Hilera de olmos plantados en la mediana de Hernando de Acuña, en el barrio de Parquesol. El Norte

Obras, raíces y mala salud obligan a reponer al año 700 de los 49.174 árboles de calle en Valladolid

Parques y Jardines apuesta por nuevas especies para rebajar el alto número de plátanos, ahora el 41% del total de ejemplares

J. Asua

Valladolid

Sábado, 15 de mayo 2021, 07:46

Es un tema sensible entre el vecindario. En ocasiones, por la polémica que genera su retirada y, en otras, por las quejas a causa de los perjuicios que su presencia provoca en algunas vías o junto a algunos edificios de viviendas. Como es habitual, nunca ... llueve a gusto de todos. El Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Valladolid repone al año una media de setecientos árboles de los 49.174 que pueblan la trama urbana de la capital, un número que no incluye las grandes zonas verdes, ni las masas forestales de su cinturón, como el Pinar de Antequera.

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Las obras de nueva factura en el viario, el arreglo de aceras levantadas por las raíces y el mal estado de salud de algunos ejemplares son las razones que obligan al Consistorio a talar, trasladar o plantar ese volumen cada ejercicio. Nunca se actúa por capricho, según aclaran los responsables del área. Manda su mantenimiento, a pesar de que en algunas ocasiones no sea posible. No obstante, el saldo tras las intervenciones antes citadas mantiene su número en esos cerca de cincuenta mil ejemplares, cantidad que garantiza una «buena cobertura arbórea» en Valladolid, según se reconoce en el Plan Director del Arbolado, ya concluido y que se presentará en breve.

De hecho, solo el 1,4% de los alcorques no tienen inquilino. Permanecen vacíos por razones técnicas, principalmente por la presencia de redes eléctricas o de otros suministros que impiden su utilización, así como por los problemas que podría causar plantar un ejemplar en esos puntos en los inmuebles colindantes.

Una necesidad

«Es más importante la calidad que la cantidad y ambas son altas en Valladolid, la mayoría de los árboles de calle se encuentran en estado adulto, con una altura media de entre 8 y 9 metros, aunque muchos ya alcanzan o superan los doce», explica Chema Rodríguez, técnico del servicio municipal.

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Regenerar el aire, reducir los niveles de contaminación y de ruido y actuar como islas contra el calor son funciones básicas de estos vecinos, que no son adorno, «sino necesidad».

Según los datos facilitados por este servicio de la Concejalía de Medio Ambiente, que gestiona María Sánchez, el 41% de los árboles que aportan oxígeno a la ciudad son plátanos. Es precisamente esta especie la que genera mayores problemas debido a su sistema radicular, que busca espacio para su crecimiento sin importarle el hormigón. Desde 2015 hasta el pasado año el Ayuntamiento ha tenido que actuar en 1.515 ejemplares para paliar los efectos adversos de su expansión. «Nos interesa estabilizarla y que no sea dominante», argumenta Rodríguez. Sin embargo, son árboles poderosos y necesarios y por eso se están buscando alternativas para que sigan en pie, como la ampliación de sus espacios o la opción de alcorques corridos en tierra.

Pinos en Huerta del Rey

El pino es otra de las especies conflictivas y ha obligado a sanear el barrio de Huerta del Rey de aquellos ejemplares que suponían un peligro para peatones y conductores al presentar riesgo de caída. En este caso, no ha quedado más remedio que su tala.

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Ante estas situaciones, desde hace unos años se ha optado por probar con otras especies –se utilizan hasta cien diferentes– que combinen un crecimiento suficiente, pero contenido en superficie, y que generen biodivesidad, clave para mantener a raya el desarrollo de plagas. Se trata de lograr ejemplares de gran porte que no colisionen con la funcionalidad que requiere el viario. Entre ellas, destacan, ligustros, celtis, perales, catalpas, robinias, prunos, tilos u olmos, especies botánicas que suponen casi el 30% de los ejemplares.

El Plan del Arbolado, que recoge un exhaustivo diagnóstico del estado de esta masa en la ciudad, prevé continuar en la línea de variar en las plantaciones, además de extender el arbolado a «zonas duras», como los grandes colectores de tráfico de la ciudad. Un ejemplo es el de las medianas de Parquesol, que han dado cabida a un buen número de olmos y han roto la dureza del asfalto tanto desde el punto de vista estético como medioambiental.

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