![Bola decorativa instalada en la calle Santiago con la plaza de Zorrilla.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202011/13/media/cortadas/1429052593-kM8H-U1207586439425PF-984x608@El%20Norte.jpg)
![Bola decorativa instalada en la calle Santiago con la plaza de Zorrilla.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202011/13/media/cortadas/1429052593-kM8H-U1207586439425PF-984x608@El%20Norte.jpg)
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Tal vez la pesadilla antes de Navidad fuera algo parecido a esto: unas celebraciones sin cabalgata multitudinaria (aunque sí que habrá encuentros con los Reyes Magos en las calles), sin cotillones, sin recitales de villancicos, sin aglomeraciones en las colas de comercios, sin cenas de empresa, de amigos, con familias que no saben si podrán o no reunirse para Nochebuena, si se atreverán o no a comer juntas en Año Nuevo. Una Navidad donde casi solo se podrá quitar uno la mascarilla para engullir las doce uvas.
Valladolid se asoma a unas navidades extrañas, en las que la incertidumbre planea por todos los sectores, desde el comercio a la hostelería, desde las compras de regalos a la de turrones y polvorón.
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El mantra de las últimas semanas es: «Tenemos que salvar la Navidad». Lo repiten políticos de distinto signo, economistas, empresarios, comerciantes. Salvar la Navidad. Las restricciones actuales (con la hostelería cerrada, el toque de queda, los cierres perimetrales) parecen encaminadas a «doblegar la curva» y sujetar (intentarlo al menos) antes de diciembre una pandemia hoy desbocada. La campaña navideña se ha adelantado este año casi dos semanas con respecto a la cita de 2019.
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El jueves por la tarde se encendió el alumbrado, con un coste aproximado de 300.000 euros y diseño de estreno para la calle Santiago, con sus arcos catedralicios. El alcalde, Óscar Puente, ha insistido en que la iluminación no será solo un revulsivo para el comercio, sino también un incentivo «psicológico» que aportará algo de «normalidad» a unas navidades extrañas. La concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo, defiende que la iluminación será un «motor de alivio» y un «atractivo para salir a la calle con responsabilidad y promocionar el comercio de proximidad». «Así, se intentará compensar con las ventas de Navidad un año muy duro».
El comercio está a la expectativa del comportamiento del consumidor, de si afrontará la campaña con el pesimismo que se arrastra junto a la pandemia o le pondrá una nota de optimismo para cerrar un año nefasto. «El gasto puede ser similar o inferior al del año pasado. Será muy difícil que sea superior», reconoce Alejandro García Pellitero, presidente de Avadeco.
«Los ingresos de muchas familias dependen de sectores que han sido muy castigados por los cierres forzosos –como la hostelería o el comercio– y muchas empresas han reducido turnos. El poder adquisitivo de muchos hogares este año es menor», apunta GarcíaPellitero, quien advierte de que tal vez las compras navideñas este año se adelanten.
«Puede que noviembre ayude a mejorar las cifras de la temporada de Navidad. Ahora estamos con al campaña del bono del comercio de proximidad, con descuentos por compras. Los centros comerciales están cerrados y puede que eso incentive el consumo en el pequeño comercio. Nos podemos llevar una sorpresa ahí. Y, a lo mejor, el daño colateral por el cierre de la hostelería pueda hacer que ese dinero se dedique al comercio», añade.
Son cábalas, en todo caso, en medio de la incertidumbre. Lo que sí que puede ocurrir este año es que las compras se adelanten, que el cliente las anticipe ante el temor a nuevos cierres o restricciones. También para evitar las aglomeraciones de última hora.
«El regalo familiar se va a hacer, con independencia de la situación. Pero a lo mejor los amigos invisibles no se compran hasta el último momento, en función de cómo avance la crisis», indica María Balsa, secretaria general de Avadeco.
