José Carlos Pastor, catedrático de Oftalmología, investigador y fundador del IOBA
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José Carlos Pastor, catedrático de Oftalmología, investigador y fundador del IOBA
«Estoy muriéndome con todo el conocimiento»José Carlos Pastor se toma la vida muy en serio, por eso bromea hasta con su enfermedad: «Porque de nada me va a servir llorar, estar triste». Así que su filosofía es la de disfrutar de los muchos ratos buenos que aún tiene «y la ... de luchar como un jabato, lucho con todas mis fuerzas pero tengo un cáncer de próstata con metástasis y el porcentaje de supervivencia es del 30% a los cinco años. Yo llevo dos. Así que cuando me preguntan cómo estoy, soy claro: Muriéndome con todo el conocimiento. No lo he elegido, es lo que me toca y voy a luchar».
Así que se ha sometido a numerosos tratamientos que le han robado el pelo y apenas le han dejado huella de su característico bigote; pero ahí está su viva imagen. Y cuenta que «la última terapia, muy recientita, es con Lutecio 177 radiactivo unido a PSMA; pero no doy luz. Yo esperaba que de noche se me iluminara en plan fluorescente el cuerpo; pero nada». Y mantiene el humor ocurra lo que ocurra.
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Ana Santiago
Así que disfruta de sus cuatro hijos –Carlos, Salva, Sara y Ana–, de su mujer Margarita y de «mi vieja mascota Gos que es 'perro' en catalán», aclara. Y de los grandes paseos en bicicleta. Se niega a comprar una eléctrica y pedalea kilómetros y kilómetros, 32 el último domingo hasta Wamba. Allí «hay un bar con muchas cosas muy buenas y me dijo la dueña que lo mejor era un torrezno para seguir con la vuelta, que era la mejor barra energética y es natural –ríe– y es verdad. Así fue».
De su vida profesional se queda con todo. Docencia, investigación y clínica «deberían ser una triada inseparable. La investigación hay que aplicarla, esa es su utilidad y los procesos diagnósticos y tratamientos hay que enseñarlos y conocerlos en consulta. No entiendo los unos sin los otros».
Y aunque los años noventa fueron duros por todo el conflicto con la Universidad de Valladolid y la puesta en marcha de los estudios de Óptica-Optometría, «también ha habido buenos tragos, muchos. Sobre todo porque nos hemos sentido apoyados por la sociedad. Por la mayor parte de la gente porque no vendemos humo en el IOBA, porque hay coherencia y eso nos ha traído el respeto y el cariño de las personas. Nos llega también por las redes sociales y eso es muy agradable. Y ahora los ópticos ya forman parte de Sacyl y muchos trabajan en el IOBA, hay becas pre y postdoctorales...».
Treinta años cumplirá el IOBA este año, un instituto con reconocimiento nacional e internacional, a donde acuden los pacientes para casos difíciles o en busca de una segunda opinión. Sin embargo, de esta parte dulce, el doctor Pastor ha disfrutado poco. «No he tenido tiempo. Me jubilé a los 70 años. Soy emérito en Sacyl y en la UVA pero me llegó el cáncer, los tratamientos y el resto del tiempo lo he tenido que dedicar a tener la espada en alto por si acaso», y el humor habitual se le tiñe ligeramente de la amargura de la injusticia;pero sigue dispuesto a disfrutar de cada segundo.
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