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Berta Pontes
Miércoles, 4 de noviembre 2020, 07:11
Ante la noticia del cierre, este camarero de Valladolid que lleva más de treinta años dedicándose a la profesión destaca que «la hostelería está poniendo ... todas las medidas para evitar esto». A la compra de una máquina para desinfectar y renovar el aire de su local ha añadido el gasto en desinfectantes y productos de limpieza, una inversión que ronda los 700 euros al mes en palabras de Pablo Pérez. «Si para preservar la salud de los clientes y los trabajadores hay que cerrar, se cierra, pero hay otros focos donde no se controla nada». La inconformidad con las medidas tomadas durante los últimos meses por la Junta es cada vez mayor en el sector, y manifiesta que «después de todo lo que hemos hecho para evitar y proteger tanto a clientes como a trabajadores, parece que no ha servido para nada».
Pablo Pérez asegura que desde que comenzó la pandemia ha recibido más hojas de reclamaciones que en los 32 años que lleva abierto el bar. «He llegado a llorar de impotencia ante la desobediencia de algunos clientes que se negaban a cumplir las normas», se lamenta al otro lado de la barra. Ahora, solo puede esperar que el cierre dure lo menos posible y «volver a abrir cuanto antes».
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