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Imagina comenzar a vivir en un país lejano. Llegar allí prácticamente sin nada y toparse con una cultura completamente diferente. Al principio lo más complicado es el idioma, entender a la gente. E incluso el alfabeto puede ser otro. Imagina que en ese ambiente de aparente caos, entras en una tienda y encuentras esa galleta que tanto te gustaba cuando estabas en España. Y entonces parece que estás más cerca de casa y de los tuyos. Pues eso pasa ahora mismo en Valladolid. Ocurre con productos como ese licor Soju coreano o esa caja donde pone 'Dry Biscuits' en bengalí. Artículos que se encuentran en las tiendas 24 horas que existen en Valladolid, que venden de todo y que durante los últimos años han comenzado a proliferar en los barrios con más población inmigrante de la ciudad.
«Nuestros clientes son variados. Desde vecinos de la zona que vienen habitualmente, extranjeros que buscan un producto concreto de su país e incluso turistas que simplemente pasan por aquí», explica Chony, quien se encuentra detrás del mostrador de la tienda Nong Mini Market. Llegó a Valladolid desde Bangladesh hace cuatro años y apenas habla español, pero domina el inglés a la perfección. «Todavía me cuesta comunicarme. Cuando un cliente me pregunta algo le entiendo, pero a veces es difícil responder. Especialmente aquí, que intentas dar un trato cercano. No solo saludar y despachar, sino preguntar qué tal ha ido el día», añade.
Chony
Nong Mini Market
Entre los productos que más demandan los extranjeros está por ejemplo el rohu, un pescado típico de la zona del sur de Asia que se puede cocinar de diversas formas, pero tradicionalmente se hace al curry. También tiene un tipo de pan de Bangladesh, similar a unas tortitas y que es uno de los más demandados por sus compatriotas. «Los productos más difíciles de conseguir los traemos desde Madrid. La fruta, por ejemplo, la compramos en Mercaolid y reponemos tres veces a la semana», explica el dependiente de este negocio de la calle Labradores, que llegó a Valladolid después de estudiar en Polonia el equivalente al grado de Administración de Empresas. En las estanterías también destacan algunas cervezas japonesas, dominicanas y bebidas azucaradas coreanas. «Mucha gente de esos países viene de forma específica a por estos productos. No los encuentras en otro sitio», asegura Chony.
Tampoco le va mal el negocio a Enu, que tiene su tienda de alimentación en la misma calle, pero más cerca del túnel de Labradores. La gran afluencia de clientes hace que sea muy difícil hablar con él. «Esperad cinco minutos y os atiendo», dice. La mayoría compran fruta, pero también hortalizas o una simple barra de pan. «Es lo que más se vende. Son productos más baratos que en los supermercados y de buena calidad. Reponemos casi todos los días», asegura. Enu llegó a Valladolid hace dos años y medio, también desde Bangladesh. «Somos muchos de allí. No hay empleo y hemos venido con la esperanza de trabajar», comenta. Y él lo hace durante muchas horas y prácticamente todos los días de la semana. «Trabajamos mucho, pero no tenemos dinero», asegura.
Los horarios de estos establecimientos son uno de los aspectos más relevantes y que más los diferencian del resto de negocios de alimentación. No es extraño verlos abiertos una vez pasada la medianoche. Esto tiene su explicación. El régimen de los horarios comerciales que recoge la página web de la Consejería de Economía de la Junta de Castilla y León y que se integran en la Ley de Comercio de la comunidad especifica que los establecimientos de venta al público con una superficie útil de venta y exposición menor de 300 metros cuadrados tienen un régimen especial, con la excepción de aquellos que pertenezcan a grandes empresas o grupos de distribución. «Se permite que determinados establecimientos comerciales tengan libertad total para determinar días y horas de apertura», explica la administración. Esto también aclara por qué están abiertos muchos domingos.
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Dentro de los establecimientos integrados en este régimen no solo se encuentran este tipo de tiendas, ya que también se integran otros como las gasolineras, que también ofrecen productos alimentarios. Incluso algunos supermercados permanecen abiertos hasta pasada la medianoche. En Valladolid, ha sido el súper del Mercado del Val el primero de la ciudad que alarga su horario de apertura hasta la una de la madrugada.
«Trabajamos mucho y estar más tiempo abiertos tampoco nos hace de oro. Hay muchos días con poco ambiente y cerramos más pronto», explica Enu. Coincide con su idea Ahmed, de Alimentación Abid -es el nombre de su hijo-, ubicado en la Plaza Circular, donde existen varios de estos negocios. Ahmed tiene experiencia, lleva tres años en este local, pero acumula doce más en uno que tenía en el entorno de San Isidro. En su negocio, la mayoría de los productos son de Latinoamérica, de donde también proceden la mayoría de sus clientes. «Los plátanos los compran mucha clientela de Colombia, pero también vienen personas del barrio, especialmente por la fruta», explica el propietario, quien asegura que «trabaja como un burro». Su género también proviene de Mercaolid, afirma Ahmed, quien también llegó desde Bangladesh hace más de una década.
Frutas, bebidas y hasta extensiones para el pelo. Los productos que se ofertan en estos establecimientos, que han proliferado durante los últimos años en los barrios de Valladolid, son para todos los gustos. Desde las organizaciones de comercio de la ciudad consultadas explican que no consideran estos negocios como una competencia directa. «Los clientes que han ido siempre a una frutería y pueden hacerlo, siguen yendo. Son negocios para compras más esporádicas y para personas que consumen sus productos internacionales», apuntan desde Fecosva.
Todos estos comerciantes de estas nuevas tiendas tienen otro rasgo en común, viven cerca de sus domicilios. La mayoría de estos locales se ubican en los barrios con mayor población inmigrante de Valladolid, como son Delicias, Rondilla y Pajarillos. Según el censo de la capital actualizado en enero de 2024, en la ciudad viven 145 personas originarias de Bangladesh -97 hombres y 48 mujeres- y muchos de los cuales son propietarios de estos nuevos negocios de alimentación que cada vez se ven más por la calle.
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