Ignacio Cardero y Ángel Ortiz, durante el coloquio. Rodrigo Jiménez
Ignacio Cardero, director de El Confidencial

«Si el Plan de Regeneración Democrática se aplicara al Gobierno, no tendría un pase»

VI Encuentro Internacional de Periodismo Miguel Delibes ·

Ignacio Cardero, director de El Confidencial, dialoga con Ángel Ortiz sobre el 'caso Begoña Gómez', destapado por su medio, y las presiones y consecuencias derivadas de sus informaciones

Jesús Domínguez

Valladolid

Jueves, 17 de octubre 2024, 13:13

Desde el pasado mes de febrero, en el que El Confidencial publicó las conversaciones sobre el 'caso Begoña Gómez', que investiga las posibles acciones delictivas de la mujer de Pedro Sánchez, dicho medio de comunicación, en palabras de Ángel Ortiz, director de El Norte de Castilla, «ha vertebrado el debate público y la actividad política del país». Con motivo de esas publicaciones, su director, Ignacio Cardero, se convirtió «en la única persona que ha mandado al rincón del pensar al presidente del Gobierno», le concedió Ortiz al inicio de la conversación que ambos mantuvieron en el IV Encuentro Internacional de Periodismo Miguel Delibes.

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Esta apreciación, tan real como la vida misma, puesto que Sánchez suspendió durante días su agenda pública para valorar si seguía al frente del Ejecutivo, fue preludio de la narración de Cardero de cómo ha vivido las presiones sufridas con posterioridad, como «parte de la campaña de acoso a determinados medios de comunicación» a la que se refirió, así, en plural, pues recordó que El Confidencial ha sido, en este sentido, parte de un todo nunca visto por él. «Hemos publicado exclusivas como el patrimonio oculto del rey Juan Carlos y otras otras que afectan a muchas personas, pero un momento tan delicado como el de ahora no lo pasamos entonces. Para mí nunca había sido tan difícil ejercer el periodismo de manera independiente como ahora», lamentó el director.

Entre esas informaciones delicadas, además de la que tiene que ver con el monarca emérito, están otras de gran repercusión como varias que afectaban a empresas del Ibex 35, las que tienen que ver con los papeles de Panamá (por las que recibieron demandas), las que provocaron «la dimisión de José Manuel Soria, ministro de Industria del Partido Popular, o la caída de Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid», del mismo signo político. Sin embargo, en ninguna de esas ocasiones se alcanzó tal grado de presión: «Aquí, por lo que fuere, hemos pulsado un botón que no estaba previsto tocar y que ha puesto en riesgo la viabilidad del Gobierno de España. Están intentando ejercer su influencia y su presión a través de satélites y de la publicidad institucional. Esto no lo había visto nunca».

Aquella reflexión de Pedro Sánchez terminó con una comunicación pública en la que, a golpe de 'tuit', decía querer regenerar la democracia en España. La manera en la que pretende hacerlo tiene como base un plan que ha provocado una serie de reacciones que le hacen preguntarse a Ignacio Cardero «las razones que lo motivan, por qué hay quien no lo interpreta como censura y por qué hay medios de comunicación que lo ven hasta bien». En este sentido, el director de El Confidencial recordó que el Plan de Regeneración Democrática se aparta de las leyes europeas, en tanto en cuanto «abre el camino a que se intervengan la ley editorial o la cuenta de resultados». «La ley habla de desinformación de su uso, pero también distribuye las partidas económicas, un tribunal va a decidir qué informaciones son buenas o falsas, veraces o 'fake news'... Cuando, si el Plan de Regeneración Democrática se aplicara al Gobierno, no tendría un pase por sus mentiras factuales. Estamos hablando de hechos, de derechos y de datos y se está intentando crear una realidad alternativa. Me parece algo jamás visto y totalmente censurable», denunció.

Año y medio de investigación

Tirando de ironía, Ignacio Cardero explicó que la investigación que llevó a El Confidencial a publicar las informaciones referentes a Begoña Gómez no nacieron «en una sala planificando maldades», sino que estas empezaron a desarrollarse a través «de los primeros testimonios directos» que recibieron a principios de 2023, antes de que se celebrasen las elecciones generales del mes de junio. Fue José María Gómez, su jefe de investigación, quien estableció las primeras relaciones entre Air Europa y la mujer del presidente, quien había tenido relaciones con la empresa, rescatada por el Estado y, a su vez, fuente de financiación de algunas actividades en las que ella había participado. «Vimos un conflicto de intereses claro, pero pensamos que había que llegar a la causa-efecto y establecer el contexto», recordó Cardero. La decisión de publicar se produjo cuando, en febrero de este año, se destapó una conexión entre la 'trama Koldo' y Begoña Gómez.

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«En febrero publicamos el conflicto de intereses con Air Europa y en marzo una carta de apoyo de Begoña Gómez a una empresa que se presentaba a un concurso público del que salió como adjudicataria. La tercera cuestión fue un máster de la Complutense que ella dirigía y donde empresas del Ibex 35 hiieron tabajos gratis, que fueron registrados por ella como marca», enumeró el director. Conocidas las causas, la consecuencia de todo es la imputación de la mujer del presidente por un posible tráfico de influencias y corrupción en los negocios; una instrucción de una causa en la que El Confidencial, como recordó Cardero, no es juez. «Nosotros somos meros intermediarios entre lo que quieren ocultar y los usurarios de nuestras informaciones. Cuando Donald Trump acusaba de guerra sucia al Washington Post, su director, Martin Baron, dijo que ellos no estaban en guerra, sino trabajando. Nosotros no estamos haciendo ninguna campaña de descrédito», apeló Ignacio Cardero.

En todo este proceso, no negó que «la información casi siempre es interesada», y tanto es así que la carta de apoyo a Barrabés, cuya existencia confirmó fue confirmada por la propia empresa (que en realidad tenía tres), fue recibida a través de un mensaje directo en Twitter por José María Gómez, jefe de investigación de El Confidencial. «Cuando nos llegó, como cuando nos llega cualquier documento, verificamos que fuera real. Al comprobar que así era, teníamos que hacerla pública», siente Ignacio Cardero, aunque ello conllevó que volasen «todos los puentes y canales de información» con el Gobierno. «Se nos acusó de que esa información era irrelevante por ser la actividad profesional de un particular, y de que, además, no era una información veraz. Ese discurso es fácilmente desmontable, porque no hay nada de mayor intere´s general que saber quién y cómo gestiona el dinero público, y más si está involucrada la mujer del presidente, y la información se ha contrasatado con documentos, datos y pruebas. No teníamos otra opción que resistir a las presiones», considera el director.

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En este camino, contó con el favor de su editor, José Antonio Sánchez, que fue periodista y apostó hace 23 años por El Confidencial y por su manera de hacer las cosas. «Trabajar con él es tener suerte, porque te entiende y entiende la dimensión de la información frente a otras variables», afirmó Ignacio Cardero, que no ocultó, no obstante, que todo esto ha conllevado una merma de ingresos institucionales que, de algún modo, están teniendo un contrapeso en el apoyo de la sociedad civil, a través del incremento de las suscripciones, y de «empresas que, sin tener ningún tipo de interés, creen que es bueno para la democracia que exista un contrapeso al poder». Así, el coraje de El Confidencial sigue, incluso los domingos, vino a bromear Cardero, que este pasado estuvo al frente de una información que hablan de los 30 casos de corrupción que están cercando al presidente del Gobierno, entre ellos, el del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, que reaccionó pidiendo una rectificación o, en caso contrario, una carta al director. Que fue publicada. Antes de ser declarado como investigado.

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