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«Tenemos productos que es imposible encontrar en los supermercados»En la céntrica calle Conde Ansúrez, un establecimiento ha resistido a los envites del tiempo durante ocho largas décadas. Los dueños de la Droguería Pompeya, José Luis 'Pepe' y su hermana Maite Heras, han colgado el cartel de 'se vende'. Dicen que no tienen prisa. ... Que ya tienen edad de jubilarse y que les da pena pasar un negocio que montaron sus padres con toda la ilusión y que un día fue esencial, aunque ahora pertenezca a un sector en declive. La proliferación de supermercados, cadenas de perfumerías y, sobre todo, el comercio electrónico, ha eclipsado la atención personalizada y el enfoque cuidadoso en la prescripción de productos que caracteriza a las droguerías de toda la vida. «Creemos que actualmente la nuestra es la droguería más antigua de la ciudad. Lo que nos gustaría es venderla estando abierta, por si el nuevo dueño quisiera continuar con el negocio, aunque lo vemos difícil. La droguería tradicional está en vías de extinción. Competimos contra gigantes y, además, el centro urbano cada vez está más complicado para todo. Ya solo quedan franquicias o locales de restauración. Además, circular y aparcar también es cada vez más difícil. Todo ello nos afecta mucho», dice Pepe, que lleva 45 años tras el mostrador.
Como este negocio familiar quedan pocos en la ciudad. Fundada a principios de los años cuarenta por los asturianos Jesús Heras y Carmen Fernández, esta droguería nació como un modesto negocio que ofrecía en su escaparate productos químicos, de cosmética y perfumería, utensilios de limpieza y todo tipo de artículos esenciales para el hogar. Con el paso del tiempo, Pompeya se convirtió en un referente en la ciudad, un lugar en el que los vallisoletanos no solo adquirirían productos, sino donde también encontraban consejos sobre sus usos. Hoy, la fachada, los escaparates y su original enlosado, permanecen intactos y hacen regresar al cliente a épocas pasadas, en las que era habitual comprar bicarbonato de cal, goma laca, piedra pómez en polvo o vaselina líquida. Productos que, a día de hoy, Pepe y Maite siguen ofreciendo en sus anaqueles y que pueden sacar de más de un apuro. «Tenemos referencias que es imposible encontrar en los supermercados. Nuestros precios son asequibles y la información que aportamos nosotros, nadie se la va a dar. No tratamos de luchar contra las grandes cadenas porque es imposible. Nuestro punto fuerte es la atención al cliente y ser unos buenos prescriptores», explican.
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Los hermanos Heras lamentan que ya no se valore la experiencia de comprar en una droguería local. «Aquí no solo vendemos productos, sino también conocimiento y atención personalizada», dice él con melancolía en su voz y orgulloso de los ochenta años de servicio ininterrumpido que su familia ha entregado a los vallisoletanos. «La ubicación es perfecta, además es un local de esquina. Lo queremos vender sin prisa, pero sin pausa», concluye.
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