Ismael Fernández, estudiante en busca de piso

Valladolid

«Hay portales plagados de mensajes restrictivos hacia estudiantes»

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Carolina Amo

Durante su primer año como alumno universitario, se hospedó en una residencia, pero la experiencia no fue la deseada. «Pagaba unos 300 euros al mes, sin contar con la comida. Si querías la tarifa con comida era de 600 euros», explica este joven, quien considera que era un precio «exagerado» para tratarse de un sitio «pequeño y antiguo». Ahora se le ha presentado la oportunidad de compartir vivienda con dos de sus compañeros el próximo curso y no ha dudado. La tarea de encontrar piso ha sido complicada, ya que se trataba de su primer año tratando de independizarse.

«Me ha costado un par de meses encontrar pisos desde que empecé a mirar. Comencé en abril más o menos y el proceso ha durado hasta finales de junio. En total, miré unos quince o veinte pisos», señala Ismael. Tras encontrar algunos que se ajustaban a sus necesidades, aparecieron «los famosos requisitos». Ismael Fernández cuenta que en muchos de los pisos la primera condición que aparecía era: «No estudiantes». «Imagino que por la cosa de montar jaleo con algún tipo de fiesta o incluso por el tema económico, ya que muchos de nosotros no somos autosuficientes», señala.

Portales como Milanuncios e Idealista, señala, estaban «plagados de mensajes restrictivos hacia estudiantes», cerrando cada vez más puertas a Ismael y a sus compañeros. Finalmente, el joven logró visitar cinco pisos por su cuenta. «Al principio mis padres me acompañaban pero finalmente fui yo solo», subraya. «Otro de los chicos con los que voy a compartir piso me iba a acompañar para visitarlos, pero tenía que hacer la EBAU y aún no sabía si la nota le iba a dar para entrar, por lo que tuve que ir yo solo a todo», explica este estudiante, que subraya que esto no le supuso ningún problema.

Fue a finales de junio cuando encontraron la que será su casa a partir de septiembre. Y parece que la espera mereció la pena, empezando por la ubicación. «Está situado en la zona de las universidades, en una avenida muy larga que está a cinco minutos del campus», destaca.

Además de la buena comunicación con el campus universitario, el piso cuenta con un precio asequible. «Lo cogimos a través de una inmobiliaria. La reserva nos costó 600 euros, pero esta cantidad va a pasar a ser la fianza, por lo que nos sale mejor de precio que cuando estaba en la residencia», recalca el joven. Ismael cuenta que su intención desde un principio era instalarse «cerca de la zona de la Palomera». De hecho, uno de los pisos con los que contaba al principio estaba situado cerca de esa zona, «pero finalmente no se pudo».

Encontrar un piso que combine calidad y precio justo es complicado de conseguir. «Con la escasa distancia que tenemos la universidad, sí que nos renta pagarlo», asegura este joven. Tras haber conseguido cerrar el proceso de buscar alojamiento a finales de junio, no cree que sea una fecha tardía. «Hay gente que está buscando piso a estas alturas y otros que aún no saben exactamente cuándo van a entrar a la carrera, por lo que creo que lo hemos mirado en una buena fecha». La nueva etapa de Ismael no ha hecho más que comenzar. Como él, dentro de poco muchos podrán disfrutar de esas «píldoras de libertad y autonomía» que tanto buscan los universitarios en su nueva etapa.