo tuvo y participaba en todas las cosas del colegio», recuerda, sobre la actividad de su madre con el Sagrado Corazón de Venta de Baños. Aunque Benita nació en Villafría, pueblo burgalés al que iban los fines de semana y que sus hijos recuerdan con tanto cariño, en 1949 se trasladó ya casada con Emiliano Gómez Gómez a la localidad venteña. Ferroviario de profesión, la familia Gómez Gómez ha viajado mucho en tren. «No pagábamos los billetes, así que llegaba mi padre y decía '¿Nos vamos mañana a Bilbao?'», narra Candelitas.

Benita ha sido y es una amante de la brisca, partidas que nunca descuidó y hasta se proclamó campeona de este juego de cartas a nivel regional. Continúa viviendo en su casa, sin su esposo desde que falleció hace nueve años, y tiene cuidadores que la acompañan distintos ratos del día, mientras que los fines de semana le encanta ir a la Trapa a tomar un chocolate caliente. Durante los meses más duros de la pandemia, diariamente hacían todos juntos una videollamada, para verse, aunque fuese a través de una pantalla y estar un poco juntos en la distancia.

La celebración del domingo comenzó con una misa en una capilla al lado de la iglesia del barrio de San Antonio, con el coro de la iglesia y con sus seis nietos y cinco biznietos (Irene, Marina, Hugo, Luna y Celes), participando en las lecturas y en las ofrendas, y regalando a la cumpleañera centenaria un inmenso ramo de flores. La comida fue organizada en el mismo escenario donde muchos años atrás se conmemoró las bodas, primero de plata y después de oro, de Benita y Emiliano, en el Hotel Rey Sancho. «Siempre nos ha gustado mucho celebrar y estar todos juntos. Somos una familia muy unida», resume Candelitas.

Para que sus tres hijos pudieran estudiar, decidió comprarse una máquina de tejer para vender prendas. «Siempre ha sido muy trabajadora y ha tejido y cosido», señala su hija, quien ha derramado más de una lágrima de emoción antes incluso de la celebración, ya en los ensayos previos. «Celebramos la vida y damos las gracias a Dios por la suerte que tenemos de estar contigo», leyó uno de sus nietos en la fiesta del domingo y así resumió el sentir de toda la familia por los cien años que este martes cumple Benita.

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