En esos incentivos previos jugará un papel importante el 'black friday', que cada año gana más cuota de mercado y que se ha convertido ya en el punto de partida de la campaña navideña. «El comercio local tiene que apostar de forma clara por la venta a través de Internet. Tenemos que usar esas herramientas. La web y las redes sociales son un escaparate más. El 'whatsapp' es una vía para estar en contacto con los clientes», indica Jesús Herreras, presidente de Fecosva, quien recuerda que hay sectores del comercio especialmente golpeados de cara a la Navidad. El primero es el textil de eventos. Después de un año sin casi bodas, ceremonias, cenas de gala o fiestas de todo tipo, se camina hacia una Navidad sin cotillones, sin celebraciones. «Muchas tiendas que basaban sus ventas en este tipo de ropa han tenido que reconvertirse al 'sport' para sobrevivir», indica Herreras. El comercio confiará, eso sí, un año más en su campaña del árbol de los deseos.
«Hay una incertidumbre enorme en el sector», asegura José Daniel Posadas, presidente de la asociación de empresarios de supermercados de Castilla y León (Asucyl). «Tal vez podríamos pensar que las compras se podrían adelantar, pero no sabemos cómo se comportará el consumidor», añade. «Y tampoco conocemos las restricciones a las que tendremos que hacer frente en adelante. Ahora mismo, hay limitaciones de venta en las grandes superficies y productos que no podemos ofrecer», añade Jesús Cuadrado, de Carrefour.
¿Puede que el límite a las reuniones familiares, que se celebren menos cenas o comidas numerosas, afecte a la venta de determinados productos, como el marisco o el lechazo? «Hay que ser muy prudentes y ver cómo evolucionan las distintas restricciones que se puedan aplicar», apunta Javier Pastor, gerente de Mercaolid, el principal centro de distribución alimentaria de Castilla y León. «Hay productos que se han visto muy castigados durante la pandemia, y especialmente con el cierre de la hostelería, como los pescados y carnes nobles, el marisco. Potencialmente, esos productos pueden verse premiados o compensados en el consumo doméstico la próxima Navidad», augura Pastor.
Pero, avisa de que eso dependerá mucho «de las restricciones que se hagan al número de personas que se pueden reunir y también al comportamiento sociológico respecto al miedo al contagio». Porque tal vez haya menos reuniones familiares. O menos numerosas. Frente a estos productos más extraordinarios en las mesas vallisoletanas, hay otros que han encontrado su mercado y que se han vendido en mayor cantidad. Ahora, por ejemplo, ocurre con la naranja, «que ha empezado noviembre con una fuerza extraordinaria», indica Pastor. Y sí, también el papel que juegue la hostelería –si podrá abrir o no– será clave para las ventas gestionadas desde Mercaolid.
«El 30% de la facturación de los negocios de hostelería depende de la Navidad», asegura María José Hernández, presidenta de los hosteleros. El sector vive un otoño más que complicado, ya que ha empezado con barras y locales cerrados, y arrastra un año «catastrófico». Hay negocios (los vinculados con el ocio nocturno) que acumulan varios meses de clausura.
Para estos, las fiestas, los cotillones, las quedadas navideñas podrían haber sido un ligero salvavidas, una tablita en mitad del océano, si no hubiera tenido lugar la segunda ola. La restauración vivirá un diciembre bajo mínimos, incluso aunque pueda abrir.
Por estas fechas, tal vez un poco antes, «nada más terminar el puente de los Santos», los teléfonos de los restaurantes echaban humo con reservas para las cenas de Navidad, las reuniones de amigos, las quedadas de empresa. Este año, toda esa actividad quedará reducida al mínimo. Nada de grandes reuniones de compañeros de trabajo en torno a un menú especial y quizá con el amigo invisible de postre. «Hay muchos asociados de restauración que tenían reservas para fechas señaladas, como comidas el 6 de enero, que están anulando porque a estas alturas no sabemos si podremos abrir», reconoce Hernández.
También esto puede afectar a la venta de dulces típicamente navideños. Álvaro forma parte de la sexta generación de Dulces Galicia, empresa tordesillana responsable de los polvorones El Toro. «Estamos produciendo de forma habitual, como cualquier otra Navidad. Sí que notamos que los pedidos de los distribuidores son ahora más pequeños. Si antes se llevaban 15 palés para toda la campaña, ahora te compran cuatro y luego vuelven a por más cuando lo necesitan», explica Álvaro Galicia.
