Prácticas de robo a mazazo limpio en Valladolid

La diferencia entre uno y otro robo es notable si se tiene en cuenta que el 6 de septiembre, a partir de las 4:11 horas y 14 segundos tuvieron que turnarse para «arrear» a las tragaperras. Nada menos que 49 porrazos con una maza recibieron los laterales de madera de las dos máquinas hasta que se rompieron los cierres y los ladrones pudieron abrir las puertas. Después cogieron los cajetines y el dinero de la caja registradora y se fueron con un botín que superó los 2.000 euros. Dejaron el bar a las 4:12 y 40 segundos. Las cámaras recogieron cómo se esfumaban los cuatro encapuchados que accedieron al bar en un Seat León, el modelo favorito de este grupo (ya lo fue de la banda original del BMW) a la hora de sustraerlo y utilizarlo después en sus golpes y huidas.

La escena se repitió cinco meses después, el 11 de febrero, a las 5:18 y 23 segundos. Esta vez solo fueron dos los encapuchados que entraron al bar Bas por la ventana (arrancaron la verja). El primero en entrar colocó de lado las dos máquinas, arrancó el estor, cogió la maza y de dos certeros golpes abrió la máquina. Después le pasó la herramienta a un segundo ladrón, que da dos toquecitos de aproximación al lateral de la segunda tragaperras y la abre a continuación también de dos certeros mazazos. Luego cogen los cajetines, se los entregan a un tercer compinche que se asoma por la ventana y huyen (un testigo vio a lo lejos un coche rojo que salía por la calle). Eran las 5:19 y 15 segundos. Habían transcurrido solo 52 segundos, es decir, un minuto y 18 segundos menos que en el primer golpe. Esta vez se llevaron cerca de 1.500 euros sin tocar la registradora (estaba abierta y sin dinero).

El primer asalto, sin duda, les sirvió de prácticas y el martes, cinco meses y decenas de robos después, los delincuentes demostraron su eficacia rebajando a menos de la mitad su paso por el interior del bar (en el que saltó la alarma) y reduciendo también al mínimo los prolegómenos para acceder al local. «La primera vez tardaron en torno a cinco minutos y esta vez no llegaron a dos en total», confirmaron las víctimas.

Las dos grabaciones dejan bien claro cómo los autores manejan ahora a la perfección el oficio. En la primera ocasión sacudieron con la maza hasta en 13 ocasiones a la primera máquina y nada menos que 36 golpes recibió la segunda. Tuvieron que cambiarse la pesada herramienta, colocar en varias ocasiones las tragaperras e, incluso, llegaron a fallar algún golpe por el cansancio. Y aún así tardaron poco más de dos minutos. Lo mismo lo hacen ahora en 52 segundos. Eso además de lograr huir en un barrio casi aislado de la capital por el corte de su principal vía de acceso desde la ronda. Suma y sigue.