«La verdad es que es un cambio radical y, además, parece que los están respetando con los grafitis», coinciden en señalar el propietario y un cliente del quiosco situado en la esquina de las calles Cigüeña y Tórtola en alusión al nuevo mural colaborativo ... pintado a lo largo de las últimas semanas, en el marco del proyecto de los 'murales de la felicidad' que promueve la asociación Pajarillos Educa, en la tapia del instituto Leopoldo Cano.
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Allí un enorme buzo, una alegoría quizás a la primera inmersión de la historia que tuvo al Pisuerga como escenario en 1602, preside la esquina del centro educativo, en el crece de Cigüeña con Tórtola, para dar paso a distintas aves y peces con forma de submarino diseminados a lo largo de un lienzo de 120 metros lineales hasta la intersección con la calle Pelícano.
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El nuevo mural, al que aún le faltan algunos pequeños remates, viene a sumarse a la decena realizada en los últimos meses en distintos espacios, algunos de ellos un tanto degradados, con el fin de decorar y, sobre todo, dignificar espacios machados por los grafiteros en el barrio como la maltrecha plazoleta, con una cancha central sin porterías o canastas, de la calle Andarríos, un espacio que pide a gritos una nueva remodelación (algunos bancos carecen de respaldo y sus muros están repletos de pintadas) y en el que han realizado dos enormes murales, uno de ellos con la leyenda 'somos barrio' y otro que decora la medianera de un edificio.
Pero, sin duda, la intervención más singular del proyecto de los murales de la felicidad, que prevé decorar cuatro nuevos espacios de Pajarillos en los próximos meses, a sumar a los diez murales ya ejecutados, se encuentra en el pasaje peatonal situado entre las calles Tórtola y Pelícano, donde una enorme niña en cuya mano se posa un pajarillo, obra del artista Nano Lázaro (autor de la mayoría de los diseños tanto de este barrio como el del mural que decora el centro social de LasViudas), recibe a los vecinos en la entrada por Tórtola para dar paso a nuevos murales, en su mayoría de pájaros (un guiño al barrio) y un enorme mural al final que destaca los nombres de los barrios de San Isidro y Pajarillos.
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Este espacio, que cuenta con un parque al final, enfrente del centro de salud, ha dado un cambio radical en los últimos meses, desde septiembre, cuando se renovó el mobiliario público, se pintaron los murales (sus paredes estaban repletas de grafitis hasta entonces) y abrió el supermercado Mercadona del paseo de Juan Carlos I, que cuenta con un acceso peatonal por la parte posterior que da precisamente al pasaje peatonal.
Los grafiteros, al igual que en el resto de murales del barrio, han respetado por ahora los dibujos que decoran y dignifican diez espacios de las calles de Pajarillos, entre los que se encuentra el lateral de otro centro escolar, el colegio Cristóbal Colón, decorado en el lateral de Tórtola con una enorme niña que abrazo a un pajarito.
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