La empresa ha lanzado este año un producto navideño más, que se suma a sus tradicionales polvorones, a los toritos y a la pasta para sopa de almendra. Esta Navidad, además, polvorón de almendra, «con una textura más crujiente». «Trabajamos en la incertidumbre. No sabemos si esto nos afectará, porque puede haber menos reuniones familiares. O, a lo mejor, al haber menos comidas y cenas en bares y restaurantes, fuera de casa, sube el consumo en el hogar», aventura.
Maribel de Castro, de Casa Brígida, tienda que vende dulces navideños y productos 'delicatessen' en la calle Platerías, ha llenado sus mostradores con todo tipo de productos, «algunos con menos cantidad que otros años», hasta ver cómo va la campaña. «Tal vez a la alimentación no le afecte tanto. Las comidas de Navidad se van a seguir celebrando. A lo mejor con menos comensales juntos, pero imagino que la gente, aunque con menos personas a la mesa, se seguirá reuniendo».
Además, aventura De Castro, las comidas de empresa vivirán una mutación. No serán las grandes reuniones de todos los empleados, «pero supongo que los compañeros más cercanos, si ponen el límite de seis serán seis, se reunirán en la casa de alguno, en alguna bodega».
Esa incertidumbre por tantos compartida ha llegado también al obrador de Iborra, centenario de los turrones vallisoletanos. «La mayor parte de las ventas tiene lugar a partir del 5 de diciembre», evidencia Antonio Iborra, quien avanza que su taller no funciona al 100%, como años anteriores. Ha rebajado la producción a la espera de lo que pueda suceder. «Al tratarse de un producto artesano, su elaboración requiere un tiempo», reconoce Iborra, que mantiene intacta su carta de variedades. Porque, «para gustos, los sabores». Olos turrones. De almendra, yema, nata, chocolate... «Este verano hemos visto que hay gente que ha pasado olímpicamente, otros que han tenido mucho cuidado. Los hay que no salen de su barrio, que se han ido a vivir a un pueblo o que incluso no salen de casa. Habrá familias que estas Navidades no se reúnan». Por miedo. Y a lo mejor no es tan habitual una bandeja de dulces en una mesa con veinte personas juntas que con seis. «Lo que sí que ofrecemos es la posibilidad de pedidos en la web, a través de teléfono, envío a domicilio o recogida en tienda, para evitar colas o que tengan que esperar», explica Iborra.
No habrá el 5 de enero una Cabalgata multitudinaria que recorra el centro desde Filipinos hasta la Plaza Mayor. Pero el Ayuntamiento trabaja en alternativas «para que los niños vean a los Reyes Magos en la calle». «No serán actos virtuales, no será por Internet», certifica la concejala de Cultura, Ana Redondo. El Ayuntamiento estudia varias alternativas, «en función de las restricciones que haya en ese momento en vigor». «Serán diferentes formatos» y, aunque no lo han querido desvelar aún («seguimos trabajando en ello», aseguran) con toda probabilidad, se celebrarán en varios puntos de la ciudad.
«Queremos buscar la máxima normalidad posible y que los niños puedan vivir de cerca la ilusión de los Reyes Magos», indica Redondo.
Tampoco esta vez será posible participar en la Gabalgaza, que desde hace seis años acercaba a Papá Noel hasta Valladolid (con ediciones en Palencia, Zamora y León). «Para nosotros se había convertido en una cita ilusionante. La preparábamos con semanas y meses de antelación», aseguran desde la empresa Gaza, organizadora del desfile en el que participan más de 500 personas, entre actores, malabaristas, bailarines, patinadores, voluntarios. «Es imposible celebrarlo porque se acercan miles de personas, así que tenemos que confiar en que el próximo año podamos regresar a las calles», añaden los responsables de la Cabalgaza.
La ilusión infantil ya tiene objetivos en el catálogo de juguetes de Justo Muñoz, un clásico de la Navidad vallisoletana que ya está en la calle. «Queremos ver la campaña con optimismo. Tenemos los almacenes llenos de mercancías, con los juguetes ya etiquetados y habrá promociones puntuales, pero estamos ante las Navidad más inciertas de toda la historia», insiste Marina Muñoz, de Justo Muñoz, empresa que en estos días fuertes ve cómo dos de sus tiendas están cerradas por las restricciones en los centros comerciales.
