Una procesión rinde homenaje a Santa Teresa en el IV centenario de su coronación

Casi cuatro horas de peregrinación que sorprendió a muchos ciudadanos por el centro ante lo inesperado y lo extraordinario de la convocatoria y porque se alumbraba a una casi desconocida imagen de Santa Teresa de Jesús, de la primera etapa de Gregorio Fernández y que se venera en la Iglesia del Carmen de Extramuros.

La Cofradía de la Antigua Devoción de Nuestra Señora del Carmen de Extramuros, fundada en 1840, se estrenó ayer por las calles con esta procesión en un clima de hermandad porque congregó a numerosos y conocidos devotos en torno al Carmen de Extramuros, con mucho arraigo en la ciudad, pero sobre todo alrededor de esta doctora de la Iglesia cuyas humildes huellas son imborrables en Valladolid.

Ayer quedó reflejado tanto por la sencilla planta procesional como por los fieles que participaron en los nueve actos programados, aunque destacaron dos: los dos centros carmelitas donde participaron frailes y monjas: San Benito el Real y la cuarta fundación de la Santa. En San Benito fue Teófanes Egido, carmelita y anterior cronista de Valladolid, quien junto a la Cofradía del Santo Sepulcro recibió a la comitiva mientras que en el convento de La Rondilla la comunidad abrió su clausura para recibir al desfile y que se pudieran venerar las reliquias custodian ante la presencia del arzobispo, Luis Argüello.

En ambas casas monacales se ensalzó la circunstancia de que «Valladolid es una ciudad privilegiada porque tuvo la visita de Santa Teresa en vida y aquí vino hasta en cinco ocasiones», una reflexión que fue precisamente la que llevó a la Cofradía del Carmen de Extramuros a organizar esta procesión, «para que la sociedad actual conozca más a la Santa y agradezcamos y admiremos toda la obra que hizo», indicó su secretario, Jorge Ramírez.

Junto a estas, otras de las paradas más emocionantes fueron la Residencia de Mayores del Carmen donde se realizó un acto de oración; en la Iglesia de San Martín se pidió por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado o en el Palacio Arzobispal para pedir por las vocaciones. También tuvieron un papel destacado otras hermandades como la Santa Vera Cruz, la Orden Franciscana Seglar y la Sagrada Pasión, ambas unidas por el cordón franciscano, y con quienes se rezó por la paz, por las personas que viven en soledad, por el sacramento del perdón o por todos los difuntos de Valladolid.