Óscar Puente, sobre Carnero: «No cambiemos, como en las municipales, un Ferrari por un Modus»

En cada párrafo, un reproche. Aunque hubiera que ligarlo al motivo del discurso, las elecciones europeas. «El Teatro Lope de Vega, si es que se deciden a ejecutarlo, se va a rehabilitar con fondos europeos; el Museo del Vino del monasterio de Las Catalinas, si es que se dedicen a ejecutar la obra y trabajan un poquito, también se va a hacer con fondos europeos». Dos ejemplos paradigmáticos. Porque son de esas obras que, con el calendario de los fondos europeos en la mano, tienen un plazo de conclusión obligado para poder recibir el dinero. Y ese plazo expira a finales del año próximo. Así que van justos de tiempo.

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La defensa de la «herencia dejada» se convirtió así, en la intervención del actual ministro de Transportes, en el lamento por lo que se ha paralizado, desmontado o cambiado. Y ahí enganchó de nuevo con el leit motiv de la mañana: el voto europeo. «Hay que saber lo que votamos el 9J», recordó varias veces, como sus compañeros de partido. «No sea que, como ocurrió en las municipales, vayamos a cambiar no un Ferrari por un Twingo, sino por un [Renault] Modus, aquel tan feo que casi nos hizo cerrar la fábrica de lo feo que era».

«Vaya añito que lleva Valladolid, vaya cambiazo que le han dado», decía. Y admitía sentirse «dolido» a pesar de haber conseguido, paradojas de la política, un ascenso, de alcalde a concejal y de ahí, a ministro. «Estoy dolido por mi ciudad, que está en manos de gente que ni la quiere, ni la cuida, ni la valora, solo la utiliza. Sobre todo para estar tres días a la semana en el Senado eludiendo las responsabilidades que los ciudadanos le han otorgado».

Una lectura desde el otro lado del tablero sería que Óscar Puente está en modo revancha, más allá de la división entre soterramiento-integración. Y que de ahí el discurso. Pero también hay otra vertiente. El PSOE, con un grupo municipal recién salido de los puestos de mando, está en disposición de hacer una oposición dura. Y consideran que la dualidad de Carnero, alcalde-senador, y algunas decisiones controvertidas como la actuación en el puente de Poniente o la intervención en Arco de Ladrillo, pueden suponer una factura muy difícil de devolver para el PP dentro de tres años. Porque ya ha pasado un año desde las municipales. Los grandes proyectos propios que el nuevo equipo de Gobierno no licite y mueva de aquí a verano del año que viene será muy difícil que vea la luz antes de terminar el mandato. Y el PSOE va a hurgar en ese punto. Como muestra, otra intervención de Puente, que es el altavoz más potente de su ex grupo municipal: «¿Alguien entiende lo que están haciendo con el puente de Poniente? Quieren ampliar un carril, pero como la gente no lo entiende, buscan a un escultor de talla mundial. Y el escultor les dice que prefiere renunciar a 1,8 millones a participar de esa barbaridad». O esta otra, dirigida al socio pero también, por contagio y dado que el alcalde es Carnero, a los populares: «Prometieron un plan de choque de limpieza, no sabíamos que consistía en que ahora te chocas con la suciedad por la calle. La concejala de Vox que decía que Valladolid, una de las ciudades más limpias de España, era una pocilga, ahora el concejal de Vox va a acabar consiguiendo convertirla en esto».