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Una apuesta por la mejora de la calificación energética en Valladolid. Y parece que va a llegar en un buen momento, cuando los precios de ... la luz y de los combustibles se han disparado a niveles que han dejado a muchos, nunca mejor dicho, tiritando. La Junta de Castilla y León ya tiene diseñado el proyecto para la instalación de una red pública de calor de biomasa, la tercera en la capital, que suministrará energía térmica renovable para atender las demandas de calefacción y agua caliente sanitaria de todos los edificios, tanto públicos como privados con calefacción comunitaria que quieran conectarse, en los barrios de Parquesol y Villa de Prado. Un proyecto que afectaría a 30.000 vecinos de la ciudad.
Esta red, denominada Valladolid Oeste, empezará este verano las obras. Y estas serán levantar la calzada de las principales vías de los dos barrios para instalar dos ramales bitubulares para transportar el calor a través del agua y, de esta forma, enterrar tuberías de acero preaislado específicamente diseñadas para el transporte eficiente de fluidos.
La red principal estructurante tendrá una longitud de 21.000 metros, con un sistema dimensionado para un salto térmico de 20ºC entre la ida y el retorno. Es decir, que la 'pérdida' de esa energía es la que se quedaría en los edificios y viviendas conectadas a la red.
Precisamente, en cada inmueble conectado se instalará una subestación de intercambio, las cuales se ubicarán en las actuales salas de caldera, aprovechando el circuito interno de los edificios con calefacción central al enganchar esta red con la ya instalada en los edificios. Un plan diseñado para un funcionamiento automático de todos los elementos (central, red de transporte y subestaciones), que estarán comunicados entre sí. Asimismo, se creará un avanzado sistema de control y telegestión para permitir adaptar la energía generada a la demanda, disminuyendo al máximo el consumo eléctrico y las pérdidas térmicas. Ardua tarea en plena crisis energética.
Una energía que se producirá en una central de generación en la que se quemará biomasa forestal renovable, similar a la que ya está instalada en Huerta del Rey y que gestiona la Sociedad Pública de Infraestructura y Medio Ambiente de Castilla y León (Somacyl), y que se ubicará en unas parcelas próximas al estadio José Zorrilla (calle del Mundial) cedidas durante 40 años por el Ayuntamiento a la Junta el pasado verano.
Precisamente, una vez finalizada la instalación en los dos barrios, la red de calor Valladolid Oeste se interconectará hidráulicamente con la red de Huerta del Rey para aumentar la capacidad de suministro de la red existente en la zona norte-este de este barrio.
La Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente de Castilla y León (Somacyl) de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente realiza el abastecimiento de energía térmica renovable a 124 centros consumidores de todo tipo en la región con una potencia instalada de 64.700 kilovatios. Eso ha supuesto una energía suministrada de 101.500.000 kilovatios al año.
Toda esa energía ha partido de la combustión de 38.500 toneladas de astilla forestal y 1.250 toneladas de pellets, evitando la emisión de 37.500 toneladas de dióxido de carbono. Los sistemas construidos han supuesto una inversión de 36 millones de euros por parte de la Junta, y entre ellos destacan las redes de calor de la Universidad de Valladolid y la del polígono industrial de Villalonquéjar en Burgos.
Un sistema que está en auge, también por parte de las administraciones. En los próximos tres años, Somacyl tiene previsto invertir cerca de 50 millones de euros en nuevos proyectos en materia de energías renovables para ampliar las redes de calor con biomasa y los acumuladores térmicos inteligentes para cuatro de sus redes de calor.
Se prevé también la sustitución de calderas de combustibles fósiles por calderas de biomasa en edificios públicos y la instalación fotovoltáica en autoconsumo para 85 de sus infraestructuras (depuradoras, potabilizadoras, vertederos, red de calor...).
