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Se emplearon dos cuchillos de cocina. Esa es la principal hipótesis con la que trabaja la Policía Nacional en la investigación de la muerte de Mónica Álvarez a manos presuntamente de su marido, Juan Carlos San José, a mediados del mes de agosto en ... la calle Sisón de Pajarillos. A falta de confirmación por parte del forense, agentes de Homicidios hallaron clavado en el cuerpo de la víctima una de las armas blancas (sin mango), si bien encontraron también heridas en el cuerpo incompatibles con el filo de ese primer cuchillo.
Eso obligó a los policías a una segunda inspección ocular en el domicilio donde tuvieron lugar los hechos, ya que en el cráneo, tras un primer análisis al cuerpo, también encontraron clavada una pieza metálica. Un trozo de metal que podría ser, a falta de confirmación por parte de los servicios forenses, de un segundo cuchillo hallado en la cocina de la vivienda y al que le faltaba precisamente la punta del filo.
Avances en la investigación que se desprenden de los primeros informes policiales y en los que se acredita que Juan Carlos San José originó tres focos de incendios en tres estancias diferentes del 3º B del número 4 de la calle Sisón «con la intención de ocultar el cadáver y las pruebas». Empleó químicos para acelerar el avance de las llamas y otros productos como salfumán, si bien este no lo es considerado como tal y su efecto propició que el fuego no creciera en intensidad.
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Tras generar esos tres focos, de noche, el sospechoso abandonó la vivienda y Valladolid por la noche. Cogió el vehículo de su mujer y puso rumbo hasta Vigo. Llegó a la ciudad gallega en torno a las 4 o 5 de la madrugada, cuando los vecinos aún no habían dado la voz de alarma a los Bomberos.
De hecho, ese aviso llegó sobre las 8:00 horas del 12 de agosto, momento en el que el Servicio de Extinción de Incendios encontró el cuerpo semicalcinado de Mónica y la primera de las armas del homicidio. Fue en ese instante cuando la Policía Nacional, en colaboración con la Municipal, inició la búsqueda del hombre, aunque este se encontraba ya en Vigo.
Su detención llegó por la tarde de ese lunes gracias a la intervención de la Policía Local de la ciudad gallega. En ese momento, confesó el crimen a los agentes. «He hecho algo muy malo. He matado a mi mujer con un cuchillo», afirmó. Se encontraron a Juan Carlos San José llorando en un local cercano a la iglesia de Bouzas, «muy nervioso y agitado». Portaba con él la cartera con la documentación de su mujer. Además, presentaba arañazos recientes en ambos brazos.
Espontáneamente, manifestó a los agentes que «se encontraba muy mal» y confesó lo ocurrido. «He hecho algo muy malo. He matado a mi mujer con un cuchillo», recogía el atestado policial. Por todo ello, fue detenido y trasladado a la Comisaría de Vigo.
Al día siguiente fue trasladado hasta Valladolid y hasta el momento no ha prestado declaración, ni en sede policial ni judicial. Se decretó su ingreso en prisión tras imputarle delitos de homicidio, maltrato habitual, amenazas, incendio con riesgo grave para las personas y contra la seguridad vial. Las diligencias que se practiquen a lo largo de la instrucción determinarán si finalmente se le imputa un delito de asesinato.
A pesar de todo, la hora de la muerte de Mónica Álvarez no se ha podido aún concretar y será el informe forense el que la determine. Entre las hipótesis con las que trabaja la Policía Nacional se encuentra la posibilidad de que Juan Carlos llevara a cabo el ataque mortal un día antes, durante la noche del sábado. Se basan en las declaraciones de los vecinos que dejaron de oír a los perros de la víctima durante esa noche.
Precisamente, vecinos del inmueble y familiares han iniciado ya las declaraciones ante el Juzgado de Instrucción. Esa afirmación de los moradores del número 4 de la calle Sisón difiere con la declaración de una de las hermanas de Juan Carlos, que resaltó que durante la tarde del domingo mantuvo una conversación de trabajo con su cuñada por WhatsApp, si bien no se descarta que el investigado escribiera por ella cuando esta ya estaba muerta.
Se adelantó que los tres perros de Mónica Álvarez fallecieron por inhalación tras decretarse el incendio de la vivienda, sobre todo después de que aparecieran sin signos de violencia. Pero ese extremo tendrá que ser ratificado tras la autopsia a los animales. A pesar de todo, después de la declaración de los vecinos, no se descarta que los tres canes muriesen con anterioridad. Según los inquilinos del número 4 de la calle Sisón, los tres perros dejaron de hacer ruido («siempre se les escuchaba caminar», agregaron) la noche del sábado, 24 horas antes de que el investigado, Juan Carlos San José, emprendiera la huida hacia Vigo. Ese hecho supondría que los animales muriesen antes del ataque a la víctima.
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