Los primeros casos de chantaje a menores que usan webs porno llegan a los juzgados
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La falta de educación afectivo sexual de los menores y su elevada exposición en Internet les dejan a merced de los ciberdelincuentesuso de las tecnologías ·
La falta de educación afectivo sexual de los menores y su elevada exposición en Internet les dejan a merced de los ciberdelincuentesLos ciberdelitos han dejado de ser casos excepcionales en los juzgados ahora que las redes se alzan como escenario principal de las relaciones personales y mucho más desde el confinamiento. Las reinas siguen siendo las estafas, que son recurrentes en cada guardia semanal, pero los ... jueces de Valladolid están detectando un goteo de otros delitos tras las pantallas más preocupantes porque tienen que ver con la salud y la integridad sexual de los menores. De los aproximadamente 17 casos de 'grooming' o 'sexting' que pueden entrar en cada guardia semanal en un mes, casi la mitad de las víctimas del chantaje son menores de edad o jóvenes que no han cumplido los veinte. Cuanto más pequeños, más veces pagan a sus extorsionadores hasta que, desesperados, se lo cuentan a sus padres.
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El chantajeado suele ser un chico de instituto, que entra en una página web para adultos e interactúa con una mujer que aparece en pantalla; luego se llaman e intercambian fotografías de contenido sexual. Cuando los delincuentes obtienen las suficientes imágenes o grabaciones comprometidas, un hombre llama al adolescente y le exige una cantidad de dinero bajo la amenaza de enviárselas a sus padres y publicarlas en redes para que las compartan sus amigos del instituto. La víctima, si paga la primera vez, tendrá que hacer más pagos hasta que la situación se hace insostenible para el chico, que finalmente termina por confesárselo a sus progenitores.
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Estos casos que están empezando a llegar a los juzgados son la punta del iceberg y dejan asomar una inquietante realidad sobre la que, como recuerda el sexólogo José Luis Garcia, ya alertó de ella el fiscal general del Estado en su memoria de actividad anual: el incremento de los delitos relacionados con el acoso sexual en las redes, especialmente el 'grooming' (acoso y abuso sexual on line) ha aumentado el 178%, una verdadera explosión a raíz de la pandemia. Han crecido de manera exponencial las agresiones sexuales de adultos a menores, pero también entre menores. Estos comportamientos, y en ello coinciden los especialistas consultados, están relacionados con el fácil acceso de los niños a la pornografía, muchos menores son consumidores de contenidos para adultos en la Red y es así como aprenden relaciones sexuales.
Se está detectando el acceso al ciberporno a edades muy tempranas, desde los 8 años, y su consumo por parte de chicos adolescentes (el acceso de las chicas es minoritario) comienza a normalizarse a partir de los 13 años, «desde el ordenador de su habitación o desde el móvil», refieren los expertos del portal PantallasAmigas, que da pautas a los padres sobre cómo prevenir y actuar en estas situaciones. La facilidad de acceso, el anonimato y la gratuidad de estas páginas favorecen el 'enganche' de los nuevos clientes. El consumo de páginas de contenidos para adultos, explican, no solo puede tener efectos negativos para la salud del adolescente por la violencia que destilan, sino también para las chicas con las que se relaciona y su visión de las mujeres, reducida a la «cosificación» como objeto sexual. No hace falta bucear mucho para toparse con imágenes como la que recientemente se hizo viral en Internet la grabación realizada en una discoteca 'light' con niñas alineadas haciendo 'twerking' y chicos pasándose una tras otra por detrás en pleno 'perreo' . El escándalo inicial que se suscita en las redes sociales pasa en poco tiempo al desinterés, apostillan los expertos, que se lamentan de ciertos hábitos de los progenitores que tendrán consecuencias en sus hijos a medida que crecen, como dejarles el móvil de bebés para que coman tranquilos o no molesten en su sillita mientras la madre hace cola para pagar una prenda en una tienda de ropa o los padres disfrutan en una terraza.
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Evitar que los menores accedan a contenidos pornográficos es imposible por una legislación insuficiente o porque no puede aplicarse en la práctica y el filtrado de contenidos no es útil a determinadas edades, indican, pero desde las asociaciones de protección a la infancia se pide más implicación de los padres para «un mayor control legal y ético de la industria del porno» y se les pide que exijan formación afectivo-sexual «frente a la pornografía violenta y machista», además de hacerse eco del problema en el entorno social.
Sonsoles Bartolomé, de los servicios jurídicos de la Fundación Anar, indica que, aunque hasta la fecha en la organización no se han recibido llamadas de menores solicitando ayuda por este problema en concreto, que le parece «especialmente perverso», pero sí muchas otras de 'sexting' y 'grooming'. En sus informes, esta organización de protección a la infancia evidencian el acceso fácil, cotidiano y muy regular de los menores a la pornografía «que normaliza conductas impropias de una relación sexual sana, como el sexo en grupo no consentido» y el incremento de las agresiones en grupo relacionadas con el consumo de porno.
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Para intentar dificultar el acceso de los menores a estas páginas de contenidos para adultos, desde Anar se considera importante que se apliquen «medios técnicos para que se impida el acceso o se bloquee el acceso de menores de edad a estos contenidos. Es importante establecer barreras de contención, obstáculos parque no sea tan fácil».
