El alcalde Montemayor de Pililla, Iván Velasco, casa a Iván Ripoll e Izaskun Rey. Héctor Alemany
Bodas en Pingüinos

Lo que la moto ha unido, que no lo separe el hombre

La concentración motera de Valladolid se convierte en el escenario sobre el que dos parejas se dan el «sí quiero»

Marco Alonso

Valladolid

Sábado, 14 de enero 2023, 00:04

Dos parejas se han dado el «sí quiero» en esta edición de Pingüinos. Izaskun e Iván se casaron el viernes a las 14:00 horas en la campa de la Hípica Militar de manera íntima, mientras que Ana Isabel y Rubén lo hicieron también el ... viernes, pero sobre el escenario de la plaza a las 23:30 horas ante la atenta mirada de miles de personas.

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¿Qué tiene esta concentración para ser un escenario tan cotizado para albergar enlaces? Iván Ripoll, el ahora marido de Izaskun Rey, lo explica de esta manera: «La hermandad que hay aquí genera un ambiente especial. A mí me ha ayudado a encontrar a la mujer de mi vida y a otros les ha llevado a conocer a su mejor amigo. Lo que se vive aquí es puro sentimiento», explica este catalán que se define como 'ciudadano de mundo' y que ahora reside en el condado de Treviño.

Iván e Izaskun se conocieron hace trece años en Pingüinos y, huyendo de supersticiones, se han casado un viernes 13 en la misma concentración en la que se vieron por primera vez. Toda boda necesita un maestro de ceremonias y en esta ocasión ha ejercido como tal el alcalde Montemayor de Pililla, Iván Velasco, que se ha desplazado hasta Pingüinos para celebrar el enlace -después de tramitar todo el papeleo el jueves- y asegura que nunca había casado a nadie en un lugar tan «especial», aunque reconoce que ha tenido experiencias de lo más variopinto. «La gente te pide casarse en fincas y en distintos sitios al aire libre. Cada vez son menos los que celebran su boda en un despacho. La mayoría de las que he hecho últimamente han sido fuera del Ayuntamiento», explica Velasco, que dirigió la ceremonia con una BMW R 1250 GS haciendo las veces de púlpito.

Iván Ripoll forma parte de un amplio grupo de amigos que se han conocido en Pingüinos. «Entre ellos estaba ella. Conocí primero a su hermano, luego a sus padres, que son todos son moteros, y a ella la conocí la última. Nos prometimos aquí el año pasado y aquí nos casamos», explica este motero que, momentos antes de dar el 'sí quiero', abrió sus sentimienos. «Estoy muy nervioso y emocionado. Son muchos recuerdos», apuntó visiblemente emocionado.

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Loc conciertos de Pingüinos, en imágenes

Hasta 25 comensales participaron en el convite. Familiares y amigos de la pareja motera disfrutaron de un menú en el que no faltaron detalles gracias al trabajo de un conocido restaurante de Montemayor de Pililla, que se encargó de elaborar la comida y de llevar hasta la campa mesas, platos y menaje para que la boda fuera un éxito. Un picoteo variado sirvió de entrante antes de que unas alubias con pato confitado llegasen a la mesa. Luego llegó el turno de la carne a la brasa y los que eran más de pescado tuvieron la oportunidad de degustar una jugosa merluza con patatas. Había que dejar un hueco para la tarta nupcial y alguno tuvo problemas para dar buena cuenta de tanto plato en una celebración regada con vino, en la mesa, y con gasolina, en la sobremesa. «En Pingüinos es donde más disfruto de la moto y donde menos la cojo», sentenció el novio.

Boda motera de Ana Isabel y Rubén

La segunda boda del día tuvo como protagonistas a la integrante de la organización de la concentración Ana Isabel Cernuda y su pareja, el motero Rubén Caballero, que contrajeron matrimonio en la Casa Consistorial a las 14:00 horas con el alcalde Valladolid, Óscar Puente, como oficiante. Pero una boda con estos contrayentes en unas fechas tan señaladas no podía quedarse ahí. «Queríamos hacer algo sencillito, pero nos llamó José Manuel Navas -director general de Pingüinos-, nos propuso esta idea y aceptamos», explica Ana Isabel, que a las 23:30 horas se subió al escenario con Rubén mientras se proyectaba un vídeo con imágenes de ambos. Allí, ante la mirada de todos los presentes, pudieron sentir el calor de la familia motera, que celebró su amor en un acto de hermandad, de esos a los que hacía referencia el otro novio del día: Iván Ripoll.

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Ana Isabel Cernuda y Rubén Caballero, en Pingüinos el día de su boda. M. A.

Estas dos parejas, que tanto tienen que agradecer a Pingüinos, han sellado su amor en la concentración motera y los cuatro recalcan lo mismo: que tienen la suerte de compartir la pasión por las motos con su pareja. «Nos sentimos muy afortunados. No nos importa ni el tiempo que hace para disfrutar de la moto. Da igual que nieve, llueva, haga frío o calor. Siempre vamos juntos», concluye Rubén, que ahora lleva un anillo en su dedo anular derecho, alianza que luce con orgullo, pese a que le gusta taparla con los guantes que cubren sus manos cuando da gas a su otro amor: la moto.

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