«No hay semana en la que no nos lleguen varios casos de víctimas de ciberestafa», asegura Víctor P., jefe del Grupo de Investigación Tecnológica y contra la Propiedad Intelectual e Industrial de la Jefatura Superior de Policía de Castilla y León. En Valladolid, notan ... una tendencia paulatina y al alza del aumento de personas que caen en las malas artes de aquellos que se enmascaran tras la red con fines ilícitos, los de conseguir el dinero ajeno.
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Hace apenas una semana la Policía Nacional detuvo en la capital a una mula de dinero que trabajaba para una organización que se dedicaba a realizar estafas a través de la banca 'on-line'. El Cuerpo vallisoletano tuvo un papel crucial en la identificación de numerosos implicados en esta operación en la que fueron arrestadas 207 personas por defraudar más de 830.000 euros, en parte gracias a las denuncias interpuestas por víctimas vallisoletanas. Ha sido uno de los últimos arrestos de estas mulas 2.0. pero ni de lejos el único. En lo que va de año los agentes han localizado y detenido a 11 mulas bancarias solo en Valladolid y gracias a sus investigaciones han logrado que medio centenar terminase encausado por estafa o blanqueo.
Son el escalón más bajo de las redes de estafa por Internet, pero a la vez son colaboradores necesarios para que estas puedan operar. «Se trata de personas que son captadas para que sean las titulares de las cuentas bancarias receptoras del dinero de las víctimas de fraude. Una vez que lo reciben, lo mueven para que la policía no bloquee las cuentas y el rastreo sea más complicado, por eso son colaboradores necesarios», explica el jefe de la Unidad especializada en ciberdelitos.
La mulas pueden ser captadas de varias formas y por lo general se trata de personas de un bajo perfil económico que tiene la necesidad de conseguir dinero rápido y fácil. «Normalmente suelen atraerlos de forma online con supuestas ofertas de empleo de trabajos muy sencillos, que requieren poco esfuerzo y por los que ofrecen una comisión a cambio, también les captan de forma directa, físicamente en bares o en la calle y en otras ocasiones de forma indirecta, ingresando el dinero en la cuenta de personas a las que luego se les informa de que ha sido un error y se les da una serie de indicaciones, en algunos casos no son conscientes de su papel en la organización», añade el investigador.
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Sí, se puede caer en la trampa de ser captado como mula bancaria sin ser consciente de ello. De hecho, hace poco han tratado un caso de 'captación por error' de una mujer a la que habían ingresado en su cuenta 4.000 euros, se pusieron en contacto con ella haciéndose pasar por su compañía de teléfono y le pidieron que realizara una transferencia para subsanar el error, le bonificarían con 300 euros por las molestias. «La mujer se puso en contacto con nosotros de inmediato e hizo lo correcto, porque colaboró desde el primer momento con la Policía Nacional y en ese caso no hay responsabilidad penal alguna, ya que se puede bloquear el dinero y que sea devuelto a la víctima», puntualiza el jefe del Grupo de Investigación Tecnológica.
De no ser así, si colaboran o participan de alguna manera con las indicaciones que les hacen estas redes para mover el dinero, estarían siendo responsables de un delito de estafa o de blanqueo de capitales de forma imprudente. En el primer caso las penas oscilan entre los seis meses y los tres años y, en el segundo, por blanqueo de capitales, las condenas rondan desde el medio año hasta los dos.
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Al detectar un incremento de las víctimas de estafas económicas mediante la suplantación con fines maliciosos, la Policía Nacional de Valladolid lanza una serie de consejos para evitar que las personas puedan caer en la trampa y perder su dinero.
«Desconfiar de todos los correos y los mensajes de texto procedentes de direcciones desconocidas y asegurarnos de la seguridad de las páginas mirando la URL y el símbolo del candado, por ejemplo», advierte el investigador. No se debe acceder nunca al banco porque hayan contactado antes con nosotros por vía telefónica o por SMS y nos soliciten información, «el banco nunca nos va a pedir ningún dato, ni clave y lo mejor en estos casos es colgar y llamar nosotros buscando el número de la sucursal, porque enmascaran los números de teléfono», añade el agente.
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Sofía Fernández
Aconseja además pararse un segundo y pensar lo que estamos haciendo. «Siempre van a meter prisa, a amenazar con que vamos a perder dinero, utilizan una ingeniería social y cuentan con una habilidad que hace que incluso caigan en la trampa personas altamente cualificadas como empresarios o economistas, entre otros perfiles. Nadie está libre de caer y realmente si la gente siguiera estos consejos, no habría víctimas cada semana como las que llegan a comisaría», señala.
En el Grupo de Investigación Tecnológica de Valladolid comenzó con dos agentes en 2008, ahora son nueve efectivos los que se dedican a cazar a los ciberdelincuentes, aunque el jefe de la unidad hace especial hincapié en la necesidad de destinar más medios y recursos para que este tipo de Grupos sigan aumentando tal y como está previsto en Valladolid.
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Phishing: Fraude informático que consiste en el envío masivo de correos electrónicos o mensajes de texto en los que los ciberdelincuentes simulan ser una entidad legítima -como puede ser una entidad bancaria, un organismo público o una red social- con el objetivo de obtener información privada y poder proceder a la estafa.
Sim Swapping: El móvil se queda sin cobertura, inutilizable, como si careciese de Sim. Los estafadores logran acceder a los datos de la víctima a la que usurpan la identidad, después solicitan a las operadoras de telefonía un duplicado de la tarjeta y acceden a la banca online.
Smishing: Estafa personalizada en la que los ciberdelincuentes se hacen pasar por el propio banco. Se 'cuelan' en el hilo de mensajería de texto, suplantan la identidad de los trabajadores con llamadas -en las que también enmascaran los números de teléfono- y solicitan información para librarnos de una posible amenaza que acaba de sufrir nuestra cuenta.
Bizum Inverso: Las víctimas suelen ser personas que publican artículos en páginas de venta de segunda mano. A las que les llega un mensaje con la palabra 'Pago' como gancho y con el nombre del supuesto comprador del producto. Se solicita que acepte la operación, pero no se recibe el dinero sino que, en realidad, se autoriza una transferencia a otra cuenta. Los ingresos en Bizum no necesitan autorización.
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