Valladolid

La opción de un obispo auxiliar cobra fuerza ante el volumen de responsabilidades de Argüello

Desde entonces, dicho por colaboradores, sacerdotes compañeros, civiles que ostentan algún cargo diocesano e incluso por numerosos feligreses, el trabajo de Luis Argüello ha sido «persistente y voluntarioso» si bien con muchos aspectos por redefinir con respecto al trabajo de su predecesor pues el prelado siempre dijo que modificaría el trabajo de la Archidiócesis de Valladolid en virtud de los actuales tiempos con el objetivo de llegar a todos. De evangelizar, de que el mensaje positivo de la Iglesia llegue a todos los vallisoletanos y que entre todos intentar dialogar y corregir los aspectos menos favorables. Así lo ha dicho siempre a su personal de confianza. Y así ha intentado demostrarlo llegando prácticamente el primero y marchándose casi el último de su despacho en el Palacio Arzobispal, como apunta su personal de confianza. Lo mismo sucede con su agenda que siempre ha estado llena de citas o de llamadas pendientes. Una de ellas, de especial relevancia, la petición y aprobación del año jubilar extraordinario del Sagrado Corazón de Jesús entre junio de 2023 y junio de 2024.

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Han sido 19 meses de intenso trabajo en Valladolid, en la capital y también en las zonas rurales, donde ha estado trabajando y escuchando a las personas y a los diferentes equipos que había planteado en cada lugar y en cada delegación del clero diocesano. Y entre esas tareas más relevantes destacó su interés personal por conocer in situ la realidad de la Iglesia en Valladolid: desde las parroquias hasta las comunidades de consagrados y consagradas, centros educativos, los centros adscritos al propio organigrama diocesano como por ejemplo Cáritas además de otras realidades. Su empeño también ha pasado por una atención más personalizada en el rico y casi innumerable patrimonio arquitectónico y artístico de esta Diócesis cuya relevancia ha pasado por la firme propósito para redactar y contratar el proyecto de rehabilitación y reforma de la Santa Iglesia Catedral poniendo el foco en una primera fase en la apertura del Museo Diocesano a la ciudad, así como la creación de un gran archivo y biblioteca diocesano así como la reforma de la puerta de Santa María para permitir la salida de las procesiones de Semana Santa.

Temas pendientes y asuntos de actualidad que el prelado vallisoletano ha dejado encarrilados, que estará encima de ellos y pendiente, pero que a buen seguro alguna responsabilidad sobre ellos recaerá sobre sus estrechos colaboradores porque son asuntos de tiempo, de dinero y de mucha importancia para la Diócesis de Valladolid. Asuntos como las propias cofradías de penitencia y de gloria de la ciudad y de la provincia, a los que en los últimos tiempos ha dedicado muchas horas por la complejidad de algunas cuestiones relacionadas con cambios, con su propio devenir e incluso con la ayuda a buscar buenos entendimientos mediante la aportación de sus consejos y pareceres. Temas también de dedicación y resolución de temas y problemas del día a día con sus compañeros, con los propios sacerdotes, que a partir de ahora podrían tener un nuevo interlocutor diocesano dado que don Luis, como a él se refieren, «quizás no pueda dedicarnos tanto tiempo».

En definitiva, la nueva condición de arzobispo de Valladolid y de presidente de la Conferencia Episcopal podría significar que el propio Argüello podría solicitar al Papa Francisco la concesión de un obispo auxiliar, un ruego que solo puede solicitar el propio Argüello, cuya concesión corresponde al Papa y para el que más suena es Jesús Fernández Lubiano, sacerdote vallisoletano, nacido en 1968 en el municipio de Pesquera de Duero.