Crimen machista en Valladolid
La mujer acuchillada por su marido en Pajarillos murió desangrada por las «múltiples» heridasCrimen machista en Valladolid
La mujer acuchillada por su marido en Pajarillos murió desangrada por las «múltiples» heridas«El fallecimiento de Mónica se produjo como consecuencia de múltiples heridas de arma blanca, consideradas la causa fundamental de la muerte. La pérdida de sangre produjo una disminución del líquido circulante efectivo, llevando a un estado circulatorio insuficiente para mantener el equilibrio celular, considerándose ... esta la causa inmediata. Las múltiples heridas encontradas son de tipo inciso punzante, producidas por el filo de un instrumento cortante y compatibles, por tanto, con heridas de arma blanca. De ellas, las heridas penetrantes en el tórax son todas potencialmente mortales». Esta es la conclusión que se desprende del informe de autopsia de la muerte de Mónica Álvarez a manos, presuntamente, de su marido, Juan Carlos San José en agosto del año pasado.
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Este documento, remitido recientemente al juzgado, incide en que las puñaladas en el tórax, algunas de gran profundidad, fueron las que provocaron el desangrado de la víctima, si bien las de la cabeza, el forense ha acreditado que se produjeron cuando Mónica ya había fallecido. Precisamente, el cadáver fue hallado con un cuchillo sin mango clavado en la zona del cuello, mientras que en el cráneo encontraron parte del filo de un segundo cuchillo que el sospechoso hubiera empleado para acabar con la vida de su pareja. «No es posible determinar la cronología de las heridas, pero sí se puede establecer que las últimas en realizarse son las de la cabeza y la herida cervical en la que se hallaba enclavada la hoja del cuchillo. Son lesiones de origen postmortal, producidas tras la muerte dada la total ausencia de infiltraciones hemorrágicas», continúa el informe forense.
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Asimismo, la víctima también presentaba cortes en las extremidades superiores, considerados de defensa al protegerse supuestamente de los ataques «sorpresivos» del agresor cuando Mónica se encontraba en el sofá del salón.
Por su parte, los primeros informes toxicológicos han arrojado un resultado negativo en las pruebas de cabello, para desacreditar un consumo habitual de droga en los últimos meses del presunto autor.
Además, la autopsia no ha podido concretar la hora exacta de la muerte, ya que tras el ataque mortal el sospechoso provocó tres incendios en la vivienda antes de abandonar el inmueble, situado en la calle Sisón del barrio de Pajarillos. Cogió el vehículo de su mujer y puso rumbo hasta Vigo. Llegó a la ciudad gallega en torno a las 4 o 5 de la madrugada, cuando los vecinos aún no habían dado la voz de alarma a los Bomberos de Valladolid.
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De hecho, ese aviso llegó sobre las 8:00 horas del 12 de agosto, momento en el que el Servicio de Extinción de Incendios encontró el cuerpo semicalcinado de Mónica y la primera de las armas del homicidio. Fue en ese instante cuando la Policía Nacional, en colaboración con la Municipal, inició la búsqueda del hombre, aunque este se encontraba ya en Vigo.
Su detención llegó por la tarde de ese fatídico lunes gracias a la intervención de la Policía Local de la ciudad gallega. En ese momento, confesó el crimen a los agentes. «He hecho algo muy malo. He matado a mi mujer con un cuchillo», afirmó. Se encontraron a Juan Carlos San José llorando en un local cercano a la iglesia de Bouzas, «muy nervioso y agitado». Portaba con él la cartera con la documentación de su mujer. Además, presentaba arañazos recientes en ambos brazos.
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Desde entonces, el investigado por asesinato, en prisión provisional, no ha declarado en ningún momento, ni ante la Policía Nacional, que se encargó del traslado desde Galicia hasta Valladolid, ni en sede judicial.
El informe forense por la muerte de Mónica Álvarez también ha desvelado que el presunto autor roció el cuerpo sin vida de la víctima con lejía y amoniaco, productos químicos con los que Juan Carlos San José, supuestamente, pretendía ocultar el cuerpo y eliminar posibles pruebas del crimen. Si bien todos esos elementos químicos no son acelerantes en los incendios, aunque sí que podrían haber provocado una intoxicación de haber permanecido alguien en las estancias afectadas por el fuego. De hecho, la ropa de Mónica, analizada por los forenses, presentaba tanto lejía como amoniaco.
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