Unos proyectos que pretenden reducir la huella medioambiental, además de mirar por la economía. Con el gas, antes de que empezara la guerra en Ucrania, y la luz disparada, la apuesta por energía renovable con la biomasa como protagonista se nota ya en las facturas a final de mes. Se estima que el ahorro, respecto a energías fósiles, se establece ya entre el 30 y el 50%. A eso se suma la ausencia de equipos propios de combustión de calor y chimeneas, lo que no propicia averías, reposiciones, riegos de combustión y ruidos en viviendas.
Esa reducción de costes de mantenimiento y de renovación de calderas va de la mano con una mejora de la calificación energética de los edificios y una mayor disponibilidad, pues en las comunidades de vecinos se instala un intercambiador que ocupa una superficie de un metro cuadrado.
Esa canalización se instaló en Valladolid en 2019 con el objetivo de atender la demanda térmica de edificios públicos de la zona (consejerías de Agricultura, Fomento y Medio Ambiente, consejerías de Economía y Hacienda, Escuela de Arquitectura y complejo deportivo Huerta del Rey), quedando abierto el proyecto a edificios privados de la zona interesados en conectarse a este sistema térmico.
Con esa premisa la capacidad de esa red se encuentra al 100% al dar calor y agua caliente a diez comunidades de vecinos o lo que es lo mismo, casi 1.000 viviendas. A pesar de todo, la red de canalizaciones ya ha quedado preparada para atender a la totalidad de los edificios de la zona, de forma que cuando se construya la red Valladolid Oeste se interconecten ambas para atender las nuevas solicitudes.
En esta red, al 100% de su capacidad, se consumen de media al año alrededor de 5.000 toneladas de residuos forestales (madera de chopo y pino principalmente). «El funcionamiento de la planta de Parquesol y Villa del Prado será similar a la de Huerta del Rey. Aún no sabemos a cuántas viviendas se dará servicio con esta central, porque ya depende de las comunidades que se adhieran. Lo que está claro es que esto es parte del futuro energético», recalca el ingeniero industrial y encargado de las plantas del campus de Delibes y de Huerta del Rey, y de la futura de Parquesol, Gonzalo Real.
La primera red de calor con biomasa se construyó en Valladolid en 2014, cuando Somacyl, mediante un convenio con la Universidad de Valladolid (UVA), construyó y puso en marcha una red para los campus Delibes y Esgueva. Ese fue, en ese momento, el proyecto más importante de esta tipología en España. Posteriormente, en el 2019, se conectó al sistema el Hospital Clínico Universitario, convirtiéndose en el primer hospital español en atender íntegramente su demanda térmica con energía renovable. «Esta red puede consumir 35.000 toneladas al año de residuos forestales», añade Real.
Con estas redes de biomasa, Somacyl ha conseguido empezar la sustitución del uso de energía fósiles por una energía renovable, sostenible y autóctona, que contribuye a generar empleo en entornos rurales, disminuye la dependencia energética de la región y contribuye a su transición ecológica.
Además se reducen las emisiones de CO2 de los edificios de tres grandes barrios de Valladolid con la disminución de la huella de carbono de la ciudad. Precisamente entre instalaciones públicas, como las de Somacyl, y privadas, la provincia de Valladolid ya cuenta con nueve grandes redes de biomasa, a la que se añadirá la de Parquesol y una privada en el polígono de San Cristóbal.
El pulso de la biomasa en la provincia ha experimentado un crecimiento exponencial en todos los rincones. Lo consideran el futuro y muchos ya se han dado cuenta de ello cuando les han tocado el bolsillo con el aumento de la luz y los carburantes. Por no hablar del medio ambiente. El interés por la biomasa se ha visto en la última década. En 2008, 275 instalaciones de Valladolid ya eran de biomasa, de las cuales 172 eran estufas. Esa cifra ha crecido un 2.614% hasta 2020. De esta forma, ya hay 7.465 recintos que se calientan con biomasa, de los que 6.465 son estufas, 723 calderas de menos de 50 kilovatios y 277 calderas de más de 50 kilovatios.
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