«Si se le ocurre entrar, voy a achicharrar a este 'bicho'»

«Los clientes tendrán que acudir de forma individual al comercio y se recomienda el pago con tarjeta, así como traer las menos pertenencias posibles y evitar llevar bolsos demasiado grandes. En el probador no habrá perchero y se entregará una bolsa individual que después se desechará», comenta Tamara Rodríguez, que desinfectará en la entrada las suelas de los zapatos y entregará unas calzas o cubrezapatos para entrar al establecimiento.

La propietaria de El probador de Ada dispondrá además de un termómetro de infrarrojos para tomar la temperatura a distancias y el datáfono estará protegido con bolsitas individuales de un solo uso y perfectamente desinfectado. «Entre cliente y cliente pasarán 25 minutos para poder desinfectar todas las superficies», añade Tamara Rodríguez, que ha comprado además una plancha de vapor con cepillo que, gracias a su temperatura (160º), higieniza las prendas y permite mezclar agua con alcohol.

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«También tengo una Vaporetta con vapor a máxima temperatura y con un cabezal fino que permite llegar a tablillas y pliegues de las prendas, y una secadora portátil para meter cada prenda con calor a 360º», afirma Tamara Rodríguez, que tiene claro que «si se le ocurre entrar, voy a achicharrar a este 'bicho'».

«Cuando lleguemos a la fase 1, se seguiré pensando si sigo con la cita previa, porque yo quiero que mis clientes estén seguros, yo me moriría si pasa algo en mi tienda», afirma Tamara Rodríguez, que a pesar de la complicada situación para el sector, se muestra optimista. «Mis clientes son fieles, lo que pasa es que con la crisis se tiene miedo al futuro, pero yo solo quiero vender para seguir manteniéndome, no soy ambiciosa, y tengo varios días ya a tope de citas», concluye.