Los patos han vuelto a la balsa situada al borde de la desembocadura del Esgueva, a los pies de la antigua fábrica de luz. J. Sanz

Valladolid

Los patos vuelven a tomar el 'estanque' de la fábrica de luz del Esgueva

La balsa de la escuela de piragüismo recupera la normalidad después de dos meses en el dique seco para su limpieza

J. Sanz

Valladolid

Miércoles, 1 de enero 2025, 08:03

Los patos han vuelto a tomar el 'estanque' de las instalaciones de la escuela de piragüismo Narciso Suárez, situada al borde de la desembocadura del Esgueva, de cuyas aguas se nutre esta amplia balsa de hormigón, después de permanecer dos meses en el dique seco ... para facilitar las labores de limpieza del fondo.

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De manera que este punto de paseo y visita habitual de La Rondilla, que se encuentra al borde de la calle Rábida, al final del paseo del Cauce, ha vuelto a la normalidad una vez abiertas las centenarias esclusas que regulan el paso de agua a la balsa que en su día formaba parte del complejo de la fábrica de luz del denominado Salto de Linares, en la desembocadura del Esgueva al Pisuerga.

Octubre

Diciembre

El estanque en octubre, antes de su limpieza, y en la actualidad, de nuevo con agua. J. Sanz

Dicho complejo fue construido a partir de 1924 -hace justo un siglo- e inaugurado en 1930 como central hidroeléctrica, un uso que mantuvo hasta el cierre definitivo de la planta el 23 de marzo de 1976. Su edificio principal, que luce un singular torreón de tres alturas, y las balsas de agua permanecieron abandonadas durante veinte años. Hasta que el piragüista y medallista olímpico Narciso Suárez -se colgó un bronce en los juegos olímpicos de Los Ángeles de 1984-, junto a José Luis Villanueva, consiguieron sacar adelante su proyecto de crear un centro de formación para piragüista y rehabilitar la fábrica de luz.

Así lo hicieron y, fruto de una inversión de 125 millones de pesetas (751.250 euros), nació la actual escuela de piragüismo que luce el nombre del deportista y entrenador Narciso Suárez. El complejo consta de un edificio principal, que acoge las oficinas de la federación de piragüismo, almacén para las piragüas, un moderno gimnasio (de nueva construcción) y la citada balsa de la antigua fábrica de luz, utilizada como espacio de formación para los jóvenes piragüistas, pero que foma un amplio estanque abierto al espacio peatonal en torno a la desembocadura del Esgueva.

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La balsa en cuestión se vacía de manera periódica para limpiar el fondo. Y así se hizo a finales del mes de octubre. Ha sido ahora, unos días atrás, cuando el estanque se ha vuelto a llenar a través del sistema de esclusas que regulaba el paso del agua desde el río hacia la central hidroeléctrica, manteniendo, eso sí, los juncos en uno de sus picones. Y los patos han vuelto a ocupar sus aguas. Las que no se atisban, de momento, son las carpas que los pescadores suelen soltar en la balsa de entrenamiento y que son devueltas al río cada vez que se realiza la operación de vaciado, limpieza y rellenado.

La balsa, sea como fuere, acaba de recuperar la normalidad para disfrute de los numerosos viandantes que pasean en este entorno conectado con el parque Ribera de Castilla, situado al otro lado de la calzada de la calle Rábida, junto al puente de Santa Teresa.

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