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Cualquier estratagema, idea o truco que se les ocurra a los comerciantes para ahorrar en la factura de luz es «inviable». Michell, Francisco, Eva y Montse son un claro ejemplo de que, tras la subida del precio por kilovatio, el funcionamiento de sus negocios ... será el mismo porque no pueden apagar los secadores, las cámaras frigoríficas, el horno o las lavadoras durante el día y encenderlas por la noche. Lo que no será igual será la factura porque su actividad se desarrolla en las horas centrales, cuando más cara es la luz y esto afectará negativamente a la cantidad a pagar a final de mes. Por ello, «temen» su llegada.
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«El cambio en la factura me afectará y no puedo hacer nada para evitarlo, porque cuando vienen los clientes es cuando más cara está la luz.No puedo decirles que vengan de madrugada», explica Michell Rojas, propietaria de la peluquería 'Estilook', en la Rondilla. Su negocio funciona con el incesante trabajo de los secadores y no deja de recibir clientes cuyos tratamientos necesitan el uso de aparatos que precisan de luz. Esta joven desconoce cuánto se incrementará su factura pero teme la llegada de la carta con la cuantía que debe abonar. «Los tiempos que corren no son para que estén subiendo la luz con todo lo que hay que pagar», se lamenta.
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José María Camarero Sara I. Belled
En el mismo barrio, pero en la Avenida de Palencia, abre a diario su carnicería Francisco González. En su interior, dos grandes vitrinas refrigeradas muestran el género al cliente y también dispone de máquinas cortadoras, una cámara refrigerada, la iluminación del local y el aire acondicionado. Y todo va enchufado a la corriente eléctrica. Por ello, Francisco sostiene que «es una faena muy grande la que nos han hecho, porque el precio más alto coincide con las horas en las que tenemos que estar abiertos». Con todo el género dependiendo de la refrigeración, explica no poder «apagarlas durante el día y tenerlas encendidas por la noche porque se echaría a perder». Este carnicero espera «con temor» la llegada de la factura: «será una subida bastante fuerte, pero hay que aguantar».
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El horno de la panadería San Francisco, situada en Santa Clara, tiene que estar continuamente conectado a la red eléctrica. Eva Martín, empleada del negocio, explica que para trabajar dependen «por completo» de la electricidad. «No podemos cesar la actividad porque la luz suba; es en esas horas centrales del día cuando más clientes vienen». Esta joven vallisoletana, pese a no ser la propietaria de la panadería, se resigna a asumir el alza de la luz «porque seguiremos trabajando igual que cuando el precio era más bajo, no podemos cambiarlo».
La combinación de una cafetería con lavandería siempre ha sido «viable» para la propietaria de 'Gondomatik', Montse Fontanillo. Ahora, con un elevado gasto en luz y con «todo lo que hay dependiendo de estar enchufado», explica que el cambio en el sistema de cobro es «total» y no cree que «el problema sea para tanto, solo que no está bien explicado». Las cuatro lavadoras funcionan a destajo junto a la cafetera, el frigorífico y las cámaras, que deben estar conectadas todo el día a la red eléctrica y, sobre todo, en las horas centrales. Pero si algo tiene claro Montse es que esta subida «no debe repercutir a los clientes, ya veremos cómo nos afecta a nosotros cuando llegue la factura».
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