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«Los que estábamos hace cuatro años, ya no somos los mismos», comenzó Óscar Puente su discurso como alcalde. Con el contrato renovado para los próximos cuatro años pero con unas condiciones muy diferentes, como se encargó de destacar. 11 ediles propios, Podemos desaparecido, ... sus socios de nuevo en el equipo pero con menos poder, el PP con un equipo renovado casi por completo, Ciudadanos con caras nuevas que posibilitan comenzar de cero la relación, Vox con un concejal. Un escenario radicalmente diferente que permite, según Puente, «continuar con el cambio que se produjo en 2015». Más ahora que el Plan General ya está en marcha y llega el momento, tras el diseño, de la ejecución. Tan claro lo tienen todos los grupos que el soterramiento, ese tema recurrente durante cuatro años y clave del litigio durante toda la campaña electoral, murió en el Salón de Plenos. El PP abandona la idea, Ciudadanos la obvia, PSOE y VTLP se centran en la integración y solo el edil de Vox trató de mantenerla viva.
Tras una reseña de logros seguidos por proyectos relacionados para el futuro en materias como movilidad, medidas sociales y otros, Puente enfocó los «grandes proyectos» de este periodo 2019-2023. Son tres. «La integración ferroviaria, la ciudad de la justicia y el parque agroalimentario». «La integración ferroviaria debe abordarse sin demora», advirtió. «La ciudad de la justicia debe salir definitivamente del ámbito municipal para quedar en manos del Ministerio de Justicia», dijo, con la esperanza de que en el Gobierno central haya aliados que agilicen los proyectos cuando les toque poner de su parte. «Y el parque agroalimentario debe ser impulsado en este mandato».
La gran dificultad, en todos los casos, admitió Puente, es que «ninguno de esos proyectos depende exclusivamente del Ayuntamiento». Así que apeló «a los gobiernos que aún deben formarse en España y en Castilla y León para que apuesten por todos estos proyectos y les otorguen la mayor atención posible».
Y en cuanto al día a día de la institución, más allá de las disputas políticas y de la necesidad de modificar el reglamento orgánico del Ayuntamiento. «El insulto y la descalificación deben ser desterrados del debate. Este foro es para hablar de política, de ciudad, de proyectos, de ideas, de futuro, no para los desahogos personales, la falta de respeto y los ataques gratuitos al otro y menos aún cuando esos ataques revistan un carácter meramente personal».
El tiempo de los discursos tuvo un tanto de ajustar cuentas, otro poco de restañar heridas y un anticipo de propuestas, algunas con sabor a lo viejo conocido y otras abandonadas.
El ajuste de cuentas partió del Grupo Socialista, con la bancada de los populares como diana. No los recién llegados (solo repiten tres del anterior grupo del PP), sino sobre todo José Antonio Martínez Bermejo. Para él fue el párrafo de Pedro Herrero sobre la crispación, «que tristemente contaminó el clima político» del Ayuntamiento, dijo, «y que no puede volver a repetirse bajo ningún concepto». «Han sido cuatro años aciagos, plagados de inéditas faltas de respeto e intolerables cuestionamientos de legitimidad» que, añadió, además de dañar la imagen del Ayuntamiento, «acarreó un coste a quienes la promovieron».
La reparación de heridas, en primer lugar, se dio entre Valladolid Toma la Palabra y el PSOE. Los 14 votos a favor de la investidura de Óscar Puente fueron la última venda. Pedro Herrero, que estuvo presente en las negociaciones y vivió desde dentro su ruptura a escasos días de la investidura, habló de «reparar cicatrices» que no se deben «ocultar como signo de debilidad, sino al contrario, exhibir como prueba de nuestra renovada fortaleza». María Sánchez respondió en la misma clave, «Como pueden imaginar, este discurso ha ido cambiando a lo largo de estos últimos días», admitió. «Lo primero que debemos hacer es pedir disculpas porque las fuerzas que veníamos compartiendo el Gobierno hemos hecho difícil lo que en gran parte de la ciudadanía esperaba y deseaba que fuera fácil».
También Ciudadanos quiso aparcar rencillas. La relación Pilar Vicente-Óscar Puente, durante el anterior mandato, se había convertido en un manantial de encontronazos y Martín Fernández Antolín, el sucesor de la portavoz naranja, pareció querer marcar una línea muy distinta. «Si cumple con lo que los vallisoletanos le han encomendado, que es repartir la justicia con esa ecuanimidad que le corresponde a su cargo, nos tendrá siempre a su lado», le dijo al alcalde.
Y Óscar Puente, ya con el bastón de mando, aprovechó sus primeras palabras para intentar un acercamiento -todo el acercamiento que es posible en estos casos- con el Partido Popular. Lo hizo personificándolo en José Antonio De Santiago-Juárez, que presidió la mesa de edad como el concejal más veterano. Si De Santiago vivió con intensidad y emoción cada momento de la ceremonia protocolaria, Puente le devolvió el cumplido que había expresado el día anterior. «Quiero expresarle mi gratitud por la sinceridad con la que ayer manifestó su ilusión por entregarle el bastón de mando al alcalde de su pueblo, gesto que ha recibido la incomprensión por parte de algunos de uno y otro signo», lo que es, a juicio del renovado alcalde, un ejemplo de esa crispación política que se vive y que resulta un lastre en muchos casos. «En el caso de De Santiago Juárez concurren otras circunstancias de carácter personal, político, para alguien que es hijo de un alcalde de Valadolid y edil en dos etapas distintas, es evidente que las razones que ayer esgrimía eran de puro sentido común. Para mí ha sido muy ilusionante recibir el bastón de mando de tu mano por razones históricas, políticas pero también personales», le lanzó.
La tercera parte de los discursos fue la de la anticipación de propuestas. Algunas retornaron al Salón de Plenos al pasado reciente, porque volvieron a traer un tema que parece que no se va a superar ni con el resultado electoral. Javier García Conde, de Vox, debutó «volviendo a insistir» en que «el proyecto estratégico que defina el Valladolid del siglo XXI» debe ser «el soterramiento de las vías del tren». Y volvió a hablar de soterrar un tramo, del presupuesto que sería necesario... Ciudadanos, que también defendía esa posición, eludió la palabra soterramiento y miró algo más allá, a la «construcción de un modelo de ciudad, de futuro a los vallisoletanos», «habitable», «sostenible» y a la que «nadie tiene que renunciar».
Así que parece que en ese debate el edil de Vox se va a quedar solo. Pilar del Olmo, portavoz del grupo municipal del PP, consideró que las urnas han refrendado la opción defendida por PSOE y VTLP y anunció que se ha acabado la discusión. «Somos conscientes de que los ciudadanos les han dado a ustedes la razón, tanto con carácter general como en los barrios más afectados, y nos parece razonable anunciar que no perderemos el tiempo en debates estériles, no vamos a insistir en que sería posible soterrar cuando la alternativa de la integración ha sido refrendada en las elecciones y se van a dar pasos que serán ya definitivos», zanjó.
Y así, con los maceros acompañando a Óscar Puente y precediendo al resto de concejales, dio inicio la nueva corporación municipal. La anterior, aunque no lo parezca, gobernó Valladolid durante 1.463 días. Quedan por delante, cifra arriba o abajo, otros tantos hasta que el protocolo de la entrega del bastón de mando vuelva a repetirse.
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