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Ser una persona de comunión entre la sociedad y la Iglesia. Este es el primer mensaje del nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, tras su nombramiento este mismo martes por la mañana en una comparecencia ante los medios de comunicación donde ha ... hecho un llamamiento a la unidad y al trabajo común «desde la dignidad de toda la vida humana» y también se ha comprometido en un ejercicio de escucha «hacia las situaciones que viven las personas vulnerables».
En este sentido ha recordado que el episcopado es un servicio de colegialidad para «impulsar la sinodalidad en la Iglesia». Y, a partir de aquí, ha subrayado que la Conferencia Episcopal es una organización que persigue la comunión entre los obispos, el Papa y con toda la Iglesia Universal: «Alentar que todo el pueblo de Dios camine unido, eso que en los últimos años se llama sinodalidad».
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Javier Burrieza
En sus primeras declaraciones, Argüello ha tenido un especial recuerdo para las personas más vulnerables a lo que ha puesto de manifiesto la importancia de hacer un ejercicio de escucha: «Tenemos que tratar de llevar a todos la buena noticia del Evangelio», dijo el presidente preocupado a su vez por las dificultades de los jóvenes para encontrar contraer matrimonio o formar una familia, dadas las condiciones laborales o de vivienda o el drama de los migrantes.
Y en este sentido el también prelado vallisoletano reconoció estar «especialmente preocupado por las situaciones de pobreza del corazón, de soledad, de falta de sentido, de pobreza afectiva y, como no, las pobrezas materiales que tiene nuestra sociedad», unas declaraciones con las que pone el acento amén de la crisis económica en la crisis de valores y entre las personas, tal y como ha venido insistiendo también en sus cartas pastorales y en sus homilías de las festividades de grandes de la capital vallisoletana, lo que evidencia su honda preocupación en estos asuntos pudiendo ser una de sus principales líneas de trabajo en estos cuatro años en la CEE.
Luis Argüello ha marcado el camino entre Iglesia y Estado «con el Gobierno y con los gobiernos, con el Gobierno de España desde la Conferencia Episcopal y con los gobiernos regionales y municipales»: «Nosotros siempre en la línea de trabajo de la Conferencia Episcopal Española ha sido el desear colaborar con el bien común, una colaboración que tiene que ser leal, respetuosa y crítica también a la hora de las cosas que vemos y de las que pasan en la sociedad española y en el Gobierno de la nación».
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El presidente ha insistido en una «regeneración ética y espacios para propiciar encuentros y reconciliaciones» y se ha apuntado a «los nuevos avances tecnológicos» como uno de los grandes desafíos actuales. Con todo, ha hecho un llamamiento «al trabajo común donde la Iglesia puede ofrecer la dignidad sagrada de toda vida humana o la llamada al ejercicio del bien común».
Junto a esto, Luis Argüello mostró su deseo por una mayor presencia de los laicos en la sociedad anunciando que se está trabajando en un gran encuentro para febrero del próximo año cuyo propósito es servir de llamada a todos los laicos e impulsar su vocación. Una línea de trabajo, por cierto, que ya ha iniciado en la diócesis vallisoletana el pasado mes de noviembre cuando nombró un nuevo Consejo de Gobierno de la Archidiócesis de Valladolid, integrado por ocho miembros, entre los cuales y, por vez primera, hay un laico que además es mujer. «Deseamos que los laicos tiren de nosotros», determinó este martes, apelando en este sentido al corazón de los cristianos y en clara alusión a la devoción del Sagrado Corazón de Jesús tan extendida por el mundo, por España y en especial por la ciudad de Valladolid.
Otras de las palabras con más sonoridad en su discurso fueron a raíz del mensaje del cardenal Omella en su último discurso como presidente de la Conferencia Episcopal Española haciendo un llamamiento a los obispos a caminar unidos a lo que Argüello ha querido matizar: «No tenemos programa y por eso no hacemos campaña ni nos presentamos como bandos distintos». «La comunión brota del Evangelio. Todos somos del mismo bando, del Evangelio y del Reino de Dios, por lo que acogemos bien esa llamada a la comunión», concluyó.
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