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Masría, con las gafas que le han facilitado en Asalvo. Alberto Mingueza
Ayudas para la salud visual

«¿Cómo voy a pagar las gafas si no tengo para comer?»

Más de 150 personas sin recursos recibieron el año pasado ayudas del Ayuntamiento y las ONG para comprar lentes y lentillas

Víctor Vela

Valladolid

Domingo, 19 de mayo 2024, 00:22

María tiene 61 años, una pensión de 390 euros y dos gafas de quita y pon. «En realidad, yo necesitaría unas con cristales progresivos, pero son tan caras que ni me lo planteé», cuenta esta vecina de una vivienda social en Huerta del Rey. Paga ... por el piso 110 euros al mes. Eso, sin contar la luz y el gas. «Como sea un mes sin extra, el día 20 o antes ya no tengo para nada. Así que imagínate cuando me dijeron que necesitaba gafas. Ya se lo advertí al médico en Arturo Eyries. ¿Y yo esto, cómo lo voy a pagar si no me llega para comer?».

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«Hay mucha más gente de la que pensamos en esta situación», asegura María Jesús Fournier, responsable de Asalvo, una de las ONG que en Valladolid ofrece ayuda a las familias sin recursos para comprar unas gafas. Durante el año pasado, atendieron a 25 personas. En Cáritas, ayudaron a 67 familias (70 personas), con un desembolso de 7.757 euros. En lo que va de año, han comprado gafas a 28 personas (2.500 euros). También el Ayuntamiento dispone de una línea de ayuda oftalmológica para hogares sin recursos. El año pasado, 51 personas atendidas (15.958 euros). En lo que va de 2024, treinta ayudas por valor de 7.684.

Comprarse unas gafas es un desembolso extraordinario (en ocasiones inesperado) que trastoca muchas economías familiares. El Ministerio de Sanidad ha anunciado estos días que a partir de 2025 habrá «ayudas directas» para financiar la compra de gafas y lentillas para los menores de 18 años en familias desfavorecidas. Poco más se ha dicho al respecto sobre el nivel mínimo de ingresos exigidos, por ejemplo, o la cuantía de estas ayudas.

El Libro Blanco de la Visión en España, un informe elaborado por Visión y Vida (entidad creada en 1955 por profesionales ópticos, ingenieros y oftalmólogos) dice que el precio medio de una montura en España es de 74,04 euros. Si se le suman las lentes, ya son 197,35 euros. «Y para muchos hogares, este dinero es impensable cuando apenas llegan a fin de mes», asegura Raquel García, coordinadora de los programas de acogida de Cáritas.

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La encuesta de condiciones de vida del INE, con datos de 2023, refleja que el 26,2% de las personas de Castilla y León no tienen capacidad para hacer frente a gastos imprevistos. Viven casi al día y comprar unas gafas trastoca todas las cuentas.

197,3 euros

es el gasto medio en gafas y lentes graduadas, de acuerdo con los datos del Libro Blanco de la Visión en España

«Para mí era impensable», cuenta María, quien durante semanas dilató la situación todo lo que pudo. «Empecé a notar pérdida de la vista de cerca y llegó un momento en que me llamaban al móvil y era incapaz de ver el nombre en la pantalla», asegura María, quien ya conocía a la ONG Asalvo a través del reparto de víveres. Fueron ellos quienes le hablaron de este programa de ayuda para las gafas. «A mí me da igual si son bonitas o feas. Me basta con ver bien», asegura.

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Asalvo financia este proyecto de ayuda oftalmológica a través de las aportaciones económicas que reciben de socios y simpatizantes, además de los mercadillos y acciones benéficas que llevan a cabo a lo largo del año. «Hemos llegado a un acuerdo con dos ópticas, Opticalia (Teresa Gil) y Centro Óptico Social (Fray Luis de León), que nos ofrece condiciones especiales para estas personas sin recursos. Nunca financiamos gafas de sol, las de vista cansada y solemos ir a monturas baratas, pero no se escatima en la calidad de los cristales y, por ejemplo, si es necesario, se compran reducidos», asegura Fournier.

En el caso de Cáritas, este programa de gafas, como el de productos de ortopedia o el de medicinas, se financia con gastos propios de la entidad, a través de la colaboración de los donantes. Por eso, explican, la cuantía destinada depende de los años. «De todos modos, la pobreza no tiene apellidos. Si una personas tiene dificultades para comprar unas gafas, ese problema de falta de dinero lo tendrá también para encender la calefacción o, a veces, pagar el alquiler», cuenta Raquel García. Por eso, en muchas ocasiones la financiación en la compra de gafas no es directa y se enmarca en otros programas de ayuda. «Suelen ser familias con las que trabajamos en otras áreas (infancia y adolescencia, orientación laboral, necesidades básicas). Buscamos, además, que la ayuda sea lo más digna posible, con transferencias para el pago de las gafas en la óptica, con los recibos correspondientes», cuentan desde Cáritas.