«El comercio vive un momento muy difícil», certifica. La Navidad supone el 70%de la facturación el sector juguetero. Productores, distribuidores y tiendas se han unido en una campaña que reclama su reconocimiento como sector esencial, «en virtud del derecho al juego del niño, reconocido por la ONU».
Las agrupaciones de jugueteros aspiran a este reconocimiento (ya obtenido en Italia) que les permita abrir como actividad esencial incluso en el caso de más estrictas restricciones. «Los niños han sufrido también la pandemia, de forma muy dura desde el punto de vista psicológico, con una primavera sin clase», recuerda Muñoz, quien atisba un adelanto de las compras «por miedo a lo que pueda pasar». «No se quieren dejar las compras para última hora, por si hay nuevos cierres o aglomeraciones», añade.
«Hace quince años, a lo mejor el 25% de las empresas del polígono de San Cristóbal dedicaban la Navidad a hacer algún regalo a sus empleados. La cifra ha caído todos los años. Y este será testimonial», asegura Atilano Ingelmo, gerente de Rubí 5, empresa especializada en regalos publicitarios y promocionales de empresa. En este pandémico 2020 «se llevan especialmente los productos anticovid, como las mascarillas serigrafiadas, los portamascarillas, los dispensadores de gel o los bolis higienizantes». «Pero los regalos de las empresas a sus trabajadores han quedado en algo testimonial». Desde las firmas especializadas en la preparación de cestas de Navidad, confían en que, pese a la situación de muchos negocios, la tradición permanezca y que el dinero ahorrado en fiestas o celebraciones navideñas revierta en las cestas a los trabajadores.
Esta será una Navidad sin los villancicos como banda sonora. Al menos, sin los que interpretan las corales vallisoletanas que, de forma habitual, participaban en el encuentro Domicio Cuadrado (que este año habría celebrado su edición número 21 en la iglesia de San Miguel y San Julián) o la muestra de corales de Las Francesas, en la que el año pasado participaron 19 agrupaciones. Entre ellas, la Coral Harmonía.
Su presidenta, Isabel Vallinoto, lamenta que la pandemia haya apagado los villancicos. «Nos hemos planteado cantar en la calle, al aire libre, de alguna manera. Pero no creo que sea posible. Lo más seguro es que tengamos que esperar hasta el año que viene», asegura Vallinoto.
La coral ensaya todas las semanas en el salón de actos del seminario, un espacio amplio que les permite guardar distancia de seguridad. Y siempre con mascarilla. El coronavirus les dio un susto en marzo, al inicio de la pandemia. «Ensayábamos antes en la residencia de mayores de Parquesol y varios de los componentes del coro estuvimos con coronavirus. Hubo tres ingresados en el hospital». Entre ellos, Isabel. Así que, conscientes de lo que supone la enfermedad, prefieren ser cautos. «No tenemos programadas actuaciones en las próximas semanas. Pero seguimos ensayando, porque cantar nos viene muy bien, la verdad».
El Ayuntamiento ha confirmado que no habrá recitales de música navideña.
Otra cita fundamental es la ruta de los belenes, que este año habrá que visitar con medidas extremas de seguridad, límite de aforo en las salas y mil precauciones. Ricardo Rodríguez, presidente de la Asociación Belenista Castellana, explica que su colectivo será el responsable del montaje que pueda verse en la sala de exposiciones de la Diputación. «Recuperaremos el de años anteriores, porque no hemos podido trabajar previamente durante varios meses, por culpa de la pandemia». Aún así, montarán el belén «para que no se pierda una de las señas de identidad de la Navidad». Además, también este año han convocado el concurso de nacimientos y pesebres, en el que participaron 40 personas y familias el año pasado. «Damos la opción de que el jurado lo visite o que el autor mande fotos y vídeos de su propuesta, si no quiere que nadie entre en su casa», recuerda Rodríguez.
La Organización de Organizaciones artesanas de Castilla yLeón (Foacal) sí que ha convocado las bases para el montaje de las ferias navideñas que ofrecen sus productos en la Plaza Mayor y en Portugalete. El mercadillo que se instala a los pies del Conde Ansúrez, con productos navideños, y que este año alcanzará su cuarta edición, abrirá sus casetas de madera el 28 de noviembre. Además, en Portugalete tendrá lugar la feria de artesanía, del 18 de diciembre al 5 de enero. Y habrá, como es habitual, un tercer mercadillo en Recoletos.
