Obituario
Muere María Antonia Cerezo, la profesora que enseñó matemáticas durante décadas en el Sagrado CorazónObituario
Muere María Antonia Cerezo, la profesora que enseñó matemáticas durante décadas en el Sagrado CorazónHacía tiempo, desde aproximadamente principios de siglo, que se había retirado de la primera línea de la enseñanza, pero nunca llegó a desvincularse del colegio Sagrado Corazón La Anunciata de Valladolid. Iba a todos los actos que se convocaban -y que podía- y tampoco se ... perdía una cena de antiguos profesores. Incluso mantenía el contacto con alumnos y compañeros que, más tarde, se convertirían en amigos. Porque para María Antonia Cerezo Cortejoso el centro era su segunda casa.
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Una comunidad educativa que ahora llora la muerte, el pasado día 25 a los 90 años, de una maestra «de los pies a la cabeza» que durante décadas curtió a numersos alumnos, desde cero, en matemáticas. «Era todo corazón, una persona muy especial, con una forma de enseñar que te marcaba por la ilusión y el cariño que ponía», cuenta María Jesús Sanz, ya jubilada, que compartió con ella centro, primero como alumna y, más tarde, como compañera.
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Se conocieron en 1962, cuando María Jesús era estudiante y María Antonia docente, y la primera quedó desde ese momento prendada de su forma de educar. Hacía fácil lo difícil, las ecuaciones y cuentas matemáticas. «Cómo explicaba», se limita a decir. Pero su calidad y calidez humana era lo que realmente hacían de sus clases, algo especial. «No solamente destacaba por las cuestiones matemáticas, sino en el aspecto humano; estaba pendiente de todos los niños, de cuidarlos... Me emocionó toda», añade María Jesús Sanz.
Más tarde, María Jesús Sanz se licenció y pasó de alumna a compañera. Forjaron un vínculo tan estrecho que se convirtieron en íntimas amigas. «Para que te hagas una idea, mis hijos la llamaban 'abuela'. Era como de la familia», lamenta esta mujer, que remarca en varias ocasiones lo extremadamente «generosa» que era María Antonia, tanto a nivel personal como laboral. «Todo lo que podía, te lo daba. Era muy activa, muy dada a todo el mundo y tenía mucho genio, ¿eh? Pero lo encauzaba bien»», continúa.
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También le recuerda con cariño José Luis Varela, que compartió centro escolar con ella durante «seis o siete años». «Era lo contrario a mí en el sentido de que ella daba matemáticas y yo, latín. Éramos, entre comillas, enemigos íntimos, pero siempre nos llevamos muy bien», afirma este docente, al tiempo que recuerda que el trato con el claustro de profesorado, estudiantes y familias era «muy cercano y bueno».
A finales del siglo XX, María Antonia, que deja dos hijos (el tercero falleció hace un tiempo), nietos y biznietos, se jubiló, pero no dejó de acudir a las citas del café a media tarde o a todo acto que programaba, y que podía, el Sagrado Corazón La Anunciata.
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Familiares, amigos y compañeros de profesión dieron su último adiós a María Antonia Cerezo Cortejoso el pasado martes. Descanse en paz.
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