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Las antiguas bodegas del edificio decimonónico del número 11 de la calle Leopoldo Cano, cuyas tripas fueron demolidas a comienzos del año pasado para dar paso a un residencial de viviendas de lujo, ocultaban una cápsula del tiempo en forma de almacén olvidado (desde ... finales de los años setenta) del que fuera popular empresario y hostelero Vicente García Rodilla (fallecido en 1997 a los 89 años), que durante la mitad del siglo XX adquirió una más que notoria popularidad como dueño del bar Jauja, enclavado en plena calle Santiago, junto a la iglesia, y gerente del bar de la Pérgola del Campo Grande.
Sus recuerdos afloraron de las entrañas del inmueble de 1879 cuando los promotores revisaron su interior antes de proceder al derribo de la estructura interior (solo se conserva intacta su fachada catalogada). De allí salieron a relucir fotografías del Valladolid de mediados del siglo pasado, facturas, cartas, contratos y un sinfín de cajas con botellas de coñac, anís jerez... e, incluso, latas de conserva intacta. Eso además de planos del bar Jauja, listas de precios e, incluso, las letras metálica con el nombre del negocio que ocupara la esquina del atrio de Santiago, frente a la entrada lateral del templo, entre los años 1939 y 1977.
El Jauja, que lucía la denominación de 'bar americano de primera categoría', compitió en su momento con otros locales míticos de la calle Santiago, cuyo uso hostelero se perdió de manera progresiva a finales del siglo XX, como el Cantábrico o el café Royalty. Entre los tesoros rescatado de la bodega de Leopoldo Cano, al margen de fotografías en un tenue color sepia del hostelero en la Pérgola, la plaza de toros y la acera de Recoletos o de la romería del Carmen, figuraban, entre otros, una invitación a un 'refrigerio' en el establecimiento para celebrar el ascenso del Real Valladolid a primera división el 19 de abril de 1948.
La lista de precios del Jauja (de 1961), que alcanzó una notable popularidad y que llegó a ser conocido por «servir las mejores gambas de Valladolid», recogía los cafés por cinco pesetas o los 'cubas libres' por 14 (enteros) o 12 (medios). Lo más caro de la carta, en los que a bebidas se refiere, era el whisky internacional, que alcanzaba las 60 pesetas.
El bar Jauja, del que no se conservan paradójicamente fotografías conocidas, abrió sus puerta en 1939 de la mano del «salmantino adinerado» Vicente García Rodilla, quien regentaría el popular negocio del Atrio de Santiago, reformado en 1950, hasta que la familia intentó traspasarlo, sin éxito, en 1977. Su titular fallecería a los 89 años en Valencia en 1997, si bien su funeral se celebró en Valladolid y sus restos descansan en el cementerio de El Carmen.
Sus recuerdos, en forma de cápsula del tiempo olvidada en la bodega del número 11 de la calle Leopoldo Cano, que utilizó como almacén del bar, han sido rescatados del olvido y plasmado en un libro con la historia del edificio decimonónico por José Luis Mayordomo (responsable de la promotora Guía Edificación) y Eduarzo Carazo.
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