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Casi tres años después de presentarse las primeras imágenes del edificio de apartamentos para personas mayores que se levantará en el solar del chalé inacabado de Parquesol -la que iba a ser la gran mansión del promotor Antonio Alfonso- se activa el último trámite ... para arrancar con la obra de construcción del futuro bloque. La promotora Libra (antes Gastronoteca) presentará en las próximas semanas una modificación del proyecto al Ayuntamiento para iniciar, a partir de octubre, según sus previsiones, los trabajos para edificar el que será uno de los inmuebles de Valladolid con mejores vistas de la ciudad al situarse en la atalaya sureste del barrio alto.
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El arquitecto y gestor del promoción, Antonio del Bosque, ha sido el autor, junto con Carlos Sanz Avilés, de los planos que han sustituido al primer diseño de Óscar Ares y que ahora se promociona bajo el nombre de Aalto Suites Parquesol. Así, el bloque pasa de 24 a 22 apartamentos tras cambiarse su configuración para que todas las viviendas cuenten con terraza a la principal panorámica que se avista desde ese privilegiado enclave. Además de este cambio, importante para que gane atractivo, algunas de las viviendas han incorporado un segundo dormitorio y un segundo baño tras constatarse esta necesidad en el proceso de reelaboración del inmueble, que estará finalizado en 2026.
Su comercialización sobre plano, según confirma Del Bosque, está yendo muy bien. Así, de los 22 apartamentos previstos, con precios que oscilan entre los 189.000 y los 255.000 euros sin IVA, dependiendo de su superficie y altura, 16 ya están vendidos y solo quedan seis sin dueño. «Desde octubre, que los presentamos, hasta ahora, los clientes se han animado mucho; las terrazas amplias, las zonas de solarium y el lugar donde está ubicada la convierten en una promoción muy atractiva», afirma Luis González, de Metro Inmobiliaria, la empresa que se está encargando de la gestión de las ventas.
Las últimas y definitivas recreaciones infográficas presentan un edificio de tres plantas. En la baja, con siete viviendas, los apartamentos contarán, además de con un porche-terraza, con una zona de jardín de 140 metros cuadrados por cada piso, en la que se deja espacio para que el propietario que lo desee pueda instalar una pequeña piscina. En un primer momento, se pensó hacer un amplio mirador comunitario en este nivel para todos los residentes, pero se ha optado finalmente por esta solución con la que se ha ganado calidad, según defiende la promotora, que cifra entre los 10.000 y los 12.000 euros el coste para incorporar ese vaso para refrescarse al aire libre cuando las temperaturas acompañen. En la primera planta, los ocho apartamentos también cuentan con zona de terraza, mientras que los que ocupen los siete de la segunda también tendrán un mirador al nivel de la vivienda y unas escaleras que les llevarán a una zona privada de solarium en la azotea.
El proyecto incluye áreas abiertas al uso de los propietarios, como un comedor y cocina comunitaria o una sala de fisioterapia, pero se ha optado porque estas prestaciones se hagan a demanda. Así, cada apartamento tendrá una «preinstalación de teleasistencia»: una pantalla conectada con una empresa de servicios, en la que los interesados podrán solicitar diferentes asistencias para hacerles la vida más fácil: desde el 'catering' para ahorrarse el tener que cocinar hasta un servicio de limpieza de las casas, pasando por una sesión el fisioterapeuta, entre otras prestaciones.
La operación urbanística para sacar del abandono este privilegiado solar ha conllevado la cesión de 2.500 metros cuadrados de suelo a la ciudad por parte de la propiedad, que se incorporarán a la superficie del parque de Los Almendros. Será por esta zona verde por donde se habilitará la entrada peatonal al inmueble. Al edificio, que tendrá un sótano con 24 plazas de aparcamiento, también se podrá llegar en coche por un acceso particular que se asfaltará desde la calle Luis González Lefort, donde se ubica la residencia de ancianos Ballesol.
El proyecto Aalto Suites Parquesol resucita el que ha sido uno de los muertos urbanísticos que más quebraderos de cabeza ha dado a las diferentes corporaciones municipales desde que en 1983 se paralizó la obra del chalé del primer promotor de barrio y expresidente del Real Valladolid. Tras una modificación en la ordenación de este área residencial, la parcela se quedó sin edificabilidad y dejó el esqueleto de la mansión.
Su situación, en el interior de un parque, la convirtió en un refugio para encuentros juveniles -la 'house', la llamaban los chavales-, con el consiguiente riesgo para los que entraran en ella al encontrarse en avanzado estado de deterioro y estar a medio construir. Fue en 2016, tras una compleja a tramitación urbanística, cuando se procedió a su derribo. Tras la demolición, el primer proyecto que se anunció pasaba por convertir este espacio en un gran restaurante especializado en el mundo del vino y un pequeño apartahotel, pero más tarde se optó por la opción ahora en marcha.
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