«El periodismo tiene que ser empático, altruista y responsable. Lo contrario es ser un kamikaze»

En la era de la globalización y de las grandes corporaciones comunicativas se hace cada vez más necesario el periodismo de proximidad. El que se sirve con prontitud y tacto. El que pone en el centro a las personas y, sobre todo, a los hechos. El que se basa en la precisión, en el compromiso con el territorio y en la cercanía a las fuentes originales. De este reporterismo a pie de calle y de sucesos, han hablado las periodistas Cruz Morcillo y Susana Ahijado, en una de las mesas redondas celebradas durante el II Congreso de Periodismo Miguel Delibes. El director de El Norte de Castilla y también periodista de proximidad, Ángel Ortiz, fue el encargado de moderar este encuentro que llevaba por título 'Un oficio atado a las historias de proximidad'.

Cruz Morcillo, (Castellar, Jaén 1973), estudió Historia y se licenció en Periodismo. Desde 1997 trabaja en ABC, siempre ligada a los sucesos y a la información policial. Susana Ahijado es reportera de Antena 3 en Castilla y León desde 2007 y también columnista del Norte de Castilla. Ambas profesionales hablaron de la necesaria empatía del periodista. En concreto Cruz, dijo que testimonios como los de Antonio Pampliega o Jineth Bedoya en este congreso, le habían hecho «sentirse reconciliada con el oficio». «Todos los que nos apasiona esta profesión, nos queremos divorciar de ella varias veces cada año. Ahora estaba en una de esas fases». Reconoció no saber cuántos crímenes a cubierto a lo largo de los 25 años que lleva haciendo sucesos y que llegó a esta sección «por puro azar», pero que lo que le hizo querer quedarse fue salir a la calle y tener la «maldita suerte» de saber ponerse en los zapatos del otro. «Si hay un periodismo ligado a la calle es el periodismo de sucesos. Para mí, esa es la auténtica escuela del periodista. Aquel que quiera dedicarse a esto, debe empezar cubriendo sucesos. Todo lo que tratamos los periodistas de sucesos afecta a la honra, al buen nombre, a la identidad y a la imagen del otro», dijo esta periodista, que se definió a sí misma como «una amante del periodismo de papel».

Contó que la historia de su vida es la de los sucesos que ha cubierto. Que las fechas más importantes las asocia a las noticias que le han marcado. «Puede parecer desgraciado, pero cuando pienso en el año 2004, no pienso en que mi hijo nació ese año, sino en el 11M, que me tocó cubrirlo, con todo el coste personal que ello llevó consigo». Para ella, el de periodista, «es el mejor oficio del mundo, que te permite comer con un ministro y cenar en un poblado chabolista. Eso es una vida que está al alcance de muy pocos».

Sobre la empatía también opinó Susana Ahijado. Una cualidad que considera «básica» para cualquier periodista, especialmente para los que se dedican a cubrir sucesos. «La víctima no ha elegido que le ocurra esa desgracia. Por eso es fundamental, que quienes vayamos a contarlo, empaticemos con ella y pensemos que eso mismo nos puede ocurrir a nosotros también o a un ser querido. Hay que tratar a esa persona como te gustaría que te tratasen a ti, si estuvieras en su lugar. El periodismo de sucesos consiste en escuchar la desgracia de los demás y hacer un esfuerzo porque no te afecte, ni a tu familia tampoco, porque no tienen la culpa de la profesión que has elegido», remarcó. Habló también del ego y la responsabilidad. «El periodismo de sucesos y el periodismo en general, tiene que ser empático, altruista y responsable. Si no, no es periodismo. Es ser un kamikaze. No hay nada que me llene más de orgullo que contar lo que pasa en mi tierra, para una televisión nacional. Castilla y León no tiene un gran peso político y económico en España, pero todas las historias que pueden cambiar el mundo, merecen ser contadas, para intentar ayudar. Mi manera de ayudar a la sociedad es intentar que seamos un poco mejor personas. Hay que ser persona antes que periodista. No hay que perder nunca la humanidad, sobre todo en la información de sucesos», subrayó.

«¿Os habéis encontrado solas en vuestro trabajo?», les preguntó Ortiz. A lo que Ahijado respondió que en los sucesos siempre se encuentra rodeada de compañeros de otros medios. «Somos competencia, pero por encima de todo, somos compañeros. Muchos nos tachan de morbosos, pero siempre evitamos serlo. En la información de sucesos nuestra labor es no traspasar esa línea roja. Hay que informar de lo que hay que informar, sin dar gusto al morboso», dijo la reportera de Antena 3. Morcillo completó asegurando «sentirse harta de que la llamen carroñera» y dijo que en este oficio hay «egos mastodónticos», peo que ella se da por satisfechas con «hacer cosas pequeñitas y pisando barro», porque para ella, el periodismo no es un trabajo, es una forma de vida.

La soledad del periodista

También hay sombras dentro del oficio. Cruz Morcillo reconoció que la mayor soledad que ha sentido en esta profesión «ha sido delante de un juez». Dijo haberse jugado la vida en varias ocasiones, «porque los malos se toman muy mal las cosas que publico. No me gusta hacerme enemigos, pero si me gusta contar cosas que pongan a los demás frente a su espejo». Y señaló que un periodista de sucesos que no tenga demandas y querellas, no es un buen periodista. «A mí me mataron profesionalmente. Me intervinieron los teléfonos y me pidieron 2,6 años de prisión. Para mí, la mayor soledad es cuando me he sentado ante un juez por un tema injusto», dice esta periodista, que siempre se refiere a las víctimas por su nombre.

A pesar de que el periodismo es puntal de cualquier sociedad democrática, contaron que también se encuentran con numerosas trabas a la hora de ejercerlo. «El periodismo local es la última resistencia, la última trinchera. Estamos en un momento muy pernicioso en el que todo pasa por gabinetes y burocracia. Es una locura. Todo está filtrado y mediatizado», dijo Morcillo, quien opina que otra línea roja del periodismo de sucesos es no añadir más dolor al dolor de la víctima.

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