El papel crucial de Valladolid en la Literatura cuando fue capital de España

No será el único artículo dedicado a este menester, puesto que en el siglo XVI las imprentas proliferaron y la publicación de diversas obras aportó un patrimonio fundamental al legado que Valladolid dejaría a sus descendientes.

Pero, el momento que nos ocupa es el principio del siglo XVII, cuando el Duque de Lerma consigue convencer al Rey para trasladar la Corte a la capital vallisoletana. Ese periodo de esplendor gozará de publicaciones sustanciales e importantes como las siguientes:

Existen varios impresores que gozaron de una popularidad sin parangón durante el siglo XVI como Arnao Guillén de Brocar, Francisco Fernández de Córdoba o Sebastián Martínez pero es, en 1602, un año después del traslado de las Cortes a Valladolid -floreciendo en el seno de una ciudad cultural que despuntaba en el panorama castellano- cuando se publica una de las primeras novelas que inaugura la Corte en Valladolid.

Se trata de una historia de caballerías que en varios pasajes copia sin tapujos a la obra en la que se basa: 'El Amadís de Gaula'. La historia versa alrededor del valeroso caballero Policisne de Boecial, único hijo y heredero de los Reyes de Boecía, Minandro y Grumedelal. Persigue la consecución de hazañas y actos caballerosos dignos de la época con Policisne como protegido de la sabia Ardémula. Se prometió, al final de esta, una segunda parte que nunca llegó.

Por lo que argumenta Canavaggio, es en Valladolid donde se comienzan a vender, en las vísperas de Nochebuena, las primeras copias de 'El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha', mientras que la anterior capital, Madrid, hubo de esperar hasta el día de Reyes de 1605 para recibir y distribuir el original.

Muchos aseguran que el género de la picaresca, en concreto el del 'Lazarillo' tuvo un renacimiento editorial tras la publicación de Guzmán de Alfarache en 1599 cuando, en realidad, gran parte de ese rotundo segundo éxito del 'Lazarillo' se lo debemos a imprentas como la de Juan Berrillo, que reeditó el clásico literario.

Debido a la dificultad para publicar diferentes novelas pastorales, algunas de ellas obtenían un privilegio de publicación, pero no todas llegaban a término pues era más complicado de lo que imaginamos conseguir un editor. Por ejemplo, el 14 de septiembre de 1601 se concede el privilegio de publicación a Gabriel Fernández para imprimir la 'Tercera parte de la Diana'. Esto debido a que en 1582 se le concedió el permiso a Blas de Robles pero este nunca la publicó.

El primer libro cuenta la historia del caballero don Florisel de Niquea, quien parte en busca de su amada doña Elisa enfrentando desafíos y aventuras. En el segundo, el caballero se encuentra con doña Rogelia, una mujer de gran sabiduría y virtuosa. El tercer libro sigue a don Rústico y el cuarto a doña Lídora. Todas esas historias se entrelazan con las anteriores para desembocar en la de doña Dindirindina, otra dama enamorada.

Esta es la primera portada de 'La Pícara Justina', que fue publicada en Medina del Campo en 1605. El libro está impreso por Cristóbal Lasso Vaca, editado por Jerónimo Obregón (que había adquirido los derechos de edición el 18 de abril de 1605) y luego lo ilustraría Juan Baptista Morales. Parece ser que la autoría de 'La pícara' es cuestionable, pues se le atribuye a Francisco López de Úbeda pero también que el librero Diego Pérez compró el texto a Fray Baltasar Navarrete. Aunque este será objeto a desgranar por otro de los artículos.

También se reedita 'La Galatea', de Miguel de Cervantes, en 1617 a cargo de Francisco Fernández de Córdoba y a costa de Jerónimo Martínez. También el 'Galateo español', en cuyas ediciones se incluye el 'Lazarillo', se reedita en 1603 en Valladolid gracias a Luis Sánchez y a costa de Miguel Martínez.

Hay muchas ediciones de diferentes orígenes, cada una con su propia historia, pero no todas poseen los derechos de publicación necesarios para ser reconocidas como originales. Por la importancia de Valladolid a principios del siglo XVII, solo disponen de este reconocimiento unas pocas.