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«Habrá que ver cómo se sustentan estas ayudas, pero es una buena noticia»

Luis Ángel Merino

Decano del Colegio de Ópticos y Optometristas de Castilla y León

Aida y su familia (tienen cuatro hijos entre los 5 y los 15 años) pagan 600 euros por el alquiler de un piso en Delicias. «Acabamos de mudarnos. Venimos de La Rondilla», dice Aida, una mujer peruana que llegó a España hace seis meses para reunirse junto a su marido. Es él quien ha necesitado gafas. «Son cristales especiales porque tiene un problema importante y eso suponía para nosotros un desembolso imposible. Mi marido trabaja en lo que sale, sobre todo en la construcción. Yo hago unas horas de limpieza. Pero con ese precio de alquiler y cuatro hijos es muy difícil ahorrar. Si no fuera por estas ayudas, sería impensable», cuenta Aida, quien tiene que hacer equilibrios con los horarios para llevar a los hijos al colegio en la otra punta de la ciudad. «Ellos siguen en La Rondilla, no los íbamos a cambiar a mitad de curso. Cuando estás de alquiler y tienes que buscar mejores precios, nunca estás segura en ningún lugar», afirma.

Félix Ortega, con las gafas que consiguió gracias a Salvo. Alberto Mingueza

Hubo una temporada en la que Félix Ortega tampoco tuvo recursos para comprar unas gafas. Él usa unas progresivas. Su hija, de 12 años, también lleva. «Tiene poca miopía, pero las necesita. Estaba clase y venía a casa diciendo que no leía bien la pizarra. Y para mí suponía un esfuerzo enorme comprar unas gafas. En aquella época tenía un contrato de solo tres horas, en limpieza. Cobraba apenas 400 euros. Solo me llegaba para pagar la habitación y poco más». Ahora Félix tiene «un contrato normal, jornada completa, buen jefe» y empieza a ver la luz al final de un túnel de precariedad. «Hay momentos en la vida complicados en los que estos gastos extra se te hacen imposibles», asegura Félix, quien recibió el apoyo de Asalvo para adquirir las gafas y también una prótesis dental.

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El 66,7%

de los ciudadanos de Castilla y León mayores de 15 años necesitan gafas o lentillas, según la encuesta europea de salud más reciente.

«El ascensor social funciona cuando hay una buena salud», defiende Luis Ángel Merino, decano del Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León, desde donde ven con buenos ojos la medida anunciada por el Ministerio de Sanidad. «Habrá que ver cómo se sustenta, pero es una buena noticia, porque los buenos sistemas sanitarios se basan en la prevención y corrección de los posibles problemas que se puedan tener, y es importante que exista esta preocupación por la salud visual», indica Merino, quien recuerda que otros países (como Francia o Alemania) han tomado medidas similares. «Hace poco leí un informe de la Organización Mundial de la Salud, la OMS, en el que se fijaba en torno a los cien euros el mínimo para una buena salud visual», cuenta Merino, quien recomienda una revisión oftalmológica rutinaria «cada año o año y medio». «Son rápidas, no llevan mucho tiempo. Luego, si hay alguna patología, es el profesional quien tiene que fijar la periodicidad de las citas».

En Castilla y León, el 60,6% de los hombres y el 72,8% de las mujeres mayores de 15 años necesitan gafas o lentillas, de acuerdo con la última encuesta europea de salud, publicada por el INE con datos del año 2020. En total, son cerca de 1.380.100 personas en Castilla y León. Y los expertos advierten de que la cifra crecerá en los próximos años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el año 2050, el 52% de la población será miope. En España, ya lo es el 55,4% de los jóvenes de 18 a 34 años y el 62,5% de los universitarios de 17 a 28. «Si no se hace nada evitarlo, muchos niños (nativos digitales) superarán las tasas de riesgo, situadas en cinco dioptrías», consigna ese Libro Blanco de la Visión en España. Y avisan, además, de que no siempre se tiene en cuenta la prevención: «Dos de cada tres adolescentes han ido al dentista el año pasado, pero solo uno de cada tres se ha sometido a una revisión visual».

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