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Muere Tanín, el fotógrafo que retrató a los cortadores taurinosNo acierta Julio Ángel Cano Antolín a precisar en qué momento su hermano Sebastián se «enamoró» de la fotografía. Hace memoria para intentar concretar cuándo, cómo y por qué le dio a Tanín, como le conocían de un modo cariñoso, por inmortalizar todo aquello que se cruzaba por su campo visual, pero lo acota a que «siempre ha sido su pasión». «Ha estado media vida haciendo fotos, más de veinte años seguro», cuenta.
Porque lo de este vallisoletano, que falleció el pasado día 22 a los 56 años tras una rápida enfermedad, con la cámara fue amor a primera vista. Comenzó «haciendo fotos en los toros hace muchísimos años», probando, nada profesionalizado, pero pronto se convirtió en un referente en el mundo taurino de la provincia, fundamentalmente en los concursos de cortes.
Otros obituarios
Todos querían que Tanín les captara realizando algún corte o quiebro al astado. «Hizo mucha amistad con los cortadores; una cosa llevó a la otra y empezó con otras cosas, otros ámbitos», anticipa Julio Ángel, en alusión a las otras dos 'materias' en las que centró su objetivo: el rugby femenino y las carreras populares. Todo ello, eso sí, a modo de 'hobby', durante los fines de semana o cuando no tuviera que trabajar.
Era Sebastián Cano, el segundo de cuatro hermanos (Juan José, Julio Ángel y Sonia), un hombre afable, cariñoso y muy querido, aunque «a veces un poquito gruñón». «Tenía un corazón grandísimo, le quería muchísima gente», ensalza Julio Ángel, que se erige portavoz de una familia «rota» por la temprana muerte de un hombre de esos que siempre gusta tener cerca, por bondad que irradiaba.
De hecho, dice, era una persona que se desvivía por los demás. Siempre arrimaba el hombro con «todo lo que hiciera falta», especialmente si se trataba de alguna cuestión relacionada con la Cofradía de la Preciosísima Sangre, a la que pertenece toda la familia «desde pequeños». Su implicación era tal que decidió meterse en la banda de la hermandad, en la familia de los vientos metales, ya fuera el trombón o el bombardino. «Ayudaba en todo lo que hacía falta. Subir y bajar el Cristo, ayudar a la gente... Estaba muy implicado; como nos gustaba el mundo y cambiaron el estilo que se tocaba, nos implicamos con la banda. Nos picó el gusanillo, pero al final lo tuvo que dejar por los dolores de espalda», explica Julio Ángel.
Será tanto para los Cano Antolín como para todos los cofrades de la Preciosísima Sangre una Semana Santa «muy dura y especial». «Sobre todo el Jueves Santo... Todos los de la hermandad nos conocen, era una persona muy querida y conocida, le tenían muchísimo aprecio y cariño concluye.
La noticia del fallecimiento de Sebastián Cano corrió como la pólvora por las redes sociales, que se han llenado de condolencias y muestras de cariño hacia sus seres queridos. Han sido mucho los aficionados a la tauromaquia y al deporte los que han querido lanzar «besos al cielo» para Tanín. «Gracias por tantos momentos inmortalizados. Las carreras no volverán a ser lo mismo sin ti», afirmaba una usuaria de Facebook. «Puedes descansar tranquilo, son muchas cosas buenas las que dejas en nuestros recuerdos y también en papel a través de tu inseparable cámara», añadía otro.
Familiares y amigos dieron el último adiós a Sebastián Cano Antolín el pasado día 23. Descanse en paz.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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