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Insiste Bartolomé en que son imprescindibles esas cortapisas técnicas en las web de porno, sobre todo cuando «hoy, que te piden el DNI para comprar el pan en una aplicación, tiene que establecerse esa barrera de contención para este tipo de páginas para adultos por las consecuencias devastadoras y los riesgos y lo que supone para su futuro y un sano desarrollo afectivo-sexual, por un lado y, por otro, los riesgos de ser víctimas de una actuación delictiva». Si se tiene el porno como aprendizaje «nos falla la base». Pone como ejemplo el 'sexting' (el envío de imágenes o videos de contenido sexual a través de smartphones o dispositivos electrónicos y que se da de forma voluntaria. Una vez que ese contenido es compartido, pasa a ser propiedad de la red) los menores no son conscientes, en una relación incipiente, de que están chateando con un adulto que está buscando víctimas vulnerables. Al principio es comprensivo y encantador, pero cuando consigue la primera foto empieza el chantaje o la agresión sexual».
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¿Cómo atajarlo? Fomentando la comunicación entre padres e hijos. «El 'cuéntamelo', al igual que en el mundo físico, que tengan claro que tienen que contarlo a un adulto en cuanto se sientan violentados y, en cuanto se detecte el delito, denunciarlo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado», indica la jurista de Anar, quien recuerda que todas las líneas de la fundación están abiertas para los menores las 24 horas del día y todos los días del año, tanto las telefónicas como el chat «donde se les atiende y orienta».
Gemma Rodríguez Fernández, psicóloga clínica que ejerce en Valladolid y Medina señala que, más allá de los casos judicializados, «que, afortunadamente, son minoritarios», es importante que en el ámbito de lo cotidiano «donde casi todo pasa por las pantallas», los entornos familiares y docentes del menor tomen conciencia y cuiden «el uso y abuso» de los dispositivos, dedicando un tiempo cada día a la desconexión. «Si hay menos uso del móvil hay más comunicación, se establece un diálogo que haga pensar a los menores por sí mismos y que hagan cierta crítica de lo que están manejando». Hace hincapié en que «es significativo y nos tendría que hacer reflexionar, que el personal de las grandes multinacionales tecnológicas de Silicon Valley elige para que estudien sus hijos centros que están en medio de la naturaleza donde, por supuesto, están prohibidos los móviles». Un indicador de que «saben bien los efectos perniciosos que tienen en el desarrollo cognitivo, emocional y la salud mental de sus hijos».
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sonsoles bartolomé
Servicios Jurídicos de la Fundación Anar
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Sexólogo
Esta psicóloga hace suyos estudios médicos que desaconsejan que menores de edad tan temprana estén expuestos a estos dispositivos durante tanto tiempo «porque les afecta en su desarrollo físico, intelectual y psicológico». Por no hablar de que, como individuos que están en plena formación de su personalidad «tienen una identidad muy precaria e inestable por la etapa evolutiva en la que se encuentran y en la Red observan modelos de género y estéticos que quieren imitar y todo incide en ellos con gran intensidad». Desde las pantallas, concluye Gemma Rodríguez, «nos van programando nuestro comportamiento, somos un simple producto de consumo y por eso nos afecta a todos».
En los procesos de separación, divorcios y custodias, los abogados de familia observan que las pantallas azules son un elemento más de conflicto entre los progenitores respecto de sus hijos y un arma arrojadiza, pero los ex rara vez establecen en los convenios reguladores medidas que regulen el uso de estos dispositivos, a no ser en algunos acuerdos de mediación, más allá del campo jurídico. La abogada de familia y vocal de AEAFA en Valladolid, María José Sánchez, señala que en los procesos de divorcio «muchas veces observamos que los padres se reprochan mutuamente ser muy permisivos con sus hijos en el uso del móvil, pero no lo ven como un problema prioritario o preferente». También, de un tiempo a esta parte, se está poniendo de moda que, en el régimen de visitas, uno de los progenitores le entregue un dispositivo al niño con el argumento de que así le puede mandar mensajes para saber dónde está y lo que hace mientras está con el padre o la madre al que le toca la custodia. «Hablamos de niños de siete u ocho años», puntualiza la letrada.
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Desde hace más de una década, la Consejería de Educación, en colaboración con el resto de Administraciones públicas, lleva a cabo en los centros docentes de Castilla y León el Plan de Confianza y Seguridad Digital, que ofrece al profesorado recursos para enseñar al alumno a trabajar con las tecnologías disminuyendo los riesgos. Son cinco talleres 'on line', de noviembre a mayo, dirigidos a alumnos de Primaria y Secundaria, que este curso se centran en el ciberacoso después de que en los dos anteriores trabajaran sobre las tecnoadiciones. «Se trata de que los alumnos vayan más allá de TikTok e Instagram y que el tiempo que pasan navegando les resulte productivo. Por eso les insistimos en que la huella digital que dejen tiene que ser lo más limpia posible, porque de ello puede depender su futuro. Pueden analizar tus redes e impedir que accedas a un puesto de trabajo», explican fuentes del profesorado. El Plan de Educación no olvida el papel fundamental que tienen las familias, de forma que las AMPAS también forman parte de esta iniciativa educativa para el uso adecuado de las tecnologías. «Los niños empiezan a disponer de móviles con 10 años, una edad que coincide con las comuniones, y ese acceso temprano a Internet va a tener repercusiones si no hay un control o un 'contrato' con los padres sobre el uso, el horario y los contenidos a los que pueden acceder». Concluyen los docentes consultados que es esencial que los adultos den ejemplo, porque ellos marcan los patrones de conducta y «si hay abuso de tecnología en casa, el hijo llegará a ese nivel o lo superará».
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