Pingüinos inicia el montaje de su carpa y mantiene la previsión de asistencia

Menos de tres semanas es el tiempo que resta para el inicio de una nueva edición de Pingüinos, que se desarrollará en Valladolid entre el próximo 13 y 16 de enero. Una especial, que conmemora 40 años de historia de una cita que este año estrena un renovado espacio tras la rehabilitación realizada en los últimos meses y que comenzó el pasado agosto. La puesta a punto arrancó este lunes, con el montaje de la carpa y la instalación de las casetas que formarán parte del encuentro.

José Manuel Navas, secretario de Turismoto, club organizador de Pingüinos, mantiene las previsiones que ya estimaron el pasado mes de octubre y que cifraban la asistencia en 40.000 aficionados. «Estamos a punto de cortar las inscripciones completas, las que incluyen desayuno, comida, cena y un regalo conmemorativo», asegura. Estas habían quedado limitadas en torno a las 15.000, pero desde la organización esperan a más visitantes que se dejarán caer durante los cuatro días que dura el evento y que este año también recupera la acampada y muchas de sus actividades.

El posible aumento de las restricciones para reducir el incremento de casos de coronavirus no es algo que preocupe desde la organización. «Nos adaptaremos a las medidas vigentes, como hemos hecho con la vuelta de la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores. En el resto, solo podemos aconsejar, no exigir. Por eso sugerimos que la gente se vacune e intente venir con una PCR negativa», asevera Navas. La pandemia tampoco amedentra a los asistentes, que se lanzaron en masa a por su inscripción cuando se abrió el plazo. «Al principio hubo una avalancha y multiplicamos en seis la respuesta de años anteriores», asegura el secretario.

La distribución del recinto se mantiene igual que siempre, pero presenta un aspecto renovado por los trabajos de rehabilitación realizados durante los últimos meses. «Verlo así anima mucho a volver», recalca el organizador. En estos dos años de parón, las instalaciones habían sido escenario de diferentes actos vandálicos que obligaron a instalar varias cámaras de seguridad y un vallado perimetral de tres metros de altura.

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