«La experiencia de la Feria de Libro nos ha servido para controlar aforos y comprobar que se pueden celebrar con todas las medidas de seguridad», apunta Ana Redondo, concejala de Cultura y Turismo, quien recuerda que se reforzará la música ambiente de Navidad.
También se trabaja con la esperanza de montar la pista de hielo en la Cúpula del Milenio y se ha confirmado la instalación del tiovivo en la Plaza Mayor (se quieren vender los tiques a través de Internet y evitar así hacer cola). También llegarán los carruseles en los barrios. Félix Galicia, presidente de la asociación de feriantes, recuerda que estas atracciones funcionarán con todas las medidas de seguridad: «Desinfección de los aparatos, hidrogeles, la obligación de llevar mascarillas, aforo al 50%...». Galicia entiende que el montaje de los carruseles «será un balón de oxígeno» para un sector muy castigado por la crisis de la covid. «No trabajamos desde carnavales, porque se suspendió la Semana Santa, San Pedro Regalado, las fiestas de agosto y de septiembre. Será un ligero alivio para un pequeño número de familias», reconoce. Pero la situación ha hecho que haya clásicos que se caigan del programa, como Navival, el parque infantil de la Feria de Valladolid. Aunque la organización ha trabajado hasta el último momento en su celebración, «a fecha de hoy no está previsto» que se pueda llevar a cabo, confirmaron desde la institución ferial.
También la pandemia puede afectar a las numerosas campañas solidarias típicas de estas fechas. El Banco de Alimentos ya ha avisado de la cancelación de sus operaciones kilo (en torno a 250 en los meses de noviembre y diciembre) y solicita que las aportaciones sean económicas y no en kilos de comida. Otras entidades han tenido que modificar sus campañas habituales. Cruz Roja organiza cada año una gran recogida de juguetes para familias desfavorecidas. En torno a esta cita solía programas galas benéficas en la capital (en el centro cívico Vicente Escudero) o en varios pueblos (como Tudela) que este año se han cancelado. Pero la campaña sigue adelante.
La ONG continúa recogiendo juguetes nuevos, no bélicos y no sexistas, explica Manuel Castellanos, director de Cruz Roja Juventud. «Trabajamos con familias en riesgo de exclusión y, este año, son más los hogares con niños que recibirán un juguete, por la situación económica provocada por el coronavirus», indica Castellanos. Los interesados en colaborar pueden donar sus juguetes en Cruz Roja (calle Pólvora) o hacer una aportación económica a través de un SMS (Juguete al 38088) en el 900104971 o en la web susderechosenjuego.com. Esta campaña es más visible en Navidad, pero se prolonga a lo largo de todo el año y esta primavera tuvo una versión especial cuando, en pleno confinamiento, se acercaron juguetes colaborativos, para jugar en familia, a los hogares más desfavorecidos.
«Las celebraciones religiosas se harán de acuerdo con las normas que en cada momento fijen las autoridades», apunta Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid. Por ejemplo, con límite de aforo en los templos, medida que afectará también a los días más señalados, como la misa del gallo o la de Navidad, más deslucida este año al no contar con el apoyo musical de corales. «Van a ser unas navidades extrañas, pero no debemos dejar de lado el importante componente familiar. Aunque no podamos reunirnos de forma física, hay que estar acompañados y no dejar a nadie de lado estos días», indica Argüello.
Loterías y Apuestas del Estado prevé que los vallisoletanos tentarán este año al Gordo de Navidad con casi cuatro décimos por personal. La entidad ha consignado décimos por valor de 78,79 euros en Valladolid (solo en Salamanca, entre las provincias de la región, está previsto que se gasten menos dinero). Castilla y León sigue a la cabeza como la región donde Loterías espera vender más décimos por persona. Pero ya ha avisado de un descenso en las ventas (al menos en el ritmo de ventas) con respecto al año pasado. Hay menos décimos compartidos con compañeros de trabajo y también menos participaciones, con la actividad de asociaciones y grupos deportivos bajo mínimos por la pandemia.
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Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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