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La calle Leopoldo Cano recuperará un pedacito de su historia, que se remonta a los albores de la propia ciudad, con la rehabilitación en curso de un inmueble decimonónico asentado sobre restos del pasado medieval de la ciudad y que albergará nueve viviendas de lujo ... para devolver la vida a un edificio, bautizado ahora como residencial Las Damas (por el nombre que lució esta calle desde la época medieval hasta principios del siglo XX que llevaba deshabitado, y prácticamente en ruinas, desde mediados de los años noventa.
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Su fachada catalogada, en cuya puerta aún luce la fecha en la que fue habitado por vez primera (1880) y las iniciales (PEL) de su primer propietario (Pedro Elvira López), aunque fue construido un año antes y remozado en 1935 (solo se sustituyeron los miradores originales de madera por los actuales de fábrica), se mantendrá intacta con un añadido en el ático para sumar cinco plantas, en las que tendrán cabida nueve viviendas de entre 64 y 137 metros cuadrados, y un garaje con ascensor con acceso por el portón, en origen, destinado a los carruajes.
El edificio de don Pedro Elvira López, quien fuera «rico propietario y regidor de Valladolid», que falleció sin descendencia en 1891, despidió a sus últimos inquilinos en 1996 y veinte años después, cuando su histórica fachada no cesaba de escupir cascotes sobre la vía pública, su entonces propietaria fue obligada por el Ayuntamiento a asegurarla. La acera que discurre ante el inmueble, cuya fachada fue sometida a una tímida reforma en 2017 para evitar desprendimiento, permanecía prácticamente cerrada al tránsito peatonal desde entonces.
La catalogación del edificio solo obligaba a conservar intacta su más que centenaria fachada. Su interior fue demolido a comienzos del año pasado y sujetada su cara exterior con un mecano de andamios para facilitar los trabajos de reconstrucción del inmueble, hoy en curso.
Cuando las máquinas excavaron en el terreno, una vez derribadas las tripas del inmueble, salieron a relucir restos del pasado medieval de la ciudad en forma de «muros y pavimentos antiguos de canto rodado y cerámica que mezclaban elementos del siglo XIX (cuando fue construido el edificio) con estructuras anteriores, como silos de grano excavados en el terreno que podrían datar de la época medieval».
Este último descubrimiento, a juicio del arqueólogo Arturo Balado, responsable de documentar los restos descubiertos, «constata la pertenencia de estas parcelas antiguas de la trama urbana al primer recinto amurallado», previo a la construcción de la posterior cerca vieja y del alcazarejo (sus restos acaban de salir a relucir en el patio de San Benito) que protegió la ciudad.
De manera que el centenario edificio del número 11 de la calle Leopoldo Cano, en adelante residencial Las Damas, emerge sobre el pasado medieval de la ciudad y espera recibir a sus primeros inquilinos en un plazo aproximado de un año, según anticipa José Luis Mayordomo, responsable de la promotora de la obra (Guía Edificación), quien rubrica junto al arquitecto Eduardo Carazo un libro que recoge la historia del inmueble y su entorno.
El futuro residencial Las Damas, cuyas viviendas ya están a la venta por precios que oscilan entre los 280.000 y los 485.000 euros, conservará intacta su fachada decimonónica y su portón (antes de carruajes) principal para el acceso de los vehículos a sus plantas inferiores de garaje a través de un ascensor. En el inmueble, de cinco alturas, tendrán cabida nueve viviendas de uno a cuatro dormitorios de entre 64 y 137 metros cuadrados.
La denominación del edificio tampoco es casual y pone de relieve el nombre que mantuvo la actual calle Leopoldo Cano, al menos, entre 1560 (primera referencia a dicha vía como de Las Damas) y 1901, cuando fue bautizada como Leopoldo Cano (el 20 de diciembre de 1901) en honor a Lepoldo Cano y Masas (1844-1934), militar, escritor y miembro de la Real Academia de la Lengua (ocupó el sillón 'a' entre 1910 y 1934).
La antigua denominación de calle de Las Damas aún perdura, como un recuerdo al pasado, en forma de placa labrada en piedra anclada a la fachada de ladrillo del edificio que hace esquina en la plaza de Los Arces (en su día está vía llegaba hasta ese cruce) con la calle San Antonio de Padua. Su historia, al menos, se recuperará en los próximos meses con la rehabilitación del inmueble de 1879 del número 11 de la calle Leopoldo Cano. Los vecinos del entorno, a su vez, podrán volver a pasar por la acera que bordea su histórica fachada.
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